Agenda verde
¿La crisis global acelerará transición energética?, la pregunta en la COP27
El consenso entre los especialistas es que la transición energética hacia el abandono de las fuentes fósiles va a acelerarse tras la guerra en Ucrania y su impacto en el suministro y los precios del petróleo y gas.



La COP27 difícilmente concluya con nuevos compromisos para reducir las emisiones de gases que producen el cambio climático, pero la crisis energética global terminará por provocar más acción de los países para avanzar en el abandono de los combustibles fósiles. Esa es la sensación positiva que se están llevando muchos observadores de esta cumbre anual en Egipto.
“El aumento de precios de la energía por la invasión rusa a Ucrania hizo retroceder a muchos países en la transición hacia energías renovables en 2022. Pero esto no va a durar, porque las naciones desarrolladas comprobaron que el mejor camino hacia la seguridad energética es acelerar el abandono de los combustibles fósiles”, dijo a IPS el peruano Manuel Pulgar Vidal, líder de Clima y Energía del Fondo Mundial para la Naturaleza (WWF).
La cuestión es vista desde el mismo punto de vista en algunos países del Sur en desarrollo.
El ministro de Ambiente y Energía de Costa Rica, Franz Tattenbach Capra, fue enfático en diálogo con IPS: “Países como el nuestro, que no tienen petróleo o gas, están horrorizados con el aumento de precios. Esto nos va a llevar a intentar ser menos dependientes de las importaciones”.
La relación cercana que se ha establecido entre acción climática y desarrollo económico es fácil de advertir en esta 27 Conferencia de las Partes (COP27) de la Convención Marco de las Naciones Unidas sobre Cambio Climático, que atrajo a más de 33 000 personas hasta esta ciudad balnearia de la península del Sinaí.
Se trata de un nexo que va mucho más allá de la negociación entre los 193 Estados parte sobre mitigación y adaptación al cambio climático, que este año se concentra en la acción climática, como resalta el lema de la cumbre: “Juntos por la implementación”.
Feria global
La COP27 tiene mucho de feria y lugar de encuentro multitudinario, con un número agobiante de charlas, actividades y difusión de documentos, en la que la tarea de elegir dónde estar es muy difícil y todos tienen la permanente sensación de estar perdiéndose algo más interesante que sucede al mismo tiempo.
Mientras líderes mundiales dan discursos y funcionarios técnicos discuten los próximos pasos de la acción climática, países, organizaciones y empresas buscan y ofrecen financiamiento, en reuniones públicas y privadas, para todo tipo de proyectos, que van desde la energía, el agro y la infraestructura hasta el fortalecimiento de comunidades indígenas.
Impacto Según un informe que presentó aquí la Agencia Internacional de Energías Renovables (Irena), solo 29 % de la generación proviene de fuentes alternativas y las emisiones de carbono siguen en ascenso.
“Este proceso ha sido muy hábil en conectar cambio climático y economía. Todos sabemos que los países que no tengan responsabilidad climática van a retroceder en los próximos años”, apuntó Pulgar Vidal, que cuando era ministro de Ambiente en Perú coorganizó y presidió la COP20, celebrada en Lima en 2014.
El sector energético es definitivamente la llave maestra para la búsqueda de soluciones al cambio climático, ya que es responsable de más de las tres cuartas partes de las emisiones globales de gases de efecto invernadero (GEI) y sigue sostenido fundamentalmente por los fósiles.
Según un informe que presentó aquí la Agencia Internacional de Energías Renovables (Irena), solo 29 % de la generación proviene de fuentes alternativas y las emisiones de carbono siguen en ascenso.
“Este año, francamente, ha sido de procrastinación”, reconoció la directora ejecutiva del Programa de Naciones Unidas para el Medio Ambiente (Pnuma), Inger Andersen, el martes 15, día dedicado a la energía en la interminable agenda de eventos paralelos que se desarrollan en el Centro de Convenciones de Sharm el Sheij.
En las negociaciones oficiales, sin embargo, la discusión energética aparece en segundo plano, detrás del debate sobre la creación de un fondo para compensar los daños y pérdidas de los países del Sur que más han sufrido por las sequías, inundaciones, huracanes, incendios forestales y otros fenómenos acelerados en los últimos años.
