Operación “Felino”: Jairo Delgado vuelve al penal de Morros Blancos
Mediante un despliegue de drones, seguimiento y coordinación con autoridades argentinas, se logró ubicarlo. Vivía en un departamento alquilado en el Urubó, usaba otro nombre



El sentenciado por feminicidio y parricidio, Jairo Delgado Méndez, estuvo prófugo de la justicia durante poco más de dos años. Aunque se presumía que había abandonado el país, vivía en un departamento alquilado en la zona de Urubó, en Santa Cruz, y para mantenerse fuera del radar de las autoridades usaba una cédula de identidad con otro nombre: Daniel Odon Quiroga.
Quienes lo conocieron en su condominio hablaban del “señor Quiroga”, no como alguien que tratara de esconderse, al contrario, frecuentaba lugares públicos y viajaba por tierra frecuentemente a Salta, Argentina, con la licencia de conducir de otra persona.
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Operación “Felino”
El ministro de Gobierno, Eduardo Del Castillo, llegó a Tarija para presentar al sindicado. Estuvo junto a la fiscal departamental, Sandra Gutiérrez, y el comandante de la Policía en Tarija, coronel Gregorio Illanes.
La escena fue similar a la del 11 de diciembre del 2014, cuando en la misma sala de conferencias el entonces ministro del área, Jorge Pérez, lo presentó como “autor confeso” del asesinato de su hermana, Elodia Delgado (28) y su padre, Eleuterio Delgado (83).
Del Castillo destacó el despliegue en un operativo que incluyó: coordinación con autoridades argentinas, análisis de cámaras de seguridad, dos semanas de seguimiento con drones y vigilancia. No había elegido cualquier lugar, sino uno con múltiples salidas en caso de tener que huir otra vez.
La fiscal señaló que una vez ubicado con exactitud su domicilio, se emitió la orden de allanamiento y el Ministro dijo que “el documento fue guardado con siete candados”, únicamente lo conocía el equipo especial enviado desde Tarija.
Ambición
El 21 de noviembre de 2014 hallaron los cadáveres de Elodia en Tolomosa y de Eleuterio en San Mateo, ambos habían sido estrangulados y tenían cortaduras en el cuello.
Con la investigación se estableció que Jairo Delgado quiso quedarse con los 160 mil dólares que su padre obtuvo por la venta de un inmueble sin tener que compartir la herencia con su hermana.
Retardación de justicia
En el Juzgado Tercero en lo Penal, a la cabeza de María Peñarrieta, se resolvió lo obvio: su detención preventiva en Morros Blancos. Sin embargo, el sujeto presentó una serie de recursos legales y dos años después logró que en uno de ellos se resuelva a su favor, con la firma de los vocales José Luis Lenz y Nilo Velasco para obtener medidas sustitutivas.
No fue hasta noviembre de 2017 que se formalizó la acusación para llevar a Delgado a un juicio oral. El mismo se postergó en más de una ocasión, hasta que se instaló y concluyó en enero del 2021 con la condena máxima.
Sentenciado en libertad
La pena no fue ejecutoriada inmediatamente, el sindicado esquivó la cárcel valiéndose de lo que Del Castillo cabalmente llamó “chicanas jurídicas”, comenzando por una apelación al fallo.
A pesar de los reclamos de la Fiscalía y de la familia de las víctimas, la justicia ordenó que sigan vigentes las medidas cautelares previas: arraigo nacional y dos garantes.
Quien alertó de este escándalo fue el abogado Tamer Medina, asesor de los denunciantes, en enero de 2022. Afirmó que el sindicado no solo gozaba de libertad casi irrestricta, sino que también había accedido a un cargo jerárquico en el Gobierno Municipal y que su esposa trabajaba en el Consejo de la Magistratura.
Según Recursos Humanos de la Alcaldía, estuvo a cargo del área de Coordinación y Gestión Social entre junio y diciembre de 2021. El justificativo era que no pesaba sobre él una sentencia ejecutoriada.
Tras el pedido de revocatoria de sus medidas cautelares, el sujeto no acudió a dos convocatorias de audiencia. Por ello el Tribunal Primero de Sentencia ordenó un allanamiento a su domicilio y al no ser hallado, emitió el mandamiento de aprehensión.
A partir de allí arrancó la persecución que concluyó esta semana con Jairo Delgado volviendo a Morros Blancos, esta vez con una sentencia ya ejecutoriada, debido a que mientras estuvo prófugo, la justicia rechazó su apelación.