La historia de Lucía: La cuarentena no frena la violencia sexual a menores
Lucía (nombre ficticio) cumplió hace algunos meses 16 años, le falta poco para concluir con sus estudios de secundaria y desde que comenzó el año ya soñaba en su futuro, al igual que cualquier otra adolescente. Ella no podía imaginar que se suspenderían las clases y que a estas alturas...



Lucía (nombre ficticio) cumplió hace algunos meses 16 años, le falta poco para concluir con sus estudios de secundaria y desde que comenzó el año ya soñaba en su futuro, al igual que cualquier otra adolescente.
Ella no podía imaginar que se suspenderían las clases y que a estas alturas del año en realidad enfrentaría una depresión indescriptible, porque además de lidiar con la parálisis de las labores educativas, ella se convertiría en una víctima más de los tantos casos de violencia sexual contra menores.
Al igual que en más del noventa por ciento de los hechos de esta naturaleza, el agresor es parte de su entorno más cercano, pues se trata de su primo de 23 años.
Desde el inicio de la cuarentena total en Bolivia, el 21 de marzo, como ocurrió en casi todas las familias, en la casa de Lucía también se incrementaron las horas de convivencia entre todos los que viven en la misma casa, puesto que sus padres ya no acuden de manera regular a sus fuentes de trabajo, ni los menores a sus clases.
Pero a pesar de las restricciones a la circulación, en la casa de Lucía organizaron una fiesta familiar para celebrar el cumpleaños de un tío. Así que sus familiares se pusieron de acuerdo para llegar antes del mediodía esquivando los controles que realizan los policías y militares, sobre todo porque se intensifican durante la tarde y la noche.
Ese día Lucía se despertó temprano para ayudar a su madre con los preparativos para la reunión. Luego de limpiar y colaborar en la cocina, la joven fue a alistarse para recibir a los invitados.
Al igual que cualquier muchacha de esa edad, al salir de la ducha eligió cuidadosamente su atuendo, se maquilló y peinó con esmero.
Cuando llegó su primo mayor, al que no veía hace bastante tiempo, ella lo saludó con normalidad. No se le pasó por la cabeza que él tenía intenciones de abusar de ella unas horas más tarde.
Mientras todos almorzaban comenzaron a circular las botellas de cerveza y las copas de vino. En tres horas la mayoría de los adultos se encontraba en estado de ebriedad y nadie tenía intención de irse a sus casas.
Lucía estaba a cargo de atender a los demás. Pero un momento que se dirigió al baño, al salir fue a su cuarto para cambiarse de zapatos y fue en ese instante que su primo, quien la estaba esperando, entró detrás de ella y la empujó hacia la cama para forzarla a tener relaciones sexuales.
La joven afortunadamente reaccionó y con todas sus fuerzas empujó a su agresor mientras gritaba pidiendo auxilio. Inmediatamente fue escuchada por su madre que salió corriendo de la sala para ir a defender a su hija.
El joven al verse sorprendido intentó salir de la casa, pero sus familiares no lo permitieron y llamaron a la Policía. Cuando llegaron los oficiales, se lo llevaron aprehendido y luego de su audiencia cautelar fue remitido preventivamente al penal de Morros Blancos hasta que se desarrolle la investigación preliminar.
Para que este sujeto sea detenido, Lucía tuvo que revivir ese momento delante del personal de la Defensoría de la Niñez y Adolescencia, de la Policía y el Ministerio Público. Seguramente tendrá que volver a hacerlo en más de una oportunidad para lograr que su caso vaya a juicio, termine con una sentencia y no quede impune como tantos otros.
Algunas cifras
El caso de Lucía no es el único de esta naturaleza registrado desde que comenzó la cuarentena. De acuerdo a la jefa de la Defensoría de la Niñez y Adolescencia del municipio de Cercado, Carolina Ortiz, se atendieron dos y en ambos casos los agresores ya estarían detenidos preventivamente.
Además de la violencia sexual de la que son víctimas los menores de edad, también están los casos de violencia familiar. Que de acuerdo a la fiscal departamental, Carla Oller, entre el 21 de marzo hasta el 16 de abril se abrieron 21 casos.
Es decir, que a pesar de la cuarentena se siguen registrando hechos de violencia. Es por eso que Ortiz llama a las víctimas y a todas aquellas personas que conozcan de algún caso de esta naturaleza, para que puedan hacer su denuncia lo antes posible.
“Estamos haciendo incidencia con lo que son los mensajes en cuanto a la prevención, en caso de que se identifique violencia en su zona por favor llamen a los números gratuitos que están señalados en la Policía como el 116, 800 14 0348 y el 6640900 de la FELCV”, dijo.
