Willy Loza, el acuarelista viajero
Al artista tarijeño le encanta la acuarela, técnica que practica todos los fines de semana, cuando se da tiempo para ir al campo a buscar su inspiración.
“Hay artistas a los que más les gusta trabajar en estudio. Ahí pueden hacer malabares. En cambio, yo voy al directo, a captar ese rato lo que está en el paisaje”, estableció Willy Loza en entrevista con Pura Cepa. La distinción es importante, porque Willy es un artista de la naturaleza.
Su obra está llena de paisajes, tanto del campo como de la ciudad. Sin embargo, lo que más disfruta es salir en busca de la inspiración a lugares como San Lorenzo, San Andrés, las riveras del Guadalquivir o los recovecos de Chaguaya.

“Campo perfumado”, fue un paisaje capturado “al frente del Guadalquivir. Un camino que es privado, da a una hacienda. Yo me he metido, me he dado la vuelta, y he visto los churquis y los durazneros que ya están floreciendo”.
Willy disfruta mucho de las cosas que pasan en San Andrés, y de las postales que ofrecen las casas antiguas, como se ve en su obra “Casa de campo”. Así, San Andrés es un destino habitual: “Aquí voy varias veces. Es hermoso, hay riachuelos, lleno de follajes, además del atardecer fuerte. Hay esas casas de los antiguos agricultores por todo lado. En esta época de otoño, invierno, es lo mejor, espectacular. Después viene la primavera y se pone verde”.
Pero no todo es ir, plantarse en un lugar y pintar. “A veces, por más hermoso que ves el paisaje, no te sale nada. Me ha dado por volver al mismo sitio dos, tres, cuatro veces. Hay de todo, depende del momento y la inspiración”.

Loza realiza la mayor parte de su obra en el sitio. Hace un breve boceto con el que establece la composición del cuadro, “y una vez que lo tengo, ya hay que mover el pincel. Hago todo lo que puedo. Después en mi casa lo termino, pero la mayor parte ya está hecha”.
“Hay artistas a los que más les gusta trabajar en estudio. Ahí pueden hacer malabares. En cambio, yo voy al directo, a captar ese rato lo que está en el paisaje”
Parece fácil, pero se trata de una práctica devota de años, y de la lucha constante contra la carencia de buen material. La acuarela es un arte de mucho cuidado y precisión. “Con el óleo, te has equivocado, lo limpias, otra vez pintas. La acuarela no. Una pincelada en falso, y ya no sirve. Tienes que usar otro papel”.
En Tarija, el buen papel para acuarela profesional es imposible de encontrar. Willy pide un lote de 30 o 40 hojas a Cochabamba, que le sirven para trabajar medio año. Una hoja de 70x55 centímetros cuesta alrededor de 90 bolivianos. Pero es un papel con buenas condiciones de absorción, algodón de 300 gramos, que evitan que el color se encharque y los artistas estén adivinando qué color les dará.
Para costear su trabajo artístico, Willy Loza realiza trabajos de serigrafía. “Yo con eso me apoyo para comprar material y tener para mis gastos. Pero la acuarela, todos los fines de semana, sin fallar, agarro la movilidad y me voy, a veces solo, a veces acompañado. Uno tiene que darse modos”.
Solicitudes de trabajo serigráfico, comisiones de acuarelas y compras de obras existentes son posibles al número 72945979. Loza también da clases particulares de acuarela a toda persona que quiera adentrarse en esta técnica llena de sutilezas.