Festival del Canto y la Aloja fuera de escena
Suelen ser noches frías y con chilchi en las que se realiza el Festival del Canto y la Aloja. Nada paralizante. La única vez que no se hizo, fue en pandemia.



En el escenario del Festival del Canto y la Aloja siempre brillan artistas de toda procedencia. Fuera de escena es otro mundo. Casi siempre es frío y mojado. La alcaldía pone asientos a la intemperie y quizá por eso nadie los paga. Es mejor gastar el quinto en una aloja y mirar de lejos, tranquilamente, detrás de la valla que separa al público del canto y el entonar de cañas.
Este año, unas 60 “alojeritas” ocuparon las calles alrededor de San Roque, muchas más con sus masas y blanqueadas, y también quienes ofrecen comida, o hamburguesas y panchitos, cosas que hace 40 años no se ofrecían. Doña Rosa Velázquez Flores lleva ese tiempo vendiendo aloja en el Festival. Es tarijeña, dice que ahora no hay venta, que con la pandemia la gente no compra, que recién están volviendo a… “¡¿Qué va a tomar mamita?! Hay alojita de manicito, ¿le doy en vasito?”. El trabajo manda.
Esta noche de 2 de septiembre, el honor va para la Escuela Regional de Música “Pastor Achá Martínez”. Su ensamble de cañeros abrió la escena y pone alegría a la portada: Leandro Torres Baldiviezo, Aidé Geón, Pablo Tejerina, Víctor Hugo Vásquez, Andrés Nilo Ordoñez y Elías Salmillo, cada uno con su corincha y su instrumento de hasta tres brazadas.