Vive un minuto a la vez

La frase “vive un minuto a la vez” es una invitación profunda a habitar plenamente el momento presente.

“Vivir un minuto a la vez” es soltar la carga del pasado, culpas, heridas, nostalgias, ansiedad del futuro, preocupaciones, expectativas y miedo. Es anclarse en el ahora, donde realmente sucede la vida, donde está Dios, el alma, la conciencia. El presente es el único lugar donde podemos experimentar la paz, la conexión y la transformación real.

“Vivir un minuto a la vez” es una práctica que requiere atención, humildad y confianza. Atención para observar lo que ocurre en tu interior y en tu entorno sin juzgar. Humildad para reconocer que no puedes controlar todo, y que cada minuto es un regalo. Confianza para saber que, aunque no veas el camino completo, puedes dar el siguiente paso con fe.

“Vivir un minuto a la vez” puede traducirse en pequeños actos: respirar conscientemente, sentir tu cuerpo, observar tus pensamientos sin identificarte con ellos, escuchar de verdad a otro, agradecer por algo simple. Es vivir con presencia.

El “vivir un minuto a la vez” rompe con la hiperactividad mental característica del ego. Esto permite la desidentificación de patrones repetitivos como la anticipación ansiosa.

“Viviendo un minuto a la vez” se disuelven muchas ilusiones y sufrimientos innecesarios. Descubrimos que no necesitamos cargar con todo a la vez. Sólo este minuto. Y eso es suficiente. Ahí empieza la verdadera libertad interior.

“Vivir un minuto a la vez” implica una reconfiguración de cómo pensamos, sentimos, nos energizamos, nos vinculamos con lo sagrado y experimentamos el sentido de existir.


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