Romina Justiniano y su arte en bordados
Los retratos y llaveros son las principales creaciones de la joven cruceña.
La vida de Romina Justiniano Romero está dividida en tres áreas entre las cuales debe repartir su tiempo a diario: su carrera, su trabajo y su emprendimiento. Mientras que las dos primeras están íntimamente relacionadas, ya que estudia Ciencias de la Comunicación y trabaja en una empresa de publicidad, la tercera tiene un enfoque más artístico y artesanal, pues en su emprendimiento “Lobee” Romina da a conocer y vende bordados que ella misma diseña y crea.
Si bien Romina aprendió la técnica del bordado a los 10 años, primero gracias a su mamá, Rita Romero, y luego en el colegio, fue hasta la llegada de la pandemia por covid-19 que retomó la actividad por voluntad propia, dado que antes la veía más como una obligación. Pero, tras la cuarentena rígida, quedó con un amigo para reencontrarse en el Día de la amistad. Por la fecha Romina quería llegar con un regalo y, pensando qué hacer, se inclinó por bordar un retrato de ambos, aprovechando que su mamá tenía todo el material en casa.
Tras el encuentro, su amigo, Alfredo Álvarez, le mostró una serie de videos en los que Romina descubrió un mundo de arte en bordados. Él la motivó a continuar con la actividad y compartirla en redes sociales. Así fue cómo Romina creó “Lobee” -o @lobeechan en Instagram- pero con la intención de solo compartir su arte, el cual estaba enfocado en animes al inicio.
“Sin el apoyo de mi mamá y de Alfredo nada hubiese sido posible”.
Tres meses después llegaría la primera persona a realizar un encargo, con lo que Romina se dio cuenta de que su trabajo era valorado y podía venderlo. El 1 de diciembre comenzó a hacerlo, pero, aunque desde entonces le dedica más tiempo, nunca priorizó las metas comerciales sobre su visión del bordado. A Romina le encanta lo que hace y por ello solo acepta pedidos acordes a los conceptos de su página y sus capacidades. Sus principales productos son los retratos, con precios alrededor de Bs. 80, y los llaveros con un precio de Bs. 45.
Con una media de dos a tres pedidos semanales, y cinco en el mejor de los casos, Romina tarda tres días en finalizar un bordado. Dedica todas las mañanas a “Lobee”, ya sea bordando, hablando con los clientes o administrando las páginas. Por las tardes va a su trabajo y, en medio de todo, pasa las últimas materias de su carrera. Si bien no acepta pedidos que sabe que no podrá concretar, sí le ocurre que a veces debe madrugar bordando, hecho que no considera sano, pero antepone el compromiso con el cliente.