Agenda verde
Los «reyes latinos» de la carne (y la deforestación)
Brasil, Argentina, Uruguay y Paraguay copan el mercado de exportación de carne, principalmente hacia el mercado chino, aunque topan con algunas restricciones. El impacto medioambiental por la deforestación es serio



Productos sudamericanos altamente cotizados en los mercados internacionales, como la carne bovina, la soya (soja), el maíz o el aceite de palma, están provocando un gran avance de la deforestación sobre los bosques de la región con el fin de convertirlos en cultivos o pasturas. De hecho, un tercio de la deforestación mundial está vinculada al comercio internacional, lo que está llevando a un punto crítico a los bosques y la biodiversidad.
A nivel mundial los últimos 30 años se han deforestado 420 millones de hectáreas (Mha) de bosques y el cambio de uso de suelos para actividades agrícola- pecuarias es responsable del 90 % de esta pérdida: tierras de cultivo para cereales (52,3 %) y ganadería (37,5 %). En Sudamérica la relación es inversa: el 70 % de la pérdida de bosques es para conversión en pasturas para ganado bovino y 20 % para agricultura, sobre todo para cultivos de soya (FAO, 2020; 2021). Hay que subrayar que la región alberga los principales países productores y exportadores mundiales de agrocommodities (materias primas agropecuarias), que al mismo tiempo han perdido mayor cantidad de bosques, como Brasil, Bolivia, Colombia, Perú, Argentina y Paraguay.
El paulatino avance de la frontera agropecuaria en los bosques tropicales del continente ha provocado -entre 2013 a 2019- la deforestación de 33,9 Mha de bosques, de las que 26 Mha fueron usadas para la agricultura comercial. Al menos el 88 % de esta agro- conversión de bosque fue ilegal, y lo producido en al menos 6,2 Mha fue exportado a Asia, principalmente China; África, especialmente Egipto; Europa, Estados Unidos, Rusia, Chile entre otros (Dummett; Blundell, 2021; Cauthin, 2021). A este proceso comercial se le llama deforestación exportada, pues afirma que gran parte del comercio mundial del agronegocio está directamente vinculado a la pérdida masiva de bosques talados de forma legal e ilegal (Karsenty, 2022).
En Bolivia el efecto de la deforestación y ampliación de la frontera agrícola, tanto para la ampliación del forraje para ganado como para la plantación de soya y otros productos agrícolas intensivos.
Los “reyes” de la carne
Cuatro de los diez principales países exportadores mundiales de carne bovina se encuentran en Sudamérica: Brasil, Argentina, Uruguay y Paraguay. Analizando algunos indicadores de estos países llama la atención que actualmente más del 50 % de toda su producción cárnica vacuna tiene como destino el mercado chino (Brasil 50 %, Argentina 57 % y Uruguay 64 %), con excepción de Paraguay que no exporta a ese país pero concentra su mercado en Chile (38,25 %) y Rusia (22,17 %).
A nivel regional, tomando en cuenta el alto porcentaje del mercado chileno para Paraguay, es de notar que Chile se constituye en el primer comprador cárnico de la región, demando el 5,25 % de la producción brasileña, el 6 % de la argentina y el 0,75 de la uruguaya. Por otra parte, la Unión Europea representa el 13 % del total exportado en Argentina; el 8,7 % de las ventas uruguayas, el 5 % del facturamiento de Brasil y el 1,61 % de Paraguay; estando a nivel de la demanda de otros países asiáticos e incluso Israel.
En términos del procesamiento y comercialización, al menos tres frigoríficos con base en Brasil manejan buena parte del negocio de la exportación: JBS (iniciales del fundador José Batista Sobrinho y fundada en 1953), Minerva (fundada en 1957) y Marfrig (fundada en 2000) son las empresas que poseen altas inversiones en estancias, frigoríficos y distribución de carne en los cuatro países sudamericanos mencionados.
En vista del repunte del comercio de carne bovina, los últimos 15 a 20 años la frontera agropecuaria ha presionado para desplazar la actividad hacia zonas no tradicionales: en Brasil se expandió hasta la región amazónica, en Paraguay hacia la región occidental del Chaco y en Argentina hacia los bosques del Gran Chaco. Mientras que Uruguay, al igual que Paraguay, los últimos años de forma recurrente presentan mermas en la producción ganadera debido a agudas sequías. Hay que recordar que a nivel sudamericano la principal fuente de emisiones de Gases con Efecto Invernadero (GEI) están en la agricultura/ganadería, deforestación y cambio de uso de suelos para estas actividades. Esto sin tomar en cuenta los saldos de los megaincendios forestales vividos los últimos años en la macrozona amazónica (Amazonía, Pantanal, Chiquitanía, Cerrado), el Gran Chaco y humedales del Delta del Paraná.
