Día Internacional del Cortometraje
Sergio Bastani y la libertad del cortometraje (incluye corto ;))
Este 21 de diciembre, “El Día Más Corto”, conversamos con el fotógrago y cineasta, Sergio Bastani, sobre la potencia del cortometraje y la contundencia de las decisiones en el proceso creativo.
Mientras estudiaba Comunicación, Sergio Bastani cursó la materia de fotografía. “Fue algo súper nuevo para mí, pero súper emocionante”. Comenzó a explorar con la cámara, hasta toparse con la materia de cine, y fue entonces que comenzó a hacer sus propios cortometrajes y producir sus propias historias. Además, el salto cualitativo hacia el oficio lo dio de la mano de su profesor, quien “ese verano” estaba rodando una película. “Nos ofreció participar como técnicos, actores, un poco de todo. Ha sido una escalonada de aprendizajes”.
“Fue una experiencia súper enriquecedora aprender todo lo que había que aprender, tomar decisiones y vivir con las consecuencias de tus decisiones en el rodaje”
Después de la carrera, Bastani se especializó en cine, producción y dirección, cuando hizo el cortometraje “El jardín de las rubias”: “Lo filmé en 35 milímetros. Fue una experiencia súper enriquecedora trabajar en eso, aprender todo lo que había que aprender, enfrentarse a las cosas que nunca había vivido, y tomar decisiones y vivir con las consecuencias de tus decisiones en el rodaje”.
A esta visión contundente sobre el cine como un arte de las decisiones, que alumbra su ética de trabajo artístico, Bastani superpone la concepción de cine de Andrei Tarkovski, uno de sus referentes: “Él dice que el cine está compuesto de muchas capsulas de tiempo que arman una imagen, un mosaico, y que en ese mosaico podemos contener el tiempo”.
Para Bastani, el cortometraje es un formato muy generoso en posibilidades, porque te permite “contar una historia casi como un chiste, que da un giro rápido, termina y es contundente. Y eso es muy bueno, porque puedes contar historias abstractas. Puedes hacer realmente lo que quieras, porque el cortometraje es libre”. A la vez, tiene conciencia de que es un soporte en el cual se puede practicar el arte del cine y sus riesgos, pues al ser tan breve, “tienes que pensar bien la historia, pues tienes un tiempo limitado y hay que cerrar rápidamente”.
Pero quizá una de las cosas que Bastani más valora del formato breve es la capacidad de contener y permitir el florecimiento de un universo y un lenguaje creativo propio, que a la vez se sostiene con el trabajo en equipo. “Es un proceso personal y comunitario. Se aprende mucho dentro del cine, y en Bolivia, aunque tal vez la única pared que puedes encontrar para producir cine es lo económico, con el cortometraje puedes hacer como quieras, porque abre muchas posibilidades a la originalidad y a ser un poco más singular en tu trabajo”.
Sacúdete con la deconstrucción que ofrece uno de los trabajos más divertidos de este creador tarijeño: