El Censo sin máscaras
Con motivo del Censo Nacional de Población y Vivienda, Pura Cepa dialogó con profesionales e investigadores sobre la información y los temas que nos hace falta atender para tomar decisiones más humanas.



Al fin hay Censo Nacional de Población y Vivienda. Gran evento, y como dice Fernando Romero, presidente del Colegio de Economistas de Tarija, “las estadísticas son el faro que nos alumbra cuando tenemos que administrar recursos que serán más escasos, pues posiblemente dejemos de exportar gas a la Argentina desde octubre”. Por ello, el economista recomienda a los tarijeños censarse en Tarija, “donde viven, donde tienen su familia, donde reciben atención de salud, educación, y donde tienen su futuro”.
Romero ya dijo por todos los medios posibles que cada persona tarijeña representa alrededor de 600 bolivianos en recursos por coparticipación tributaria, por lo que no podemos perder eso: “Tal vez no hayamos crecido como se esperaba, pero si tenemos una baja participación poblacional, será complicado con una economía poco diversificada, no industrializada, donde el impacto migratorio es importante. La gente se está yendo, igual que empresas e inversionistas. Tarija se ha achicado. Parece una ciudad de paso, para hacer algo de turismo. Para invertir, parece que no mucho”.
El turismo es la vieja nueva gran apuesta del departamento del sur. Por todo lado vemos iniciativas, emprendimientos, rutas y paquetes de experiencias. Celebramos la inclusión de la Fiesta Grande en la lista de patrimonios de la humanidad, y queremos anotar otras tantas fiestas, pero ¿qué hay de “lo humano tarijeño”? Los recursos nos permitirán gestionar obras, proyectos y continuar con varias políticas públicas. Sin embargo, bajo la máscara del Censo hay temas y datos que importa resolver para, así, ejercer un poder más humano.

Generación y empleo
Niñez, adolescencia, juventud, adultez y vejez. Estados y necesidades diferentes. El tema tiene gran interés para Karina Olarte, investigadora social y docente universitaria, quien aboga por enfocarse en temas generacionales: “La niñez, los adultos mayores, el trabajo y las condiciones laborales. Hay un mundo amplio para estudiar y generar datos”, dice.
En relación a la juventud y su futuro, el psicólogo e investigador, Javier Cabero, indica que hay muchas estadísticas importantes, “pero, dadas las características de la economía de Tarija, hay que estudiar la producción y productividad agrícola e industrial, y la empleabilidad y el empleo para los recién titulados. Eso orientaría si vale la pena continuar con algunas carreras o no, y pensar en la creación de otras”.

Siguiendo la línea, el ingeniero de sistemas, Walter Olarte Quiroz, recomienda profundizar en los datos sobre trabajo formal e informal, salario, impuestos recaudados, gasto público y datos para emprendedores, así como por estadísticas sobre el uso de internet en todo el departamento de Tarija.
Género y justicia
Para Mariel Paz, investigadora social, hay que desarrollar una estadística sobre la violencia de género en el municipio de Cercado. “Ello significa contar con cifras periódicas de feminicidios, violencia física y sexual, cifras de víctimas y agresores desagregadas por edad, sexo, tipo de delito, área geográfica, entre otros. Esto nos hará avanzar en la prevención y erradicación de la violencia de género, pues con información de esta naturaleza será posible elaborar planes certeros de prevención, alerta y atención a este problema”.

A lo anterior, la investigadora en temas de género y migración, Elena Peña, añade la necesidad de tener índices sobre violencia, derechos políticos y derechos económicos de las mujeres; mientras Carlos Bennun, integrante del Taller de Pensamiento Crítico, insiste en la importancia de conocer “el índice de acceso a la justicia, y el nivel de satisfacción de la población con la gestión pública, la inversión y la malversación de fondos”.
Hábitat y alimentación
La arquitecta María Eugenia Martínez Mansilla, pensando en el hábitat urbano, comenta que “pasamos el 90% de nuestra vida en un ambiente edificado, por tanto, se hace necesario evaluar el uso de ciertos materiales como de los sistemas constructivos que empleamos para optimizar los recursos y ser más eficientes en el consumo energético”.

Martínez también sugiere poner atención a la ingesta de alimentos expuestos a la contaminación de partículas y gases del transporte automotor, y a los efectos que tiene la contaminación acústica generada por el creciente mercado y parque de motocicletas, las cuales “ultrapasan los 68 dB, según reglamento en Bolivia”.
Anahí C. Ugalde, investigadora y licenciada en Nutrición, señala que “es importante hacer un mapeo de los sistemas alimentarios, una radiografía sobre lo que se está produciendo y consumiendo, y su implicancia en la triada de la salud, es decir, medioambiente, población y animales”. También sugiere estudiar la agrobiodiversidad, el patrimonio alimentario, los recursos hídricos y el tratamiento de las aguas residuales y sus efectos, “temas que por política y economía no se gestionan ni se dan a conocer”.

Lo humano tarijeño
El Censo Nacional de Población y Vivienda nos dará datos muy esperados, todos importantes. Pero nada cambiará en la gestión de los recursos si no existe un enfoque en lo humano, en lo social. Romero explica que esta omisión hace que tengamos indicadores negativos, y un 30% de pobreza: “La calidad de vida se mide en términos monetarios, cuánto se produce, cuánto dinero se mueve. Pero no está dándose el lugar que corresponde a lo humano, a desarrollar las capacidades de la gente, enseñar a la gente a hacer dinero. Pobreza, siempre va a haber, mejorarla es complicado. No es imposible, pero se tiene que tomar la información y hacer políticas públicas que sean efectivas, sostenibles, y que cambien de verdad la realidad de la población boliviana”.