El mercado mundial de la carne
Según las proyecciones de la Organización de las Naciones Unidas para la Alimentación y la Agricultura (FAO), a nivel mundial se espera que para 2030 la producción de carne bovina se incremente y llegue al 20 % ocupando el tercer lugar en la producción mundial de carnes. El primer sitio está ocupado por las aves de corral, que en 2030 representará el 41 %; luego el cerdo con 34 %; y -detrás de la carne vacuna- estará la ovina con 5 % (OCDE/FAO, 2021). Sin embargo, sin ser la primera ni segunda carne más consumida actualmente, la carne bovina ha tenido los últimos años un crecimiento de demanda relevante sobre todo en el segmento de “países de bajos ingresos”.
Los reportes del Departamento de Agricultura de Estados Unidos (USDA) sobre el comercio mundial de carnes prevén que en 2022 la demanda de carne bovina sea mayor que la oferta, como ha venido ocurriendo los últimos tres años. La importación prevista para este año llegará a 10 millones de toneladas, lo que representa un incremento de 2,7 % con relación a 2021; mientras la producción global de carne vacuna llegará a 58 millones de toneladas, lo que representa un crecimiento del 1 % respecto al año pasado (Aiassa, 2022).
El crecimiento de la demanda de carne bovina no se podría entender sin la crisis sanitaria de la llamada Peste Porcina Africana (PPA) que ocurrió en Asia y el Pacífico entre 2019 y 2020 que, según los reportes del grupo permanente de expertos en PPA, provocó que Asia matara a millones de cerdos de su stock por riesgo de contaminación. En el caso concreto de China, la reducción de su stock provocó que en su reemplazo se comenzara a comprar diferentes tipos de carnes a otros países, ocasionando un boom en el mercado de carne vacuna, pues China pasó de representar el 12 % (902 mil toneladas en 2017) del consumo a más del 32 % de la demanda mundial de carne, con 3,25 millones de toneladas a adquirir en 2022, según las proyecciones del USDA. Esto implica un incremento del 10 % o 300 mil toneladas adicionales con relación a 2021. Las proyecciones de la FAO para 2030 estiman que a este ritmo China pasará de consumir 7 kilos per cápita de carne bovina a 10 kilos/habitante/año.
Principales países dentro del comercio de carne
En 2021, Brasil se consolidó como el principal exportador mundial de carne bovina con el 22 % (2.575 toneladas), seguido de Australia (1.290 t), Estados Unidos (1.549 t), Nueva Zelanda (720 t) y Argentina (685 t), entre los cinco principales lugares, donde también se encuentra India que exporta el tipo de carne bufalina. Siguen en la lista la Unión Europea, Canadá, Paraguay, Uruguay y México, cerrando el grupo de los diez primeros países exportadores de carne, donde resalta la presencia de los cuatro sudamericanos.
El precio medio de exportación difiere de acuerdo al país de origen y destino del tipo de producto. En el caso de la carne vacuna, los tipos de carne que se comercializan son: carne congelada y carne enfriada, siendo esta última la que tiene precios más altos. Brasil -que es el primer exportador- también es el país que tiene los precios más bajos del mercado para la carne enfriada entre 4.000 y 6.000 $US/t y es el país que más vende este tipo de carne al Mercosur (Mercado Común del Sur) y Chile; mientras el resto de los países han estado en el rango de 8.000 y 10.000 $US/t. Según Bervejillo (2021), los otros países especializados en carne enfriada son Australia, Uruguay y Argentina.
En el ítem de carne congelada sin hueso, en 2020 Brasil sostuvo los precios más bajos, pero hacia el final de año Argentina lo superó. Australia tuvo los valores más altos, aunque con menos diferencia respecto a Uruguay o Nueva Zelanda. Australia se centra en los mercados de EE.UU., Japón y Corea (aproximadamente 50 %), además de China y Hong Kong en un 30%; mientras los países del Mercosur concentran su exportación solo en estos dos países asiáticos entre un 55 % y 80 %.
El crecimiento de 2 % proyectado para este año en el sector cárnico bovino se sostiene en las exportaciones globales de Brasil, India, Australia, Canadá, Uruguay y México que buscan elevar sus indicadores si las restricciones sanitarias y/o políticas de comercio no ralentizan sus expectativas; en tanto que el panorama de crecimiento de EE.UU., Argentina, Nueva Zelanda y Paraguay no queda claro. Lo que sí parece estar claro es que el consumo de carne vacuna tendría un crecimiento global de 0,6 %, pero China en particular alcanzaría el 4,3 %, EEUU caería 2,8 % y en la Unión Europea reduciría su consumo de 0,4 % (Bervejillo, 2021; USDA, 2021).
