El doble aguinaldo según el PIB: Cuando el alacrán se muerde la cola
Cada año en Bolivia el gobierno determina la aplicación de una serie de políticas económicas basándose en el comportamiento del Producto Interno Bruto (PIB). Hace unos días fue utilizado por el presidente Evo Morales para decidir el pago del doble aguinaldo. Pero, ¿qué es el...



Cada año en Bolivia el gobierno determina la aplicación de una serie de políticas económicas basándose en el comportamiento del Producto Interno Bruto (PIB).
Hace unos días fue utilizado por el presidente Evo Morales para decidir el pago del doble aguinaldo.
Pero, ¿qué es el PIB? ¿Podría usted resentirse con el “regalo” que acaba asegurar el gobierno?
Para el economista y autor Jorge Tejera, el PIB es la suma de todos los bienes que produce un país a través de sus ciudadanos, gobierno o empresas nacionales o extranjeras dentro del territorio.
Se trata, sin embargo, de un “conjunto de indicadores diseñados para sistemas capitalistas, que no toma en cuenta el componente social y laboral”.
Según el presidente Morales, ese Producto pasó de 11.000 millones de dólares en 2006 a 37.816 millones de dólares en 2017.
Para el economista Tim Callen, quien se desempeñó como Jefe de División en el Departamento del Oriente Medio y Asia Central del Fondo Monetario Internacional, FMI, el PIB “mide el valor monetario de los bienes y servicios finales —es decir, los que adquiere el consumidor final— producidos por un país en un período determinado (por ejemplo, un trimestre o un año), y cuenta todo el producto generado dentro de las fronteras”,
Es diferente al PNB, o Producto Nacional Bruto, que comprende todo lo producido por los residentes de un país, aquí o afuera. Si una empresa de propiedad boliviana tiene una fábrica en Estados Unidos, su producción forma parte del PIB estadounidense.
Un economista lo graficó así: “si por ejemplo una cantante, residente en Bolivia, se desplaza hasta España y da un concierto en este país, este servicio se incluirá en el PIB de España y no en el de Bolivia”. Y viceversa.
Pero para Callen, es claro que el PIB “no es un indicador del nivel de vida ni del bienestar general de un país. La producción puede aumentar, al tiempo que destruye el medioambiente o acarrea otros costos externos como el ruido o agota recursos naturales no renovables”.
Es más: hay actividades productivas que no están reflejadas en el PIB, como el trabajo no remunerado (ya sean tareas domésticas o la labor de voluntarios) y las operaciones del mercado negro, porque son difíciles de medir y valorar correctamente.
Así de sencillo: “un panadero contribuye al PIB cuando elabora un pan para un cliente, pero no cuando lo hornea para su familia.”
Un reportaje publicado por el economista Alejandro Zegada, en junio de 2016 bajo el sugestivo título “¿Indicador confiable? mientras el PIB crece Bolivia se empobrece”, contradice la validez del uso del PIB. En ocasiones –dijo- un país puede crecer y estar peor.
Citando datos del Instituto Nacional de Estadísticas (INE), recordó que durante los gobiernos de Jaime Paz Zamora (1991) y Gonzalo Sánchez de Lozada (1998) la economía creció a tasas superiores al 5%, y poco tiempo después las empresas privadas exigían perdonazos tributarios y reprogramación de pagos de deudas bancarias.
El economista sueco Jorge Buzaglo, citado por Alejandro Zegada, tiene la tesis de que los procesos económicos insostenibles “como la masiva fuga de capital, el endeudamiento externo, la des-industrialización, la re-primarización y el extractivismo, que pertenecen íntimamente a la lógica del capitalismo global, pueden ser indefinidamente consistentes con el crecimiento del PIB”.
[caption id="attachment_18596" align="alignright" width="348"] Fuente: telesurtv.net[/caption]
¿Por qué, entonces, el Gobierno lo utiliza para justificar el pago del segundo aguinaldo?
Respuesta: porque es una medida de valor que referencia la aprobación de lo que en economía se llama incentivo. Si el PIB llega a un crecimiento de 4.5, había prometido el Presidente, se aprobaría el bono de fin de año.
El incentivo decretado por el gobierno responde a lo que el Presidente llamó “el gran esfuerzo de los trabajadores”. A más producción, más salario.