La COP26, celebrada hace un año en la ciudad escocesa de Glasgow, terminó con un sabor amargo en términos energéticos, cuando, luego de una intervención de la India, se acordó un compromiso de reducir, en lugar de suprimir, el uso de carbón, el más contaminante de los combustibles fósiles.
Por ahora, no hay indicios de que esta cumbre termine con un acuerdo superador en este rubro.
Efectos de la guerra
Carlos Manuel Rodríguez, máximo responsable del mayor fondo multilateral de financiación de la acción climática en países en desarrollo, también está convencido de que la crisis energética generada por la guerra en Ucrania será, en el mediano y largo plazo, un disparador de mayor velocidad en la transición.
“El conflicto hizo entender a muchos lo vulnerable que es el sistema energético global y lo nefasta que es la dependencia de los combustibles fósiles”, dijo a IPS el director ejecutivo del Fondo para el Medio Ambiente Mundial (GEF, en inglés), en uno de los anchos pasillos del Centro de Convenciones de Sharm el Sheij, donde el tránsito intenso de personas no se detiene entre las 8:00 de la mañana y las 9:00 de la noche.
“Con una matriz de energía más basada en fuentes renovables, hubiera habido más resiliencia ante el impacto de los sucesos en Ucrania. Los países europeos ya lo entendieron y confío en que los estén entendiendo en otras regiones”, agregó Rodríguez, exministro de Ambiente costarricense.
Informes que circularon en Sharm El Sheij avalan la teoría de que el impacto de la crisis podría ser a la larga beneficioso para la transición energética.
En los cuatro mayores emisores -China, Estados Unidos, la Unión Europea e India- las inversiones públicas y privadas en electrificación del transporte y en energías renovables están creciendo debido a mecanismos de mercado y a la preocupación sobre seguridad energética, dice un documento que presentó la Unidad de Inteligencia Climática y Energética, una organización no gubernamental con base en Reino Unido.
“Nadie que entienda las crisis interconectadas que estamos viviendo cree que más petróleo y gas natural sea algo más que una solución de corto plazo. Creemos que la transición verde se va a acelerar”, dijo aquí Gareth Redmond-King, líder de la organización.
Presión de la sociedad civil
La COP27 tiene una amplísima participación de organizaciones, que se proponen incidir en el proceso de negociaciones y buscan financiamiento en el evento.
Harjeet Singh, de la Red Internacional de Acción Climática (CAN, en inglés), agrupación que cobija a más de 1800 organizaciones en 130 países, afirmó a IPS que “la guerra en Ucrania hizo que el foco de muchos países desarrollados cambiara: de acción climática pasó a seguridad energética”.
Singh ha reclamado que en el documento final de la COP27, que debe terminar el viernes 18 si no se prolonga un día más como suele ser habitual en estas cumbres, se incluya un compromiso de detener la expansión de los combustibles fósiles.
Al mismo tiempo, lamentó que, por el impacto de la guerra “vemos a la industria de los fósiles aprovechando este espacio para venderse como sostenibles, lo que es inaceptable”.
Las evidencias de la necesidad de mostrarse como parte de la acción climática del sector petrolero están en todos lados en este gigantesco Centro de Convenciones, donde la organización Global Witness denunció que están registrados como participantes 636 lobistas de los intereses y las compañías petroleras.
Una de las cientos de organizaciones con estands en Sharm el Sheij es el Fondo para el Desarrollo Internacional de la OPEP (Organización de Países Exportadores de Petróleo).
“Vinimos aquí para hacernos visibles, ya que queremos contribuir a que la transición energética en todos los países sea inclusiva”, dijo a IPS Nadia Benamara, jefa de Comunicaciones de este Fondo, con su sede en Viena.
Benamara dijo que el Fondo se comprometió a financiar con 24 000 millones de dólares, hasta 2030, la acción climática, debido a que “los países productores y exportadores de petróleo también son víctimas del cambio climático y quieren contribuir a la solución”.
IPS realizó este artículo con el apoyo Climate Change Media Partnership 2022, de Earth Journalism Network, de Internews, y de Stanley Center for Peace and Security.
