Era golpeado constantemente por su padrastro
Anatolio Díaz, el artista que superó el maltrato y la enfermedad
Es invierno y el frío azota en la ciudad de Tarija, sin embargo el sol se hace espacio entre las nubes y brilla al promediar las cinco de la tarde en la zona de Tomatitas. En un lugar algo elevado y con vista al río Guadalquivir se encuentra Anatolio junto a su pareja y a un albañil...



La edificación la piensa destinar a su madre, quien no quiere salir de su pueblo natal, Paicho, para ir a la ciudad de Tarija, pues no se acostumbra. Ahí, a un costado del camino y dentro de su vagoneta Toyota, Anatolio Díaz cuenta lo duro de su vida y cómo llegó a tener la fama que hoy le persigue cada vez que visita una comunidad.
A primera vista se puede observar que padece de una enfermedad o malformación. Tiene la pierna y el brazo derechos más cortos que las otras extremidades y por ello, usa la ojota derecha más alta que la otra para nivelar su caminar. La pregunta es inevitable y ahí comienza a contar la dura historia de su vida.
De entrada dice que tuvo una infancia muy difícil, oriundo de Paicho, comunidad del municipio de El Puente, cuenta que cuando tenía seis años tuvo que dejar su casa, escapando de las retas, maltratos y golpizas de su padrastro. No conoció a su padre y más tarde su madre se casó con otro sujeto, quien no lo quería y tenía siempre una mala actitud hacia él.
Anatolio Díaz trabajó su primer albúm en el año 2011
Por ello, desde sus seis hasta sus diez años vivió en las praderas y en las calles durmiendo en el suelo o sobre lo que encontraba. Se alimentaba gracias a su trabajo que en ocasiones era cuidar animales, pero en realidad hacía lo que le encomendaban. Pese a su esfuerzo hubo muchos otros días en los que no tenía qué llevarse a la boca. Según dice, su madre nunca lo buscó, pues supone que prefería tener a un hombre a su lado que le ayude a subsistir, además era el padre de sus medios hermanos.
Cuando tuvo 10 años decidió volver a su hogar y la situación no había cambiado en cuanto al trato que recibía de su padrastro, pero él se hizo fuerte y aguantaba todo eso por tener un hogar. Por si fuera poco, a la edad de 14 años, la situación para Anatolio se complicó pues una extraña y dolorosa enfermedad lo comenzó a atormentar.“Me enfermé primero de la mano y después del pie (…) no podía ni dormir, no podía ni ir al baño”, dice al recordar que el dolor que sentía en sus huesos era inhumano.
Los golpes de su padrastro le ocasionaron infección en los huesos
No sabe explicar qué es lo que le pasó, simplemente recuerda una explicación que le había dado un médico que le atendía. Éste le había dicho que se trataba de una infección crónica en los huesos.¿Cuáles eran las causas? según cuenta, los médicos que lo revisaron, le explicaron que su enfermedad era producto de los golpes y las innumerables noches que tuvo que dormir a la intemperie pasando frío. Una vez internado muchos fueron los intentos y varias las semanas que tuvieron que pasar mientras buscaban la cura a su mal, pero no se concretó nada y los médicos del nosocomio le dieron la orden para que se haga revisar en Chuquisaca.
Con un pasaje aéreo donado por las autoridades municipales y sin compañía, Anatolio emprendió el viaje rumbo a la ciudad de Sucre con la esperanza de poder encontrar una solución a su dolorosa enfermedad. Sin embargo, estuvo más de un año y nueve meses postrado en una cama de otro nosocomio. Esta vez sólo y sin ninguna visita de familiares o amistades.Es así que después de un largo periodo y sin ningún resultado positivo, Anatolio tomó la decisión de retornar a su pago.
De nuevo en Tarija y con mucha angustia por todo lo pasado se presentó al hospital a reportar lo ocurrido. Fue ahí, donde conoció al doctor Cavero quien le salvó la vida. “Él me dijo en vano te hicieron ir hasta Sucre, tu hace estito y seguilo al pie de la letra y verás cómo te mejoras”, recuerda. Así lo hizo y ocho días después el dolor había pasado y se sentía mucho mejor.