El Decreto Supremo 1802 que instituye el pago del segundo aguinaldo denominado Esfuerzo por Bolivia, considera:
“Que las trabajadoras y los trabajadores del Estado Plurinacional, contribuyen al crecimiento del Producto Interno Bruto – PIB, el mismo que para la presente gestión superará al cuatro punto cinco por ciento (4.5%), reflejando un indicador alentador en el crecimiento de la actividad económica interna que repercute de manera directa en el nivel de vida, reposicionando un valor indicativo del poder adquisitivo”.
Era preciso, según las autoridades, “mejorar las condiciones” de los trabajadores “a fin de conseguir de estos una mayor eficiencia en el desarrollo de sus funciones”.
De acuerdo con investigaciones previas del Centro de Estudios para el Desarrollo Laboral y Agrario, (Cedla), entre 2006 y 2016 la fuerza laboral con trabajos estables pasó del 60 al 40 por ciento. Esa sería la población trabajadora que obtendría el beneficio. Los demás estarían en la informalidad o precarización laboral.
Pero la medida tiene un problema que podría llegar a afectar al mismo PIB: como las empresas disponen de lo que se conoce como bolsa de salarios para cada año, despedirán personal para no tener que pagar más.
Por eso, un periodista boliviano, Andrés Gómez Vela, twiteaba el 26 de abril pasado, que si finalmente se cumple el anuncio de Morales, recibirá doble aguinaldo, pero “no me hace feliz porque hay miles que pueden quedar sin empleo”.
En el mismo sentido la Confederación Nacional de Micro y Pequeños Empresarios (Conamype), que agrupa a los más de 600 mil micro y pequeñas empresas, adelantó que no podrán pagar ese beneficio porque, de hacerlo, generaría un 25% de desempleo y cierre de empresas.
Se trata de un sector importante en la economía que según el Viceministerio de la Micro y Pequeña Empresa generan más del 80% de los empleos en Bolivia y el gremio de las empresas estima en 90 por ciento.
De acuerdo con las estadísticas impositivas, son contadas las empresas bolivianas que crecen y están ubicadas en sectores intensivos en capital, como el hidrocarburífero, agroindustrial, bancario y la minería. Estos sectores contribuyen apenas en un 10% en el empleo total.
[caption id="attachment_18607" align="aligncenter" width="390"] Fuente: Página Siete[/caption]
El presidente de la Confederación, Néstor Conde Apaza, dijo que lo que más le preocupa con la medida es que se “estaría eliminando las ganancias de las empresas”.
Las micro, pequeñas y medianas empresas, así, no parecen dispuestas a reconocer que han crecido y que sus utilidades les permiten ese “regalo”, al que consideran una medida política que no está vinculada a más productividad o más ventas como justifica en su momento el Decreto 1802.
¿En qué se gasta el doble aguinaldo?
El gobierno de Evo Morales afirma que ese pago beneficia a los asalariados que lo reciben y que también repercute en la economía de las empresas privadas bolivianas. Basa esta afirmación en la mejora en el poder adquisitivo de los asalariados y el incremento de las ventas de bienes y servicios. ¿Es cierto eso?
Según un muestreo realizado entre los posibles beneficiarios del segundo aguinaldo, el 80% del dinero extra se usa para compras de ropa, zapatos, viajes, lentes y otros artículos que tienen la característica común de ser importados, porque Bolivia, que ha visto cerrar las industrias textileras y de otros rubros en los últimos cinco años, por lo general no los produce. Un 20% se destina a alimentos.
Según Zegada el circuito del dinero del doble aguinaldo constituye, básicamente, una descapitalización de los micro, pequeños y medianos empresarios que no han crecido al ritmo del PIB, y ese capital finalmente es atesorado por las industrias extranjeras fabricantes de los bienes de consumo que se compran con él.
Los asalariados beneficiarios disfrutan transitoriamente de lo comprado, generalmente bienes de corta vida, y Bolivia experimenta una pérdida de divisas por las importaciones de mercadería para atender esa demanda estacional, según Zegada.
Este efecto vuelve perverso el doble aguinaldo y, por consiguiente, le da valor a la postura de los empresarios bolivianos que rechazan el beneficio porque no está vinculado a mayor productividad ni más utilidades.
