Cuando el corazón es joven la edad no es un límite
Con maletín en mano, vestimenta formal y una sonrisa en el rostro llega presuroso a clases Joaquín, un maestro de 74 años de edad, quien dejó de lado los prejuicios y temores para estudiar una carrera universitaria: Derecho. Hace dos años se inscribió en la facultad de Ciencias...



Con maletín en mano, vestimenta formal y una sonrisa en el rostro llega presuroso a clases Joaquín, un maestro de 74 años de edad, quien dejó de lado los prejuicios y temores para estudiar una carrera universitaria: Derecho.
Hace dos años se inscribió en la facultad de Ciencias Jurídicas y Políticas de la Universidad Autónoma Juan Misael Saracho (UAJMS) con el objetivo de cumplir uno de sus más grandes anhelos. Aunque su familia no estaba del todo de acuerdo porque temían que el estudio pudiese afectarle a la vista, “el profe” -como muchos lo conocen- no dudó e hizo su esfuerzo, y hoy está decidido a completar los 3 años que le faltan.
“Siempre ha sido un anhelo para mí salir de abogado, pero las condiciones no se han dado” dice Joaquín con voz pausada. Entonces optó por otra carrera que dominaba, Idiomas. Tenía amplio conocimiento del mismo, ya que a sus 12 años estudió esa lengua en uno de los institutos más reconocidos del país.
Es así que le dedicó 50 años de su vida a la docencia del nivel secundario. Hoy, esa vasta experiencia le es de gran utilidad, puesto que las lecciones de vida que él recibió se constituyen en su base para entender la amplia teoría de los libros y códigos que todo universitario de Derecho debe saber.
Lo complejo para él pasa por el manejo de los programas tecnológicos, o sea las aplicaciones que los docentes usan para el trabajo extra clase, como la plataforma Edmodo y otros. Sin embargo, ‘eso no es un obstáculo para quien quiere aprender’.
“Los docentes mandan tarea por Whats App y por internet, pero yo no domino porque yo soy a la antigua, aunque tengo mi laptop y me voy a actualizar, será ‘pinchaguita’”, comenta entre risas.
Pero este no es el único reto que le toca vivir, ya que la diferencia de edades con sus compañeros genera una especie de aislamiento.
“Quisiera que se vinculen más los jóvenes con los adultos porque nos tienen aislados, claro, no creo que sea una discriminación, ellos no tienen los mismos gustos que una persona de esta edad, ni nosotros tenemos los mismos gustos de la juventud porque esa etapa ya la hemos pasado, comprendo la situación, pero ellos deberían ayudar un poco a los adultos para que no se sientan aislados en el aula”, enfatiza Joaquín.
Al margen de ello, las anécdotas buenas siempre le sacan una sonrisa de satisfacción, ya que en el campus universitario encontró a sus ex estudiantes, quienes ahora fungen como funcionarios administrativos de la U e incluso docentes reconocidos.
Cuando concluya sus estudios, en tres años más, ‘el profe’ piensa ejercer la profesión de la Abogacía como Oficial de Registro Civil. “Cuando salga de la U me gustaría ser el que une matrimonios, el que hace certificados de nacimientos, porque está en su oficina y no es tan complicado como ser un político. No es tan peligroso porque uno hace lo correcto”, agrega con certeza.
De bioquímica farmacéutica a abogada
Pero esta historia no es la única pues, como Joaquín, existen otras personas que también quisieron recorrer este camino, tal es el caso de María Salomé Vargas, una doctora en Bioquímica y Farmacia.
En su juventud siempre quiso estudiar Derecho, pero por factores de tiempo no pudo hacerlo y así transcurrieron los años.
Nunca pensó que la dura experiencia de perder a un hijo sería lo que la impulsaría a hacer realidad ese sueño. “Con la pérdida de mi hijo me he quedado sola y bueno he dicho ‘voy a estudiar Derecho’, y eso me ha ayudado bastante, es como una terapia para mí que me hace olvidar”, expresa con cierta fragilidad en su voz.
Su hijo era su única familia y era quien la apoyaba con sus estudios, ya sea con el manejo de las redes o plataformas para los respectivos trabajos prácticos o simplemente con el apoyo moral. No obstante, tras el deceso, María Salomé tuvo que arreglárselas sola para adecuarse a la tecnología o en muchos casos se apoya de sus compañeros, con quienes tiene una excelente relación de amistad.
