La ONU tiene previsiones desesperanzadoras para 2030
El Covid-19 sumó otros 100 millones de personas pobres, 50.000 en Tarija
La pobreza multidimensional mide ingresos, salud, educación y nivel de vida y es el manejado por el Programa de la ONU para el Desarrollo. Ese crecimiento de la pobreza es mayor en Tarija que a nivel nacional, ya que mientras en Bolivia la incidencia es de 39 por ciento, en Tarija es de 42%



El ambicioso objetivo de la ONU de erradicar la pobreza extrema para 2030 se tambalea por una serie de problemas en todo el mundo, como la pandemia de coronavirus, la persistencia de conflictos militares generalizados y el devastador impacto del cambio climático.
Más de 700 millones de personas viven en la pobreza en el mundo, y sobreviven con menos de 1,90 dólares al día, según varias estimaciones. En Bolivia, donde el dato había experimentado un descenso acelerado desde 2005, ha vuelto a repuntar con la pandemia dejando el índice general de pobreza sobre el 39 por ciento a final de 2020 y el de pobreza extrema en el 14 por ciento. 2021 no ha ido mucho mejor.
La rápida propagación de la pandemia, cuyos orígenes se remontan a diciembre de 2019, se considera la principal razón del aumento de la pobreza, por primera vez en 20 años.
Un informe del Banco Mundial, actualizado en octubre, afirma que hay 100 millones más de personas pobres como consecuencia directa de la pandemia.
Durante casi 25 años, la pobreza extrema -el primero de los 17 Objetivos de Desarrollo Sostenible (ODS) de la Organización de las Naciones Unidas (ONU)- disminuyó de forma constante. Pero por primera vez en una generación, el esfuerzo por poner fin a la pobreza sufre un revés, alerta el informe.
Richard Jolly, del Instituto de Estudios del Desarrollo de Sussex (Gran Bretaña), dijo a IPS que por lo menos el Banco Mundial hace hincapié en que la pobreza mundial aumenta, tras muchos años en los que, en los países con un crecimiento económico por habitante positivo, sugería que la pobreza había disminuido o pronto lo haría.
Pobreza multidimensional
Reconociéndose «fan» del Informe sobre Desarrollo Humano (IDH) anual del Programa de las Naciones Unidas para el Desarrollo (PNUD), consideró: «Para mí, la pobreza multidimensional es un indicador más realista y relevante».
«Quiero saber qué pasa con la esperanza de vida, el acceso a la educación y los ingresos de los sectores más pobres de la sociedad, los que están por debajo de una medida de pobreza o de una renta media», apuntó.
Por ejemplo, las cifras y porcentajes de personas que ganan menos de 10.000 dólares al año en muchos países, y menos en algunos países, y en especial de África. Incluso si por medidas de ingresos la pobreza aumenta, una medida multidimensional es mucho mejor, explicó.
«¿Qué dicen los de la oficina del PNUD con respecto al Informe sobre Desarrollo Humano frente a las actuales tendencias de la pobreza?», preguntó Richard, quien fuera administrador de la oenegé Oxfam y presidente de la Asociación de Naciones Unidas del Reino Unido.
El Secretario General de ONU, Antonio Guterres, afirmó que la pandemia dejó «al descubierto» desafíos -como las desigualdades estructurales, la inadecuada atención sanitaria y la falta de protección social universal- así como el alto precio que las sociedades pagan por ello.
Acabar con la pobreza es el foco de la Agenda 2030 para el Desarrollo Sostenible de la ONU, y es el primero de los Objetivos de Desarrollo Sostenible (ODS). A pesar de ello, la pobreza y el hambre, según Guterres, aumentan, tras décadas de progreso.
En su mensaje de Año Nuevo, señaló que el mundo da la bienvenida a 2022 «con nuestras esperanzas en el futuro puestas a prueba» por la profundización de la pobreza y el empeoramiento de la desigualdad, por una distribución desigual de las vacunas contra la covid, por los compromisos climáticos que no alcanzan sus objetivos y por los continuos conflictos, divisiones y desinformación.
«No son sólo pruebas políticas. Son pruebas morales y de la vida real. Y son pruebas que la humanidad puede superar, si nos comprometemos a hacer de 2022 un año de recuperación para todos», declaró.
En una entrevista con IPS, Roberto Bissio, coordinador de Social Watch, una red internacional de organizaciones ciudadanas que monitorean el cumplimiento de los compromisos acordados por los gobiernos, señaló que el Banco Mundial subestima una vez más la pobreza al medirla con el bajísimo parámetro de 1,90 dólares al día.
Además, suponer que la marea levanta todos los barcos por igual, hace pensar que el «tsunami» de la pobreza derivado de la covid en 2020 se revierte gracias al crecimiento económico de 2021.
«Eso ignora la conclusión del Informe sobre la Desigualdad en el Mundo 2022, presentado el 7 de diciembre de 2021, que muestra que las desigualdades se han exacerbado, especialmente en el Sur, donde los Estados no tienen bolsillos profundos para financiar la protección social de emergencia», subrayó.
Primer fracaso
El Banco Mundial tiene razón en que el ODS1 sobre la reducción de la pobreza no se alcanzará en 2030 si no se producen cambios importantes en las políticas, pero tampoco se logrará el ODS10 sobre la reducción de las desigualdades, puntualizó Bissio, quien también fue miembro del Comité Asesor de la Sociedad Civil para el Administrador del PNUD, y cubre temas de desarrollo como periodista desde 1973.
«Además, ignora vergonzosamente que las políticas de privatización y desregulación promovidas por el Banco Mundial empeoran las desigualdades», afirmó.
