César Trómpiz y el maridaje empresarial entre Venezuela y Bolivia
El embajador de Venezuela en Bolivia lleva dos años en el cargo y tiene claro el potencial comercial y turístico entre los dos países, sobre todo de los vinos tarijeños.
Organismos internacionales pronosticaron que Bolivia crecerá alrededor de 2%, “pero es importante porque es un crecimiento sostenido, y Bolivia no ha dejado de crecer”, responde César Gabriel Trómpiz Cecconi mientras sobrevolamos el sur del continente americano rumbo a Venezuela. “Cuando los países pasan la primera etapa, el crecimiento se vuelve estable, según las capacidades industriales y el tamaño de la población”, explica.
El embajador de 37 años, abogado de profesión, no es bueno hablando de sí mismo, pero rebosa ideas para el empresariado, el comercio y el turismo boliviano. “Creo que en la relación Bolivia-Venezuela hay una oportunidad para que los empresarios bolivianos sigan creciendo. Tienen un vecino bastante cercano, es un buen mercado con más de 30 millones de habitantes, con crecimiento constante y capacidad para consolidar redes con Asia y Norteamérica”.
Trómpiz desmitifica el imaginario de los secuestros y la mala vida en Venezuela con tranquilidad: “Son los mitos de la sociedad interamericana de prensa. A la prensa se le ha vendido una guerra, pero Venezuela es un país abierto, de gente muy activa. Es un país caribeño, hay rumba todo el año. Están invitados a invertir en Venezuela”.
Oportunidades de negocio
Para empezar, Trómpiz anuncia que en Venezuela “hay una demanda de vino muy importante, y los empresarios tarijeños tienen que saber esa realidad. El vino boliviano es competitivo en precio y calidad”. Incluso perfila un maridaje entre vinos blancos y pargo, “un pescado de la costa venezolana con mucho sabor. Un cordero yo me lo tomaría con un merlot, y las carnes del llano podrían combinarse con un cabernet”.
La quinua, un producto que ya se encuentra en los mercados venezolanos, es un producto que Bolivia podría aportar con mayor cantidad y calidad. En cuestión de gastronomía contemporánea, la paella venezolana podría tener este cereal andino como base, a la vez que los productos del mar venezolano encontrarían un buen sitio en el mercado boliviano.
“Hay cosas que tienen que ver con el intercambio de genética bovina de Bolivia a Venezuela, y genética caprina de Venezuela a Bolivia”, refiere el embajador con la misma facilidad que habla del intercambio petrolero y gasífero: “YPFB está invirtiendo en el gas venezolano, y PDVSA tiene una presencia consolidada en Bolivia desde hace más de 16 años”.
Otros motivos para ir a Venezuela
“Venezuela va de los cero metros sobre el nivel del mar, con 700 mil kilómetros cuadrados de mar, hasta más de 5.000 metros en el pico más alto. Es un universo abierto a los bolivianos”, describe César, para quien no hay cómo evitar el viaje con las facilidades que dan aerolíneas como BoA y Conviasa.
Más aún, el embajador refiere algunos destinos inescapables de su país, como las playas de Isla Margarita, las de Sucre, o los Parques Nacionales Mochima y Tucacas. “Puedes encontrar delfines en el atardecer y dormir en las islas, o visitar los tepuyes y el Salto Ángel, el más grande del mundo, que está en el estado Bolívar”.
Para él, la Amazonia y los llanos venezolanos “tienen una fauna y unos ríos muy exuberantes y particulares” que hay que conocer, y aunque los Andes venezolanos también son importantes, cree que “Bolivia tiene suficiente”.