Cada multimillonario emite un millón de veces más CO2
Las inversiones de las 125 personas más ricas del mundo emiten 393 millones de toneladas de dióxido de carbono (CO2) cada año, un millón de veces más que quienes, por sus ingresos, están en el 90 por ciento inferior de la humanidad, indicó un nuevo estudio de la coalición contra la pobreza Oxfam.
Nafkote Dabi, líder de cambio climático de la coalición, afirmó que “estos pocos multimillonarios juntos tienen ‘emisiones de inversión’ que equivalen a las huellas de carbono de países enteros como Francia, Egipto o Argentina”.
Dabi dijo que “las emisiones de los estilos de vida multimillonarios, sus jets privados y yates son miles de veces más altas que las de una persona promedio, lo que ya es completamente inaceptable”.
“Y si además observamos las emisiones de sus inversiones, entonces sus emisiones de carbono son un millón de veces más altas”, agregó.
Para el responsable de Oxfam “esto tiene que cambiar. Estos inversionistas en la cima de la pirámide corporativa tienen una gran responsabilidad en la conducción del colapso climático. Han escapado a la responsabilidad durante demasiado tiempo”.
Las inversiones de los 125 multimillonarios estudiados suman 2,4 billones (millones de millones) de dólares y arrojan a la atmósfera un promedio de anual de tres millones de toneladas de CO2 por persona, un millón de veces más que 2,76 toneladas que es el promedio para 90 % de habitantes del planeta.
Es probable que la cifra real sea aún mayor, ya que según Oxfam las emisiones de carbono publicadas por las empresas subestiman sistemáticamente el nivel real del impacto del carbono, y hay empresas y multimillonarios, probablemente responsables de un alto impacto climático, que no revelan sus emisiones.
El estudio de Oxfam fue divulgado en coincidencia con la 27 Conferencia de las Partes (COP27) de la Convención Marco de las Naciones Unidas sobre el Cambio Climático, que se realiza en la ciudad egipcia Sharm El Sheij.
Oxfam utilizó datos públicos para calcular las “emisiones de inversión” de multimillonarios con más de 10 % de participación en una corporación, asignándoles una parte de las emisiones reportadas de las corporaciones en las que invierten en proporción a su participación.
A diferencia de la gente promedio, los estudios muestran que las inversiones de las personas más ricas del mundo representan hasta 70 % de sus emisiones.
El estudio también encontró que los multimillonarios tenían un promedio de 14 % de sus inversiones en industrias contaminantes como la energía y materiales como el cemento, el doble del promedio que maneja la calificadora Standard and Poor 500.
Solo un multimillonario en la muestra tenía inversiones en una empresa de energía renovable.
La elección de las inversiones que hacen los multimillonarios está dando forma al futuro de la economía. Por ejemplo, al respaldar infraestructura con alto contenido de carbono aseguran altas emisiones en las próximas décadas.
El estudio encontró que si los multimillonarios de la muestra trasladasen sus inversiones a un fondo con estándares ambientales y sociales más estrictos, podrían reducir la intensidad de sus emisiones hasta cuatro veces.
“Necesitamos que la COP27 exponga y cambie el papel que las grandes corporaciones y sus ricos inversionistas están jugando para beneficiarse de la contaminación que está provocando la crisis climática global”, dijo Dabi.
Sostuvo que “no se les puede permitir esconderse o maquillarse de verde. Necesitamos que los gobiernos aborden esto con urgencia publicando las cifras de emisiones de las personas más ricas, regulando a los inversores y las empresas para reducir las emisiones de carbono, y gravando la riqueza”, agregó.
Oxfam ha estimado que un impuesto sobre el patrimonio a los superricos del mundo podría recaudar 1,4 billones de dólares al año, recursos que podrían ayudar a los países en desarrollo, los más afectados por la crisis climática, a adaptarse, abordar las pérdidas y los daños y llevar a cabo una transición justa a energía renovable.
Según el Programa de las Naciones Unidas para el Desarrollo (Pnuma), los costos de adaptación para los países en desarrollo podrían aumentar a 300 000 millones de dólares por año para 2030. Solo África requerirá 600 000 millones de dólares en el lapso 2020-2030.
Oxfam también pide tasas impositivas mucho más altas para las inversiones en industrias contaminantes, para desalentar tales inversiones.