Descanso de los Chunchos en la Iglesia de la Loma de San Juan
Las caseritas llegaron para montar sus puestos. Los troncos viejos sirven de asiento. La comida ya se va calentando y sirviendo. Llegan los chunchos rendidos por el esfuerzo.
La salida del martes suele tener parada en la Iglesia de la Loma de San Juan, uno de los puntos donde los promesantes descansan y reponen fuerzas. Todos los sitios de descanso de las salidas de los chunchos son momentos en que el anonimato del atuendo se pierde. Turbantes, velos y pañoletas descansan junto a las flechas. Eso sí, son pocos quienes se quitan el calzado. Si el chuncho no sabe claramente quien va a delante o atrás de la fila, ahí se entera, ahí saluda.
Alojeritas y caseritas venden sus productos. Se llenan rápido los puestos, se ocupan las bancas, los rincones de sombra. Todas las esquinas despiden aromas fuertes, apetitosos. Incluso hay quienes llegan del barrio solo porque saben que ese día habrá comida. Tienen que esperar su turno para que les sirvan, porque los chunchos vienen con hambre y van a acabar con todo.
Los muros de las casas y los rincones de la Iglesia de San Juan hacen sombra. Ahí se postran los promesantes “con humilde sencillez”, y por menos de una hora, la comida es el perdón.