Urzagasti, el escritor que brilló desde las entrañas del Chaco
Jesús Urzagasti Aguilera dejó un gran legado literario. Campo Pajoso (Yacuiba) lo vio nacer un 15 de octubre de 1941. Sus padres Alberto Urzagasti y María Aguilera fueron agricultores. Sus obras tienen el honor de ser consideradas las mejores del país, pero brilla una en particular. Su...



Jesús Urzagasti Aguilera dejó un gran legado literario. Campo Pajoso (Yacuiba) lo vio nacer un 15 de octubre de 1941. Sus padres Alberto Urzagasti y María Aguilera fueron agricultores. Sus obras tienen el honor de ser consideradas las mejores del país, pero brilla una en particular.
Su nombre es “Tirinea”, ésta fue elegida entre las 10 mejores novelas de la literatura boliviana. Tirinea es un espacio inventado, cuyo nombre se le vino al escritor en un sueño. El joven Fielkho, el protagonista de su obra, elige la palabra “Tirinea” para referirse a un diario. Durante la novela Fielkho toma limonadas al ritmo de las sonatas de Bach junto al Viejo, el otro protagonista de la novela de Urzagasti.
Pero además de Tirinea, el autor ha escrito siete novelas. En el país del silencio (al inglés por Kay Pritchett y publicada por la editorial de la Universidad de Arkansas/1994), De la ventana al parque (reeditada por la UNAM/México e incluida en la serie Rayuela Internacional) al italiano por Claudio Cinti para la colección Sinopia, Los tejedores de la noche, Un verano con Marina Sangabriel, El último domingo de un caminante y Un hazmerreír en aprietos.
Sin embargo, dentro de sus logros también se anotan cuatro libros de poesía como Yerubia, La colina que da al mar azul, El árbol de la tribu y Frondas nocturnas, y una obra en prosa titulada Cuaderno de Lilino. Algunos de sus poemas fueron incluidos en antologías de Aldo Pellegrini, Julio Ortega y Armando Romero.
Su formación
Aunque la mayor parte de su vida la dedicó a las letras no estudió desde un inicio literatura, pues tras salir bachiller hizo un año de ingeniería (Geología) en la Universidad Mayor de San Andrés de la ciudad de La Paz.
Trabajó un año (1965) en el Instituto Cinematográfico Boliviano y fue asistente de dirección durante la filmación de Ukamau, largometraje de Jorge Sanjinés. En 1969 obtuvo una beca de la Fundación Guggenheim.
En lo personal
Poco se sabe de su vida privada lo que más resalta es que ésta fue entregada al trabajo intelectual. Se casó en tres ocasiones y fue padre de ocho hijos: Deterlino, Orana, Ela, Lucía, Nicolás, Nivardo, Froilán y Carmen.
Se sabe también que era muy discreto pero que a pesar de su arduo trabajo siempre fue dedicado a sus hijos y a su entorno. Participó de varios eventos literarios realizados en Argentina, Colombia, Cuba, Chile, México, Perú y Uruguay. Visitó España y Francia en 1969 y 1990. Fue invitado a Estados Unidos, Alemania y Polonia.
Su partida en La Paz
Aunque Urzagasti nació en la provincia Gran Chaco en 1960 se trasladó a La Paz, donde se inició como escritor. Fue en ese departamento de nuestro país que le alcanzó la muerte.
Amigos cercanos aseguran que el escritor ya sufría algunos problemas de salud, lo que le llevó a reducir su presencia en actividades culturales. Más aún su partida fue inesperada y ocurrió un 27 de abril del año 2013, tenía 71 años y un infarto le arrebató la vida. Su cuerpo fue incinerado y sus cenizas esparcidas en “Retiro”, en su amado Gran Chaco.
Según recuerda María Silvia Trigo “el fallecimiento de este destacado hombre de las letras bolivianas, conmovió a intelectuales y lectores que hicieron público su lamento a través de medios de comunicación y redes sociales”.