Por todo lo expuesto el PIB estaría sirviendo de base al doble aguinaldo, pero el doble aguinaldo le destruye valor. Como el alacrán cuando se muerde la cola.
Hace unos días fue utilizado por el presidente Evo Morales para decidir el pago del doble aguinaldo.
Pero, ¿qué es el PIB? ¿Podría usted resentirse con el “regalo” que acaba asegurar el gobierno?
Para el economista y autor Jorge Tejera, el PIB es la suma de todos los bienes que produce un país a través de sus ciudadanos, gobierno o empresas nacionales o extranjeras dentro del territorio.
Se trata, sin embargo, de un “conjunto de indicadores diseñados para sistemas capitalistas, que no toma en cuenta el componente social y laboral”.
Según el presidente Morales, ese Producto pasó de 11.000 millones de dólares en 2006 a 37.816 millones de dólares en 2017.
Para el economista Tim Callen, quien se desempeñó como Jefe de División en el Departamento del Oriente Medio y Asia Central del Fondo Monetario Internacional, FMI, el PIB “mide el valor monetario de los bienes y servicios finales —es decir, los que adquiere el consumidor final— producidos por un país en un período determinado (por ejemplo, un trimestre o un año), y cuenta todo el producto generado dentro de las fronteras”,
Es diferente al PNB, o Producto Nacional Bruto, que comprende todo lo producido por los residentes de un país, aquí o afuera. Si una empresa de propiedad boliviana tiene una fábrica en Estados Unidos, su producción forma parte del PIB estadounidense.
Un economista lo graficó así: “si por ejemplo una cantante, residente en Bolivia, se desplaza hasta España y da un concierto en este país, este servicio se incluirá en el PIB de España y no en el de Bolivia”. Y viceversa.
Pero para Callen, es claro que el PIB “no es un indicador del nivel de vida ni del bienestar general de un país. La producción puede aumentar, al tiempo que destruye el medioambiente o acarrea otros costos externos como el ruido o agota recursos naturales no renovables”.
Es más: hay actividades productivas que no están reflejadas en el PIB, como el trabajo no remunerado (ya sean tareas domésticas o la labor de voluntarios) y las operaciones del mercado negro, porque son difíciles de medir y valorar correctamente.
Así de sencillo: “un panadero contribuye al PIB cuando elabora un pan para un cliente, pero no cuando lo hornea para su familia.”
Un reportaje publicado por el economista Alejandro Zegada, en junio de 2016 bajo el sugestivo título “¿Indicador confiable? mientras el PIB crece Bolivia se empobrece”, contradice la validez del uso del PIB. En ocasiones –dijo- un país puede crecer y estar peor.
Citando datos del Instituto Nacional de Estadísticas (INE), recordó que durante los gobiernos de Jaime Paz Zamora (1991) y Gonzalo Sánchez de Lozada (1998) la economía creció a tasas superiores al 5%, y poco tiempo después las empresas privadas exigían perdonazos tributarios y reprogramación de pagos de deudas bancarias.
El economista sueco Jorge Buzaglo, citado por Alejandro Zegada, tiene la tesis de que los procesos económicos insostenibles “como la masiva fuga de capital, el endeudamiento externo, la des-industrialización, la re-primarización y el extractivismo, que pertenecen íntimamente a la lógica del capitalismo global, pueden ser indefinidamente consistentes con el crecimiento del PIB”.
[caption id="attachment_18596" align="alignright" width="348"] Fuente: telesurtv.net[/caption]
¿Por qué, entonces, el Gobierno lo utiliza para justificar el pago del segundo aguinaldo?
Respuesta: porque es una medida de valor que referencia la aprobación de lo que en economía se llama incentivo. Si el PIB llega a un crecimiento de 4.5, había prometido el Presidente, se aprobaría el bono de fin de año.
El incentivo decretado por el gobierno responde a lo que el Presidente llamó “el gran esfuerzo de los trabajadores”. A más producción, más salario.
