Primera Limpieza y Ofrenda al Agua
En el Día Mundial del Agua, a orillas del río Guadalquivir, 14 personas comenzaron una tradición muy necesaria.



Por invitación de Amuyuni MultiLab y el colectivo Ruda Hembra, la semana pasada, en el marco de la celebración del Día Mundial del Agua, se reunieron 14 personas para realizar la limpieza y ofrenda al agua, una actividad que con el tiempo se convertirá en un evento cada vez más relevante.
La presencia femenina fue contundente: madres con hijas e hijos, y mujeres de diversas edades contribuyeron con flores, alimentos y medicinas ancestrales a la ofrenda, reuniendo en una misma mesa los aportes de sus propias espiritualidades.
Después de concluir una sesión de limpieza de los desechos encontrados en los alrededores del Puente Peregrino, el grupo descansó a orillas del río bajo la sombra fresca, compartiendo una variedad de alimentos. También hubo música y canto, mientras las niñas y los niños jugaban en tranquilidad.
Al mediodía, Lorena Morales invitó a la asistencia a compartir su plegaria en una canasta llena de flores, frutas y otros elementos ofrendados al agua. Tras la ronda, se hizo el ofrecimiento al río, simbolizando de esa manera la intención de sanar las aguas de Tarija, Bolivia y el mundo entero.
El agua en riesgo
Por lo menos desde la década de los 70s del siglo pasado, la escasez de agua afecta a cada vez más personas en todo el mundo. Los gobiernos de las principales potencias, encargados de establecer la estructura del modelo económico y productivo imperante, no hay querido buscar nuevas vías para desarrollar riqueza y bienestar sin despojar a la naturaleza de sus bienes y sus ritmos.
A más de 50 años de esta situación, algunas de las causas identificadas para la crisis del agua siguen siendo la sobreexplotación y mala gestión de recursos hídricos, la contaminación, el cambio climático, la destrucción de ecosistemas acuáticos, el aumento poblacional, el desarrollo económico basado en capital y los cambios que genera en los patrones de consumo humano.
Se estima que para 2050, es decir, en 25 años, al menos el 40% de la población mundial sufrirá estrés hídrico. En otras palabras, si en tu familia hay 10 personas, 4 de ellas no podrán beber agua. El pronóstico es alarmante y obliga a actuar de inmediato para aplicar medidas de mitigación y reversión de esta crisis, así como estrategias de supervivencia que garanticen la adaptación a escenarios de extrema carestía.