Se publicaron fragmentos de sus obras y hubo diferentes manifestaciones de afecto a quien fuera considerado, hasta el 27 de abril, el mejor escritor vivo de Bolivia.
Su legado
Además de sus novelas Jesús Urzagasti fundó y dirigió junto al poeta Roberto Echazú, la revista Sísifo.
Durante casi 20 años dedicó su vida al periodismo en el matutino Presencia (actualmente fuera de circulación).
El escritor Rubén Vargas comparó a la novela “Tirinea” con uno de los clásicos de la literatura latinoamericana al señalar que “como García Márquez inventó Macondo, Urzagasti inventó Tirinea, un Chaco boliviano”.
“Era reservado con su propio mundo, siempre lo fue y, en los últimos años, todavía más”, dijo el escritor y periodista Rubén Vargas.
Su gran obra
Tirinea es una novela escrita entre febrero y junio de 1967. La Editorial Sudamericana de Buenos Aires la publicó por primera vez en 1969, gracias a la gestión del ensayista argentino y amigo de Urzagasti Héctor A. Murena, quien coincidentemente estaba en la ciudad de La Paz. Actualmente, Tirinea es considerada una de las 15 novelas fundamentales de Bolivia.
Al igual que Los deshabitados de Marcelo Quiroga Santa Cruz (considerada también como una de las novelas fundamentales de Bolivia), la escritura de esta obra coincidió con el Boom de la literatura en Latinoamérica.
A una muchacha salida del viento
Jesús Urzagasti Aguilera
A pesar de la gracia que corresponde a tu belleza
sólo te puedo mirar a través de tus antecesoras.
En un futuro cercano al pasado
te veo llorar a solas en tu cuarto
y no por aguafiestas ni mucho menos
a mí también me gustan las flores lozanas
que aparecen en el mundo de la noche a la mañana.
Ocurre que siento la luz saliendo de la oscuridad
y no puedo evitar los racimos negros
que maduran bajo un sol desconocido.
Ocúpate de tus cosas entonces
de tus ojos hechos para el asombro
y de tu cabello suelto
examina tus medidas
que ahora caben en todas partes
deja que el milagro sea un pétalo de tu crecimiento
que los otros pertenecen al sigiloso viento.
La ventana abierta y el acoso del deseo
son figuras que se confunden en la noche sonámbula
más abajo están tus recuerdos intactos
y la sensación de no perturbar la plenitud que habitas.
Su nombre es “Tirinea”, ésta fue elegida entre las 10 mejores novelas de la literatura boliviana. Tirinea es un espacio inventado, cuyo nombre se le vino al escritor en un sueño. El joven Fielkho, el protagonista de su obra, elige la palabra “Tirinea” para referirse a un diario. Durante la novela Fielkho toma limonadas al ritmo de las sonatas de Bach junto al Viejo, el otro protagonista de la novela de Urzagasti.
Pero además de Tirinea, el autor ha escrito siete novelas. En el país del silencio (al inglés por Kay Pritchett y publicada por la editorial de la Universidad de Arkansas/1994), De la ventana al parque (reeditada por la UNAM/México e incluida en la serie Rayuela Internacional) al italiano por Claudio Cinti para la colección Sinopia, Los tejedores de la noche, Un verano con Marina Sangabriel, El último domingo de un caminante y Un hazmerreír en aprietos.
Sin embargo, dentro de sus logros también se anotan cuatro libros de poesía como Yerubia, La colina que da al mar azul, El árbol de la tribu y Frondas nocturnas, y una obra en prosa titulada Cuaderno de Lilino. Algunos de sus poemas fueron incluidos en antologías de Aldo Pellegrini, Julio Ortega y Armando Romero.
Su formación
Aunque la mayor parte de su vida la dedicó a las letras no estudió desde un inicio literatura, pues tras salir bachiller hizo un año de ingeniería (Geología) en la Universidad Mayor de San Andrés de la ciudad de La Paz.