«En cambio, las políticas recomendadas por el infame y ya descontinuado informe «Doing Business» del Banco Mundial, siguen siendo parte de las condiciones impuestas a los países para recibir la asistencia de emergencia» del organismo multilateral.
La institución que dice tener como mandato principal la reducción de la pobreza es parte del problema, no de la solución, sentenció Bissio, quien también es representante internacional del Instituto del Tercer Mundo, con sede en Uruguay.
Vicente Paolo Yu, asesor jurídico principal de la Red del Tercer Mundo, dijo a IPS que el retroceso en 2020 en la lucha contra la pobreza mundial debido a la pandemia de la covid agrava el impacto de otras crisis como el cambio climático, la pérdida de biodiversidad y la brecha en el desarrollo que sufren los pobres del mundo, en particular los de los países en desarrollo.
«La pobreza global y la desigualdad entre y en todos los países, el cambio climático, la pérdida de biodiversidad y las respuestas desiguales a la pandemia son algunos de los resultados actuales de las injusticias históricas contra el Sur Global, cometidas en nombre de la civilización occidental y la globalización», subrayó.
«El pasado es parte de nuestro presente que da forma a nuestro futuro. Estas crisis están vinculadas y no pueden combatirse eficazmente mediante esfuerzos parciales o en silos», observó Yu.
La pobreza y la desigualdad mundiales existen no porque la gente no trabaje duro en sus propios hogares y comunidades, sino porque la forma en que está configurado el sistema económico, financiero y comercial mundial dificulta que los pueblos y países pobres salgan de la pobreza, argumentó.
Los países en desarrollo que lograron reducir la pobreza en los últimos tiempos son los que aplicaron diversas políticas de desarrollo, dijo Yu, quien fue director ejecutivo adjunto del Centro del Sur en Ginebra.
Por lo tanto, la pobreza y la desigualdad no son fenómenos naturales, sino que nacen de las acciones y decisiones tomadas por las sociedades humanas. También pueden revertirse mediante decisiones humanas, subrayó.
«No actuar juntos como una comunidad humana común en todos los frentes en materia de pobreza y desigualdad y sus diversas manifestaciones en las causas profundas y en los impactos del cambio climático, de la pérdida de biodiversidad y de las respuestas a las pandemias conduce a la negación de las opciones y oportunidades humanas, las violaciones de los derechos humanos y el aumento de la inseguridad humana, la impotencia y la exclusión de los pueblos, sus comunidades y sus países», declaró Yu.
La lucha debe realizarse mediante un esfuerzo amplio y sistémico en todo el mundo, basado en un profundo sentido de la urgencia y en la comprensión de la equidad y la justicia como bienes públicos a la hora de emprender acciones interrelacionadas en los ámbitos económico, social y medioambiental. Se trata de optar por crear las condiciones para la dignidad humana y una vida decente para todos en lugar de esperar la caridad de los ricos, añadió.
«Va en contra de los principios de todas las creencias y de la buena voluntad humana negarse a actuar contra la injusticia de la pobreza. No debemos limitarnos a mirar hacia otro lado y pedir caridad. Tenemos que actuar con valor y convicción para corregir la injusticia, reparar los errores y lograr liberarnos de la pobreza y la desigualdad», insistió.
Este debería ser el año en que todos los pueblos se unan para liberarnos de las cadenas de la pobreza y la desigualdad, abogó.
Tarija pobre De cada 100 personas en Tarija 42 están bajo el umbral de la pobreza y 17 no cubren sus necesidades básicas
Preocupa el incremento de la pobreza en Tarija
Una de las regiones más castigadas por el incremento de la pobreza en Bolivia es precisamente Tarija, cuyos datos llevan años creciendo por el efecto de la última caída del barril de petróleo en 2014, que dejó al departamento más dependiente de la economía del gas del país con una amplia deuda.
Datos del Instituto Nacional de Estadística, obtenidos en la Encuesta de Hogares 2020, reflejan este crecimiento del índice de pobreza y de pobreza extrema. Lo que llama la atención es que ese crecimiento es mayor al nacional, ya que mientras en Bolivia la incidencia de pobreza es de 39 por ciento, en Tarija es de 42 por ciento.
Similar comportamiento se refleja con los índices de pobreza extrema. Ya que a nivel nacional el crecimiento de la pobreza extrema ha sido de 13,7 por ciento, mientras que en Tarija es de 17,1 por ciento.
La pobreza es una situación en la cual no es posible satisfacer las necesidades físicas y psicológicas básicas de una persona, por falta de recursos como la alimentación, la vivienda, la educación, la asistencia sanitaria, el agua potable o la electricidad.
En números absolutos supone que en Tarija más de 240.000 personas viven en pobreza – unos 50.000 más que en 2018 - y al menos 98.000 no pueden cubrir las necesidades vitales diarias.
Para el analista en economía, Fernando Romero, “eso ubica a Tarija, en el ámbito nacional, en el cuarto lugar pobreza, después de Potosí, Chuquisaca y Cochabamba. Pero, en extrema pobreza estamos en tercer lugar, algo más preocupante, después de Potosí y Chuquisaca”, advirtió Romero.
Un dato que destacó el analista es que, según el informe del INE, en los últimos cuatro años, del 2016 al 2020, a nivel nacional hubo un descenso en el indicador de extrema pobreza, situación que se refleja los departamentos, sin embargo, en Tarija ese porcentaje subió.
“La pobreza en Bolivia se redujo en un 10,13 por ciento, mientras que en Tarija aumentó en 18,28 por ciento, siendo el único departamento que creció en pobreza durante estos años”, advirtió el analista, a tiempo de considerar que estos datos tienen una relación directa con la caída del Producto Interno Bruto (PIB) departamental, producto de la caída de precio internacional del petróleo.