Juan D’ Romay y la pasión del tatuaje
Maestro en el tatuaje realista en grises, o Black and Grey, este tarijeño ha tatuado a cerca de 3000 personas.
“Si no fuera tatuador, sería médico de especialidad”, dice Juan D’Romay, quien hace 8 años se volvió tatuador “gracias al don que Dios me dio con el dibujo, el arte visual, mi curiosidad y el gusto que tenía por el tatuaje”. Una respuesta de alto contraste, como el mismo Juan, quien sea lo que sea que haga, lo haría con mucho enfoque y pasión.
Desde 2015, todavía pasó un tiempo para que su familia aceptara su profesión al punto de convertirse en parte de su proyecto. “Mi familia cumple un rol demasiado importante de motivación y aspiración a cumplir mis sueños, son un motor principal para seguir adelante. Me apoyan totalmente en todo, son más que mis socios”, dice Juan, quien se mantiene constantemente “estudiando tendencias artísticas modernas, técnicas mixtas de tatuaje y de todo un poco”.
“Podemos ser libres de soñar y hacer lo que nos dé la gana. Es decir, podemos cumplir nuestros sueños con trabajo, fe y disciplina”
Juan dio el salto hacia el tatuaje motivado también por el impulso de amigos e influencias como Stefano Alcántara, Zhimpa Moreno y Darwin Enríquez, artistas tatuadores que considera modelos a seguir. Sobre todo, Juan saltó para realizar su filosofía, hacer del tatuaje “una forma de expresar tus más profundos sentimientos y expresiones sin temor a recordarlas el resto de tu vida”.
En su piel, Juan lleva cerca de 30 tatuajes. Los más significativos son un retrato de Nikito, “un pincher miniatura de ensueño”, la palabra “Familia” en su nuca, y el amplio tatuaje de temática religiosa que lleva en su brazo derecho para “recordar las enseñanzas, la filosofía y la religión que transmitió el gran maestro Jesucristo”. Tatúa todos los días, y por lo menos ha tatuado a cerca de 3000 personas diferentes desde que comenzó. “Me encantaría tatuar a Messi. Espero algún rato poder hacerlo”, dice.
Con 8 años de experiencia encima, Juan D’ Romay sabe que la economía de un artista de tatuaje en Bolivia es compleja, pues nada asegura que todos los días habrá trabajo. Un tatuaje bueno es caro, y no todas las personas pueden costearlo. Sin embargo, Juan se mueve dando lo mejor de sí para crecer y ser competitivo. “Para un artista establecido y con gran cartera de clientes, definitivamente es posible mantenerte a ti mismo y a una familia”.
Queda camino por delante, y Juan va tras el sueño de “ser el número uno, y voy por ello siempre con humildad y respeto”. El tatuaje le ha dado valor y agradecimiento de hacer lo que ama y poder vivir de ello. “Podemos ser libres de soñar y hacer lo que nos dé la gana. Es decir, podemos cumplir nuestros sueños con trabajo, fe y disciplina”. Palabra imborrable de un tatuador. Contacto al 79269953.