La Defensoría de la Niñez y Adolescencia está trabajando en la cuarentena con un equipo interdisciplinario compuesto por una abogada, una psicóloga y unta trabajadora social por turnos, además de tener en funcionamiento la Cámara Gessel para la atención de víctimas.
Ella no podía imaginar que se suspenderían las clases y que a estas alturas del año en realidad enfrentaría una depresión indescriptible, porque además de lidiar con la parálisis de las labores educativas, ella se convertiría en una víctima más de los tantos casos de violencia sexual contra menores.
Al igual que en más del noventa por ciento de los hechos de esta naturaleza, el agresor es parte de su entorno más cercano, pues se trata de su primo de 23 años.
Desde el inicio de la cuarentena total en Bolivia, el 21 de marzo, como ocurrió en casi todas las familias, en la casa de Lucía también se incrementaron las horas de convivencia entre todos los que viven en la misma casa, puesto que sus padres ya no acuden de manera regular a sus fuentes de trabajo, ni los menores a sus clases.
Pero a pesar de las restricciones a la circulación, en la casa de Lucía organizaron una fiesta familiar para celebrar el cumpleaños de un tío. Así que sus familiares se pusieron de acuerdo para llegar antes del mediodía esquivando los controles que realizan los policías y militares, sobre todo porque se intensifican durante la tarde y la noche.
Ese día Lucía se despertó temprano para ayudar a su madre con los preparativos para la reunión. Luego de limpiar y colaborar en la cocina, la joven fue a alistarse para recibir a los invitados.
Al igual que cualquier muchacha de esa edad, al salir de la ducha eligió cuidadosamente su atuendo, se maquilló y peinó con esmero.
Cuando llegó su primo mayor, al que no veía hace bastante tiempo, ella lo saludó con normalidad. No se le pasó por la cabeza que él tenía intenciones de abusar de ella unas horas más tarde.
Mientras todos almorzaban comenzaron a circular las botellas de cerveza y las copas de vino. En tres horas la mayoría de los adultos se encontraba en estado de ebriedad y nadie tenía intención de irse a sus casas.
Lucía estaba a cargo de atender a los demás. Pero un momento que se dirigió al baño, al salir fue a su cuarto para cambiarse de zapatos y fue en ese instante que su primo, quien la estaba esperando, entró detrás de ella y la empujó hacia la cama para forzarla a tener relaciones sexuales.
La joven afortunadamente reaccionó y con todas sus fuerzas empujó a su agresor mientras gritaba pidiendo auxilio. Inmediatamente fue escuchada por su madre que salió corriendo de la sala para ir a defender a su hija.
El joven al verse sorprendido intentó salir de la casa, pero sus familiares no lo permitieron y llamaron a la Policía. Cuando llegaron los oficiales, se lo llevaron aprehendido y luego de su audiencia cautelar fue remitido preventivamente al penal de Morros Blancos hasta que se desarrolle la investigación preliminar.
Para que este sujeto sea detenido, Lucía tuvo que revivir ese momento delante del personal de la Defensoría de la Niñez y Adolescencia, de la Policía y el Ministerio Público. Seguramente tendrá que volver a hacerlo en más de una oportunidad para lograr que su caso vaya a juicio, termine con una sentencia y no quede impune como tantos otros.
Algunas cifras
El caso de Lucía no es el único de esta naturaleza registrado desde que comenzó la cuarentena. De acuerdo a la jefa de la Defensoría de la Niñez y Adolescencia del municipio de Cercado, Carolina Ortiz, se atendieron dos y en ambos casos los agresores ya estarían detenidos preventivamente.
Además de la violencia sexual de la que son víctimas los menores de edad, también están los casos de violencia familiar. Que de acuerdo a la fiscal departamental, Carla Oller, entre el 21 de marzo hasta el 16 de abril se abrieron 21 casos.
Es decir, que a pesar de la cuarentena se siguen registrando hechos de violencia. Es por eso que Ortiz llama a las víctimas y a todas aquellas personas que conozcan de algún caso de esta naturaleza, para que puedan hacer su denuncia lo antes posible.
“Estamos haciendo incidencia con lo que son los mensajes en cuanto a la prevención, en caso de que se identifique violencia en su zona por favor llamen a los números gratuitos que están señalados en la Policía como el 116, 800 14 0348 y el 6640900 de la FELCV”, dijo.
La Defensoría de la Niñez y Adolescencia está trabajando en la cuarentena con un equipo interdisciplinario compuesto por una abogada, una psicóloga y unta trabajadora social por turnos, además de tener en funcionamiento la Cámara Gessel para la atención de víctimas.