Bolivia, la exportación de la carne y sus restricciones
Según el Ministerio de Desarrollo Productivo y Economía Plural, el país contaba en 2021 con un superávit de 22.870 toneladas de carne con hueso (16.009 toneladas de carne sin hueso). En julio de ese año, el sector ganadero estaba a punto de superar esta barrera, pues ya había exportado 11.929 toneladas (74,51 %) por un monto de 59,4 millones de dólares. Esto levantó las alertas sobre el posible desabastecimiento del mercado interno para favorecer a la exportación, y refleja las intenciones del sector ganadero de querer cuadruplicar estas cifras el siguiente quinquenio (Fegasacruz, 2021).
Bolivia exporta carne bovina a Perú, Ecuador, República del Congo, Hong Kong, Vietnam y China. Siendo que China en 2020 consumió el 84 % del total de carne exportada a nivel nacional, en concreto las clases medias asiáticas en ascenso se han convertido en el principal mercado de consumo de este producto. En declaraciones de prensa, los ganaderos y el gobierno expresaron su intención de buscar más mercados en Rusia, Irán, Corea del Sur o Colombia.
Los datos indican que sin lugar a dudas Santa Cruz es el único departamento que está generando el superávit de exportación, mucho más preciso es decir que de los más de 30 mil productores ganaderos cruceños, apenas 41 lograron cumplir los requisitos de exportación hasta 2020: de estos solo 1 es de Beni, el resto son estancias asentadas en Santa Cruz, y de estas estancias casi el 40 % cuenta con capitales extranjeros, sobre todo brasileños y argentinos (Méndez, 2021). De los 47 mataderos y frigoríficos registrados solo en Santa Cruz y Beni, tres cuentan con autorización para procesar la carne y exportarla: dos de estas empresas son cruceñas, patrimonio de familias ganaderas, y la tercera es una transnacional paraguaya con capitales brasileños asentada también en Santa Cruz.
Producción de carne
Actualmente el país tiene un récord de 1.393.190 cabezas de ganado faenadas, de las que resultan 276.448 mil toneladas de carne a nivel nacional (INE, 2020). En quince años, la producción de carne se incrementó en 100.627 toneladas. Este aumento y ritmo de producción tiene relación directa con el consumo per cápita de carne bovina, que en 2017 era de 21,17 kilogramos por año (kg/hab.), cifra por debajo del consumo de pollo (44,32 kg/hab./año) y sobre del consumo porcino (8,85 kg/hab./año), según datos del Ministerio de Desarrollo Rural y Tierras (MDRyT) y el Observatorio Agroambiental y Productivo (OAP) citados por Fegasacruz. Según Alejandro Díaz Salek, presidente de Fegasacruz, en 2021 el consumo per cápita anual habría subido a 23 kg de carne bovina, lo que representaría una demanda de consumo interno de 230 mil toneladas aproximadamente (Publiagro, 2021). Sin embargo, existen divergencias sobre si el entusiasmo de los exportadores no generará desabastecimiento y encarecimiento del producto a nivel nacional.
De hecho, en abril de ese año el gobierno tuvo que emitir la Resolución Biministerial 006/2021 del Ministerio de Desarrollo Productivo y Ministerio de Desarrollo Rural y Tierras para regular la exportación de carne, mediante la emisión de Certificados de abastecimiento interno y precio justo, según justificaba la misma resolución: “el ritmo al que actualmente se viene realizando las exportaciones de carne bovina deshuesada, se estima que el saldo exportable de 16.009 toneladas establecido para esta gestión será alcanzado a mediados del mes de junio, lo cual implica un riesgo de posible desabastecimiento del mercado interno si se continuara la exportación posterior a esa fecha”.
en 1994 Bolivia realizó la primera exportación de 38 mil kilogramos de carne bovina por vía área y terrestre a Perú, mediante un convenio con la empresa Polanco Carnes SA. La iniciativa tuvo como impulsores y actores a Fegasacruz, el matadero municipal Pampa de la Isla de Santa Cruz y el frigorífico Fridosa (Fegasacruz, 1996). Los registros del INE desde 1995 indican que ese año se exportaron 50 toneladas por un precio de 0,14 millones de dólares, estas exportaciones incipientes –por menos de un millón de dólares- tuvieron como momentos de repunte el año 2001, cuando se exportaron 497 toneladas de carne por un total de 1,1 millones de dólares; cifra que se elevó a 2,2 millones de dólares en 2005 (1.073 t); 3,5 millones de dólares en 2007 (1.327 t); y a partir de 2013 se registran ingresos por más de diez millones de dólares anuales, con más de dos mil toneladas de carne bovina exportada.