Juanpaurt libera su tristeza con música
El joven tiktoker mexicano se está lanzando cada vez más en serio a desarrollar su carrera musical.
Juan Pablo Orihuela Robledo, mejor conocido en las redes sociales y en la industria musical como “Juanpaurt”, es un tiktoker “guayabo”, como se les dice en México a las personas que nacieron en la ciudad de Cuernavaca, Morelos, que hace un año se decidió a comenzar su carrera de cantante y a principios de mes lanzó su primer sencillo titulado “Miel”.
Juanpaurt comenzó su carrera en redes sociales a los 13 años de edad. Al día de hoy, ha trabajado para más de 30 marcas internacionales y tiene más de 25 mil videos grabados en TikTok, red en la que ha amasado 3.2 millones de seguidores con sus breves videos de entretenimiento sobre historias curiosas y sobrenaturales.
El joven músico morelense también se ha posicionado en redes como Instagram, donde lo siguen 206 mil perfiles, y en YouTube otros 156 mil. Desde que fue lanzado el 1 de septiembre, el video de “Miel” ya tiene 34 mil reproducciones. Nada mal para el mexicano de 20 años.
“Miel” es el primer sencillo de Juanpaurt, una canción que él mismo clasifica como de género alternativo/independiente. Es el primer video que realiza con otro fin que no sea crear contenido para redes sociales, y la primera canción de su autoría en ser ofrecida al público.
El videoclip fue dirigido por un Oscar III, que también toma crédito de la producción musical. La canción tiene una clara raíz latina, sin embargo, se asienta en un aliento pop construido sobre una base rítmica regular con secciones claras y un coro cuya letra progresa hasta que al final revela el mensaje verdadero. Una canción bien hecha y pegadiza.
La elaboración es sencilla, una buena cámara digital, buena corrección de color. Las imágenes nos introducen a un bosque, una cabaña, seguimos a una chica y también encontramos al cantante. La interacción entre estos personajes pronto se revela ilusoria. La venda sobre los ojos es una clara indicación de lo irreal y lo que no se quiere ver.
Sucede que estamos viendo a un hombre solo, arrepentido, que lanza un lamento de charro contemporáneo que no necesita alto canto de gallo. Su voz pop es suficiente para cantar a un amor perdido por su infidelidad. Nadie sabe la miel que tuvo hasta que no está más entre sus manos.