Belqui Díaz y su arte en porcelana fría
El emprendimiento de Belqui se ganó un puesto en el mercado nacional.



Tres años ya que Belqui Jaquelin Díaz Espíndola emprende con las artesanías en porcelana fría que crea prácticamente desde cero. Esta joven tarijeña de 22 años comercializa todo tipo de pedidos personalizados con ese material fabricado y moldeado por ella misma en su emprendimiento Belu Art.
Los primeros contactos de Belqui con la técnica de la porcelana fría se dieron de manera esporádica a lo largo de su niñez y adolescencia con sus amigos alrededor. Recuerda cuando a sus 12 años junto a sus amigas se juntaron en una casa donde la dueña les hizo crear unos frascos en porcelana fría.
El interés por este tipo de artesanía quedaría latente dentro de Belqui y volvería a realizarla más tarde en el colegio. Tras ese punto no se despegaría nunca más del que sería su nuevo pasatiempo.
“Todo se logra con práctica”.
Si bien en las primeras experiencias tuvo un guía al lado, Belqui aún no estaba lista para trabajar la porcelana por sí misma. Motivo por el que se nutrió de videotutoriales y de material en internet para crear un método propio. Con ello inició un largo trayecto para descubrir la “receta perfecta” de porcelana fría. Pasó más de dos años experimentando con distintas proporciones de pegamento, maicena, crema para la piel, suavizante de ropa, limón y otros. Finalmente dio con las medidas y tuvo que empezar un nuevo proceso para aprender a conservar la mezcla.
Desde que aprendió a moldear la porcelana fría que Belqui se pasaba el día entero practicando, lo cual destaca como la clave para hacer un buen trabajo. Lo hacía tanto que en el colegio regalaba sus creaciones, pues poco espacio debía quedarle en casa para guardarlas. Gracias a ello empezaron a hacerle pedidos más personalizados y, conforme subía la exigencia y dificultad, Belqui iba imponiendo precios.
De esa manera, hace tres años, nació Belu Art con un catálogo fijo de productos y con menos de 300 seguidores en Instagram. Esa suma ya era todo un orgullo para Belqui, algo que nunca hubiese imaginado. Mucho menos se habría atrevido a pensar que hoy tendría más de 3.000 seguidores pendientes de su trabajo. Estos le hacen encargos ahora personalizados desde toda Bolivia, destaca que tiene más clientes en otras ciudades que la que reside. Incluso recibe pedidos del extranjero, sin embargo, aún no encuentra la manera de concretarlos.
Actualmente su sueño es “seguir y seguir” con su trabajo y poder, algún día, satisfacer esa demanda fuera del territorio nacional.