En la actualidad esta profesional de 55 años de edad cursa su cuarto semestre de carrera y se siente con la fortaleza de concluirla. Está cien por ciento dedicada al área académica, ya que lleva siete materias.
“Nosotros hemos entrado con la nueva malla curricular, en tercer año vamos a salir como Gestores Públicos, y ya cuando salgamos vamos a tener una especialidad. Yo me inclino a la materia penal, quiero ser penalista –dice con seguridad-. Soy bioquímica farmacéutica, entonces la materia criminalística, forense (Medicina Legal) me gusta mucho”, indica.
“No hay edad para estudiar”
Otra de las experiencias que se presentan en la carrera de Derecho, es la de Froilán Díaz Flores, un trabajador del área de servicio urbano de mudanzas, quien con 50 años de edad ya se encuentra en su octavo semestre de estudio, es decir, para el 2018 prevé graduarse como abogado.
“A los 46 años entré a Derecho. Desde la juventud he estado viendo que estudiar sería bueno. Durante todo ese tiempo de juventud he visto tanta injusticia de la sociedad y a consecuencia de eso decidí estudiar para ver de fondo como es el Derecho, cómo se debe aplicar la justicia”, cuenta Froilán, detrás de unos anteojos transparentes.
La vida le enseñó que no todo se cumple ‘a la primera’, pues cuando salió del colegio estudió Agronomía, sin embargo por factores económicos y familiares no pudo concluir esa carrera.
“Combinar el estudio y el trabajo es un poquito difícil porque de por medio hay familia y otros factores, pero no es imposible, sólo es cuestión de planificar y organizar mi tiempo”, asegura Froilán.
Desmitificando esa idea errónea de algunas personas que creen que la persona mayor ya no tiene esa capacidad de estudiar una carrera, este estudiante de 50 años refiere que no le ha sido complicado vencer estos cuatro años de estudio.
“Ciertamente, dicen que es complicado por la edad, que no podemos memorizar tan rápido, pero yo siempre me he abocado a leer, me encanta leer, entonces en base a eso he podido captar rápido lo que los docentes enseñan, es más, las experiencias que he tenido trabajando en instituciones públicas ha ayudado a que yo pueda captar fácilmente lo que nos explican”, enfatiza.
Froilán ha podido “encajar bien” en el espacio de la juventud. “Me siento un joven más”, dice antes de echarse a reír, y vuelve a ponerse serio para mencionar una frase que es su motor para concluir su carrera. “No hay edad para estudiar”.
Una vez que termine sus estudios, Froilán espera ser un analista político, ya que le gusta la rama del Derecho Constitucional, a esto se suma que ya conoce de la misma, pues hace muchos años fungió en el cargo de “Sub-prefecto” en la provincia Nor Cinti del departamento de Chuquisaca.
Es así como estas personas mayores y adultos mayores, nunca dejaron apagarse el anhelo de superación académica. El correr de los años los hizo más fuertes y hoy, son un ejemplo para muchos jóvenes estudiantes.
Alguien a quien no se olvida
Estudiantes y docentes de Derecho recuerdan con tristeza a don Juan de Dios, otro universitario de 78 años de edad, de oficio albañil, quien vio frustrado su objetivo de seguir sus estudios tras ser atropellado por una movilidad. Sus compañeros esperan que algún día vuelva a clases.
“Vienen con un propósito de servicio social”
No es sólo el deseo de superación personal lo que motiva a las personas mayores o adultos mayores a estudiar una carrera universitaria, sino el afán de brindar una ayuda a la sociedad, así lo confirma el vicedecano de la carrera de Derecho de la UAJMS, Edgar Ortiz, quien explica que a lo largo de tiempo que ejerce como docente conoció diferentes historias de vida.
“No es un afán meramente exclusivista de que ‘quiero ser profesional para yo destacarme’, noto que por detrás tienen un afán social”, señala Ortiz y agrega que muchas de las mujeres que estudian en la carrera ya están relacionadas en su vida laboral con actividades jurídicas en instituciones como la Defensoría de la Niñez y la Adolescencia u otros empleos relacionados con el ámbito judicial.
El Vicedecano agrega que otro grupo de personas mayores también decidió estudiar en la U para cumplir un sueño “trancado”, debido a que en su juventud no pudo hacerlo por diversas razones, pero hoy tienen la firme decisión de concluir sus estudios. No obstante, deben lidiar con factores como la falta de tiempo para los trabajos prácticos o asistencia a clases puesto que también deben trabajar para mantener a sus familias.