El Decreto Supremo 1802 que instituye el pago del segundo aguinaldo denominado Esfuerzo por Bolivia, considera:
“Que las trabajadoras y los trabajadores del Estado Plurinacional, contribuyen al crecimiento del Producto Interno Bruto – PIB, el mismo que para la presente gestión superará al cuatro punto cinco por ciento (4.5%), reflejando un indicador alentador en el crecimiento de la actividad económica interna que repercute de manera directa en el nivel de vida, reposicionando un valor indicativo del poder adquisitivo”.
Era preciso, según las autoridades, “mejorar las condiciones” de los trabajadores “a fin de conseguir de estos una mayor eficiencia en el desarrollo de sus funciones”.
De acuerdo con investigaciones previas del Centro de Estudios para el Desarrollo Laboral y Agrario, (Cedla), entre 2006 y 2016 la fuerza laboral con trabajos estables pasó del 60 al 40 por ciento. Esa sería la población trabajadora que obtendría el beneficio. Los demás estarían en la informalidad o precarización laboral.
Pero la medida tiene un problema que podría llegar a afectar al mismo PIB: como las empresas disponen de lo que se conoce como bolsa de salarios para cada año, despedirán personal para no tener que pagar más.
Por eso, un periodista boliviano, Andrés Gómez Vela, twiteaba el 26 de abril pasado, que si finalmente se cumple el anuncio de Morales, recibirá doble aguinaldo, pero “no me hace feliz porque hay miles que pueden quedar sin empleo”.
En el mismo sentido la Confederación Nacional de Micro y Pequeños Empresarios (Conamype), que agrupa a los más de 600 mil micro y pequeñas empresas, adelantó que no podrán pagar ese beneficio porque, de hacerlo, generaría un 25% de desempleo y cierre de empresas.
Se trata de un sector importante en la economía que según el Viceministerio de la Micro y Pequeña Empresa generan más del 80% de los empleos en Bolivia y el gremio de las empresas estima en 90 por ciento.
De acuerdo con las estadísticas impositivas, son contadas las empresas bolivianas que crecen y están ubicadas en sectores intensivos en capital, como el hidrocarburífero, agroindustrial, bancario y la minería. Estos sectores contribuyen apenas en un 10% en el empleo total.
[caption id="attachment_18607" align="aligncenter" width="390"] Fuente: Página Siete[/caption]
El presidente de la Confederación, Néstor Conde Apaza, dijo que lo que más le preocupa con la medida es que se “estaría eliminando las ganancias de las empresas”.
Las micro, pequeñas y medianas empresas, así, no parecen dispuestas a reconocer que han crecido y que sus utilidades les permiten ese “regalo”, al que consideran una medida política que no está vinculada a más productividad o más ventas como justifica en su momento el Decreto 1802.
¿En qué se gasta el doble aguinaldo?
El gobierno de Evo Morales afirma que ese pago beneficia a los asalariados que lo reciben y que también repercute en la economía de las empresas privadas bolivianas. Basa esta afirmación en la mejora en el poder adquisitivo de los asalariados y el incremento de las ventas de bienes y servicios. ¿Es cierto eso?
Según un muestreo realizado entre los posibles beneficiarios del segundo aguinaldo, el 80% del dinero extra se usa para compras de ropa, zapatos, viajes, lentes y otros artículos que tienen la característica común de ser importados, porque Bolivia, que ha visto cerrar las industrias textileras y de otros rubros en los últimos cinco años, por lo general no los produce. Un 20% se destina a alimentos.
Según Zegada el circuito del dinero del doble aguinaldo constituye, básicamente, una descapitalización de los micro, pequeños y medianos empresarios que no han crecido al ritmo del PIB, y ese capital finalmente es atesorado por las industrias extranjeras fabricantes de los bienes de consumo que se compran con él.
Los asalariados beneficiarios disfrutan transitoriamente de lo comprado, generalmente bienes de corta vida, y Bolivia experimenta una pérdida de divisas por las importaciones de mercadería para atender esa demanda estacional, según Zegada.
Este efecto vuelve perverso el doble aguinaldo y, por consiguiente, le da valor a la postura de los empresarios bolivianos que rechazan el beneficio porque no está vinculado a mayor productividad ni más utilidades.
Por todo lo expuesto el PIB estaría sirviendo de base al doble aguinaldo, pero el doble aguinaldo le destruye valor. Como el alacrán cuando se muerde la cola.