Esto pasó a la edad de 18 años y con la pelea más dura de su vida vencida, tenía que retomar la lucha diaria para subsistir. Para esto, entre una de las tantas cosas que hizo se dedicó a arreglar radios. Había adquirido este conocimiento debido a que en una ocasión llevó una radio suya al radiotécnico para que la arregle, y ahí mirando aprendió esta tarea. Cuenta orgulloso que pudo aprender este oficio por su cuenta y añade que de 10 radios que le daban para arreglar, al menos ocho eran refaccionadas.
Recuerda que antes su primer oficio era el de vender “chucherías”, puntualmente peines y elásticos, entre otros. Con ese conocimiento pasó luego a hacer trueques de pelón de Paicho por ropa. Para esto él viajaba hasta la ciudad de La Paz con el pelón, traía la mercadería y la vendía dentro de su comunidad.Todos esos oficios le permitieron ganarse algo de dinero, mismo que lo invirtió después en comprarse un terreno en el barrio Las Pascuas, que es el lugar donde reside actualmente.
La guitarra
Hermoso río Huaycheño es una de sus famosas composiciones
¿Cuándo y cómo empezó a tocar la guitarra? recuerda que de pequeño cuando iba a cuidar los animales a las praderas se ponía a cantar y con un palo en mano simulaba que tenía una guitarra, pues emulaba incluso las pisadas y el rasgueo del instrumento.Con una sonrisa en el rostro señala que “pensaba que no podía ser cantante por la voz afónica, creía que los cantantes tenían que tener voces potentes y claras”, dice.
Su primera guitarra la compró con el esfuerzo de sus primeros trabajos, es decir, los que hacía de niño. Relata que cuando la tuvo en sus brazos se puso en la tarea de aprender el arte y así lo hizo, escuchando en la radio y viendo a su tío tocarla en algunas ocasiones. Asegura que aprendió intuitivamente.
Agrega que la guitarra era su mejor amiga en sus peores momentos, sobre todo cuando el dolor en sus huesos era insoportable y debía estar reposando en su cama.Recuerda también que tenía un grupo de amigos con los que jugaban a tener un grupo musical. Así y con bastante práctica él aprendió a tocar guitarra, pero además a componer.
Entre sus primeras composiciones están justamente canciones para la radio Aclo, cuando este medio de comunicación sufrió un atentado. Hoy él tiene dos discos grabados, 13 composiciones propias y se ha hecho acreedor de la fama de uno de los músicos tarijeños más queridos y respetados en la zona rural de Tarija.
Producto de su triunfo en la música, que es lo que más le gusta hacer, él afirma hoy que vive bien, tranquilo y no pasa incomodidades o sufrimientos como los que pasó de niño. Padre de una hija y un hijo, ha logrado tener su propia casa, tener otro terreno en la zona de Tomatitas, donde construye una casa para su madre y además tiene una vagoneta que es en la que va a todas sus presentaciones a lo largo y ancho de Tarija, Bolivia y Argentina.
Contratos y música de Anatolio
Una de las canciones más famosas del artista es la Vida del Chofer
Anatolio Díaz apoyó con su música a la campaña de Julia Ramos rumbo a la Asamblea Plurinacional y producto de ese apoyo, fue contratado en la ciudad de La Paz como mensajero. Recuerda que no fue una buena época en su vida, pues el salario era poco.
El 2011, debido a que la gente le pedía que saque algún disco, Anatolio se animó a trabajar su primer álbum. Para esto se prestó dinero y tuvo que salir a las calles a vender él mismo sus cd’s. Recuerda que para eso iba con un parlante en la mano y ponía su música para que la gente escuche y se anime a comprar. Hoy él tiene dos discos grabados y ya prepara su tercer álbum.
Asegura que contratos no le faltan, pero recuerda que hubo una temporada en la que tenía hasta nueve contratos por día. Dice que esa cantidad de trabajo no se puede atender. Debido a su éxito, cuenta que realizó 30 giras por Argentina, además de haber visitado gran parte del chaco chuquisaqueño y otros lugares del país.