“Es costoso, para adultos y para jóvenes por el hecho de trabajar […]. Ellos están haciendo un sacrificio muy fuerte por todas esas consideraciones que están ocurriendo en sus vidas personales”, puntualiza Ortiz.
“Estudiante libre”
El rector de la UAJMS, Gonzalo Gandarillas, reconoce que para poder estudiar muchas personas deben trabajar, razón por la cual asegura que tras el cambio de modelo académico se implementará el programa “Estudiante Libre”.
“Es un programa que ahora se encuentra en etapa de elaboración y deberá ser aprobado por el Honorable Consejo Universitario, si éste lo aprueba el año 2019 estuviéramos iniciando”, asegura Gandarillas.
El rector refiere que ya se ha considerado las clases “semi-presenciales”, es decir, el aprovechamiento académico será a través de las redes, empero las pruebas, evaluaciones y trabajos deberán ser presentados de manera presencial.
Este programa, inicialmente no tendrá ningún costo, pretende ser concluido a finales de esta gestión. Se prevé implantar una serie de requisitos para que los estudiantes regulares puedan acogerse al mismo.
“LO QUE SOBRAN SON LAS
GANAS PARA ESTUDIAR”
Superación
Froilán Díaz, de 50 años de edad, cursa su cuarto año en la carrera de Derecho. Hasta la fecha ha asistido a sus clases de forma regular y su obstáculo más complejo es el tema tecnológico, sin embargo con esfuerzo e interés logra sobrellevar esta situación. Se ha podido adecuar perfectamente al espacio juvenil y asegura que no recibe discriminación por parte de sus compañeros por tema de edad.
Perseverancia
María Salomé Vargas es una profesional en Bioquímica y Farmacia. A sus 55 años de edad cursa el segundo año de Derecho. Al concluir sus estudios quiere especializarse en la rama de Penal.
La vida le ha puesto muchas pruebas, sin embargo ha sabido superarlas con mucho esfuerzo y perseverancia. Es una mujer jovial y decidida.
Estadísticas
Aunque no existen estadísticas segmentadas respecto a las edades de los estudiantes matriculados en la carrera de Derecho, el vicedecano de esta Facultad, Edgar Ortiz, calcula que al menos hay 120 personas que superan los 35 años de edad, de un total de 1.800 inscritos.
Sin embargo, reconoce que no todos asisten de forma regular, principalmente debido a cuestiones laborales.
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Hace dos años se inscribió en la facultad de Ciencias Jurídicas y Políticas de la Universidad Autónoma Juan Misael Saracho (UAJMS) con el objetivo de cumplir uno de sus más grandes anhelos. Aunque su familia no estaba del todo de acuerdo porque temían que el estudio pudiese afectarle a la vista, “el profe” -como muchos lo conocen- no dudó e hizo su esfuerzo, y hoy está decidido a completar los 3 años que le faltan.
“Siempre ha sido un anhelo para mí salir de abogado, pero las condiciones no se han dado” dice Joaquín con voz pausada. Entonces optó por otra carrera que dominaba, Idiomas. Tenía amplio conocimiento del mismo, ya que a sus 12 años estudió esa lengua en uno de los institutos más reconocidos del país.
Es así que le dedicó 50 años de su vida a la docencia del nivel secundario. Hoy, esa vasta experiencia le es de gran utilidad, puesto que las lecciones de vida que él recibió se constituyen en su base para entender la amplia teoría de los libros y códigos que todo universitario de Derecho debe saber.
Lo complejo para él pasa por el manejo de los programas tecnológicos, o sea las aplicaciones que los docentes usan para el trabajo extra clase, como la plataforma Edmodo y otros. Sin embargo, ‘eso no es un obstáculo para quien quiere aprender’.
“Los docentes mandan tarea por Whats App y por internet, pero yo no domino porque yo soy a la antigua, aunque tengo mi laptop y me voy a actualizar, será ‘pinchaguita’”, comenta entre risas.
Pero este no es el único reto que le toca vivir, ya que la diferencia de edades con sus compañeros genera una especie de aislamiento.
“Quisiera que se vinculen más los jóvenes con los adultos porque nos tienen aislados, claro, no creo que sea una discriminación, ellos no tienen los mismos gustos que una persona de esta edad, ni nosotros tenemos los mismos gustos de la juventud porque esa etapa ya la hemos pasado, comprendo la situación, pero ellos deberían ayudar un poco a los adultos para que no se sientan aislados en el aula”, enfatiza Joaquín.
