Jóvenes compadres
Más allá de los excesos, la fiesta más esperada de Tarija aún guarda un significado profundo para quienes van comenzando su vida.



Año tras año, carnaval llega y trae la oportunidad de reforzar los lazos de amistad en las aguas de la fuente de la plaza principal, de mostrar a los amigos el cariño y el respeto que se les tiene, desear buenos augurios de abundancia y gran desempeño, o, para otros, simplemente mantener vigentes los pactos que guían nuestras acciones y sostienen nuestras posiciones en la selva social.
Pero vamos más allá del viejo compadrazgo y sus códigos de silencio cómplice, de la tóxica impunidad machista y de la cobardía montonera para refrescar el corazón pues, para la juventud, la fiesta de compadres guarda un significado mucho más profundo de lo que nos enseñan en la escuela.

Es la vivencia real la que hace que los compadres se encuentren a cualquier edad y en cualquier circunstancia de la vida. Sebastián encontró a Juan Manuel practicando atletismo, y “al cachito que lo he conocido, se ha vuelto un gran amigo para mí, me ha ayudado en momentos difíciles de mi vida. Yo creo que también lo he apoyado en sus momentos difíciles, y por eso quería hacerlo compadre”.

Isaac conoció a Ángel hace 4 años, y considera que es una persona por la que tiene gran cariño y respeto, y quiere que siempre sea su amigo y no se separe. Y para Jesús y Cristian, ser mejores amigos ha sido la constante a través de los años en los que nunca ha faltado humor y apoyo. Cada año, se encuentran en el mercado para agasajarse con una buena torta de compadres.