Trabajó un año (1965) en el Instituto Cinematográfico Boliviano y fue asistente de dirección durante la filmación de Ukamau, largometraje de Jorge Sanjinés. En 1969 obtuvo una beca de la Fundación Guggenheim.
En lo personal
Poco se sabe de su vida privada lo que más resalta es que ésta fue entregada al trabajo intelectual. Se casó en tres ocasiones y fue padre de ocho hijos: Deterlino, Orana, Ela, Lucía, Nicolás, Nivardo, Froilán y Carmen.
Se sabe también que era muy discreto pero que a pesar de su arduo trabajo siempre fue dedicado a sus hijos y a su entorno. Participó de varios eventos literarios realizados en Argentina, Colombia, Cuba, Chile, México, Perú y Uruguay. Visitó España y Francia en 1969 y 1990. Fue invitado a Estados Unidos, Alemania y Polonia.
Su partida en La Paz
Aunque Urzagasti nació en la provincia Gran Chaco en 1960 se trasladó a La Paz, donde se inició como escritor. Fue en ese departamento de nuestro país que le alcanzó la muerte.
Amigos cercanos aseguran que el escritor ya sufría algunos problemas de salud, lo que le llevó a reducir su presencia en actividades culturales. Más aún su partida fue inesperada y ocurrió un 27 de abril del año 2013, tenía 71 años y un infarto le arrebató la vida. Su cuerpo fue incinerado y sus cenizas esparcidas en “Retiro”, en su amado Gran Chaco.
Según recuerda María Silvia Trigo “el fallecimiento de este destacado hombre de las letras bolivianas, conmovió a intelectuales y lectores que hicieron público su lamento a través de medios de comunicación y redes sociales”.
Se publicaron fragmentos de sus obras y hubo diferentes manifestaciones de afecto a quien fuera considerado, hasta el 27 de abril, el mejor escritor vivo de Bolivia.
Su legado
Además de sus novelas Jesús Urzagasti fundó y dirigió junto al poeta Roberto Echazú, la revista Sísifo.
Durante casi 20 años dedicó su vida al periodismo en el matutino Presencia (actualmente fuera de circulación).
El escritor Rubén Vargas comparó a la novela “Tirinea” con uno de los clásicos de la literatura latinoamericana al señalar que “como García Márquez inventó Macondo, Urzagasti inventó Tirinea, un Chaco boliviano”.
“Era reservado con su propio mundo, siempre lo fue y, en los últimos años, todavía más”, dijo el escritor y periodista Rubén Vargas.
Su gran obra
Tirinea es una novela escrita entre febrero y junio de 1967. La Editorial Sudamericana de Buenos Aires la publicó por primera vez en 1969, gracias a la gestión del ensayista argentino y amigo de Urzagasti Héctor A. Murena, quien coincidentemente estaba en la ciudad de La Paz. Actualmente, Tirinea es considerada una de las 15 novelas fundamentales de Bolivia.
Al igual que Los deshabitados de Marcelo Quiroga Santa Cruz (considerada también como una de las novelas fundamentales de Bolivia), la escritura de esta obra coincidió con el Boom de la literatura en Latinoamérica.
A una muchacha salida del viento
Jesús Urzagasti Aguilera
A pesar de la gracia que corresponde a tu belleza
sólo te puedo mirar a través de tus antecesoras.
En un futuro cercano al pasado
te veo llorar a solas en tu cuarto
y no por aguafiestas ni mucho menos
a mí también me gustan las flores lozanas
que aparecen en el mundo de la noche a la mañana.
Ocurre que siento la luz saliendo de la oscuridad
y no puedo evitar los racimos negros
que maduran bajo un sol desconocido.
Ocúpate de tus cosas entonces
de tus ojos hechos para el asombro
y de tu cabello suelto
examina tus medidas
que ahora caben en todas partes
deja que el milagro sea un pétalo de tu crecimiento
que los otros pertenecen al sigiloso viento.
La ventana abierta y el acoso del deseo
son figuras que se confunden en la noche sonámbula
más abajo están tus recuerdos intactos
y la sensación de no perturbar la plenitud que habitas.