Al margen de ello, las anécdotas buenas siempre le sacan una sonrisa de satisfacción, ya que en el campus universitario encontró a sus ex estudiantes, quienes ahora fungen como funcionarios administrativos de la U e incluso docentes reconocidos.
Cuando concluya sus estudios, en tres años más, ‘el profe’ piensa ejercer la profesión de la Abogacía como Oficial de Registro Civil. “Cuando salga de la U me gustaría ser el que une matrimonios, el que hace certificados de nacimientos, porque está en su oficina y no es tan complicado como ser un político. No es tan peligroso porque uno hace lo correcto”, agrega con certeza.
De bioquímica farmacéutica a abogada
Pero esta historia no es la única pues, como Joaquín, existen otras personas que también quisieron recorrer este camino, tal es el caso de María Salomé Vargas, una doctora en Bioquímica y Farmacia.
En su juventud siempre quiso estudiar Derecho, pero por factores de tiempo no pudo hacerlo y así transcurrieron los años.
Nunca pensó que la dura experiencia de perder a un hijo sería lo que la impulsaría a hacer realidad ese sueño. “Con la pérdida de mi hijo me he quedado sola y bueno he dicho ‘voy a estudiar Derecho’, y eso me ha ayudado bastante, es como una terapia para mí que me hace olvidar”, expresa con cierta fragilidad en su voz.
Su hijo era su única familia y era quien la apoyaba con sus estudios, ya sea con el manejo de las redes o plataformas para los respectivos trabajos prácticos o simplemente con el apoyo moral. No obstante, tras el deceso, María Salomé tuvo que arreglárselas sola para adecuarse a la tecnología o en muchos casos se apoya de sus compañeros, con quienes tiene una excelente relación de amistad.
En la actualidad esta profesional de 55 años de edad cursa su cuarto semestre de carrera y se siente con la fortaleza de concluirla. Está cien por ciento dedicada al área académica, ya que lleva siete materias.
“Nosotros hemos entrado con la nueva malla curricular, en tercer año vamos a salir como Gestores Públicos, y ya cuando salgamos vamos a tener una especialidad. Yo me inclino a la materia penal, quiero ser penalista –dice con seguridad-. Soy bioquímica farmacéutica, entonces la materia criminalística, forense (Medicina Legal) me gusta mucho”, indica.
“No hay edad para estudiar”
Otra de las experiencias que se presentan en la carrera de Derecho, es la de Froilán Díaz Flores, un trabajador del área de servicio urbano de mudanzas, quien con 50 años de edad ya se encuentra en su octavo semestre de estudio, es decir, para el 2018 prevé graduarse como abogado.
“A los 46 años entré a Derecho. Desde la juventud he estado viendo que estudiar sería bueno. Durante todo ese tiempo de juventud he visto tanta injusticia de la sociedad y a consecuencia de eso decidí estudiar para ver de fondo como es el Derecho, cómo se debe aplicar la justicia”, cuenta Froilán, detrás de unos anteojos transparentes.
La vida le enseñó que no todo se cumple ‘a la primera’, pues cuando salió del colegio estudió Agronomía, sin embargo por factores económicos y familiares no pudo concluir esa carrera.
“Combinar el estudio y el trabajo es un poquito difícil porque de por medio hay familia y otros factores, pero no es imposible, sólo es cuestión de planificar y organizar mi tiempo”, asegura Froilán.
Desmitificando esa idea errónea de algunas personas que creen que la persona mayor ya no tiene esa capacidad de estudiar una carrera, este estudiante de 50 años refiere que no le ha sido complicado vencer estos cuatro años de estudio.
“Ciertamente, dicen que es complicado por la edad, que no podemos memorizar tan rápido, pero yo siempre me he abocado a leer, me encanta leer, entonces en base a eso he podido captar rápido lo que los docentes enseñan, es más, las experiencias que he tenido trabajando en instituciones públicas ha ayudado a que yo pueda captar fácilmente lo que nos explican”, enfatiza.
Froilán ha podido “encajar bien” en el espacio de la juventud. “Me siento un joven más”, dice antes de echarse a reír, y vuelve a ponerse serio para mencionar una frase que es su motor para concluir su carrera. “No hay edad para estudiar”.
Una vez que termine sus estudios, Froilán espera ser un analista político, ya que le gusta la rama del Derecho Constitucional, a esto se suma que ya conoce de la misma, pues hace muchos años fungió en el cargo de “Sub-prefecto” en la provincia Nor Cinti del departamento de Chuquisaca.
Es así como estas personas mayores y adultos mayores, nunca dejaron apagarse el anhelo de superación académica. El correr de los años los hizo más fuertes y hoy, son un ejemplo para muchos jóvenes estudiantes.
Alguien a quien no se olvida
Estudiantes y docentes de Derecho recuerdan con tristeza a don Juan de Dios, otro universitario de 78 años de edad, de oficio albañil, quien vio frustrado su objetivo de seguir sus estudios tras ser atropellado por una movilidad. Sus compañeros esperan que algún día vuelva a clases.
“Vienen con un propósito de servicio social”
No es sólo el deseo de superación personal lo que motiva a las personas mayores o adultos mayores a estudiar una carrera universitaria, sino el afán de brindar una ayuda a la sociedad, así lo confirma el vicedecano de la carrera de Derecho de la UAJMS, Edgar Ortiz, quien explica que a lo largo de tiempo que ejerce como docente conoció diferentes historias de vida.
“No es un afán meramente exclusivista de que ‘quiero ser profesional para yo destacarme’, noto que por detrás tienen un afán social”, señala Ortiz y agrega que muchas de las mujeres que estudian en la carrera ya están relacionadas en su vida laboral con actividades jurídicas en instituciones como la Defensoría de la Niñez y la Adolescencia u otros empleos relacionados con el ámbito judicial.
El Vicedecano agrega que otro grupo de personas mayores también decidió estudiar en la U para cumplir un sueño “trancado”, debido a que en su juventud no pudo hacerlo por diversas razones, pero hoy tienen la firme decisión de concluir sus estudios. No obstante, deben lidiar con factores como la falta de tiempo para los trabajos prácticos o asistencia a clases puesto que también deben trabajar para mantener a sus familias.
“Es costoso, para adultos y para jóvenes por el hecho de trabajar […]. Ellos están haciendo un sacrificio muy fuerte por todas esas consideraciones que están ocurriendo en sus vidas personales”, puntualiza Ortiz.
“Estudiante libre”
El rector de la UAJMS, Gonzalo Gandarillas, reconoce que para poder estudiar muchas personas deben trabajar, razón por la cual asegura que tras el cambio de modelo académico se implementará el programa “Estudiante Libre”.
“Es un programa que ahora se encuentra en etapa de elaboración y deberá ser aprobado por el Honorable Consejo Universitario, si éste lo aprueba el año 2019 estuviéramos iniciando”, asegura Gandarillas.
El rector refiere que ya se ha considerado las clases “semi-presenciales”, es decir, el aprovechamiento académico será a través de las redes, empero las pruebas, evaluaciones y trabajos deberán ser presentados de manera presencial.
Este programa, inicialmente no tendrá ningún costo, pretende ser concluido a finales de esta gestión. Se prevé implantar una serie de requisitos para que los estudiantes regulares puedan acogerse al mismo.
“LO QUE SOBRAN SON LAS
GANAS PARA ESTUDIAR”
Superación
Froilán Díaz, de 50 años de edad, cursa su cuarto año en la carrera de Derecho. Hasta la fecha ha asistido a sus clases de forma regular y su obstáculo más complejo es el tema tecnológico, sin embargo con esfuerzo e interés logra sobrellevar esta situación. Se ha podido adecuar perfectamente al espacio juvenil y asegura que no recibe discriminación por parte de sus compañeros por tema de edad.
Perseverancia
María Salomé Vargas es una profesional en Bioquímica y Farmacia. A sus 55 años de edad cursa el segundo año de Derecho. Al concluir sus estudios quiere especializarse en la rama de Penal.
La vida le ha puesto muchas pruebas, sin embargo ha sabido superarlas con mucho esfuerzo y perseverancia. Es una mujer jovial y decidida.
Estadísticas
Aunque no existen estadísticas segmentadas respecto a las edades de los estudiantes matriculados en la carrera de Derecho, el vicedecano de esta Facultad, Edgar Ortiz, calcula que al menos hay 120 personas que superan los 35 años de edad, de un total de 1.800 inscritos.
Sin embargo, reconoce que no todos asisten de forma regular, principalmente debido a cuestiones laborales.
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