Solo ayuda a quien te lo pide

Nunca te metas en el sufrimiento ajeno, cada uno lleva la carga que le corresponde.

El hombre debe cansarse de sí mismo y beber hasta el fondo la copa de veneno que le fue asignada y hasta entonces, si pide ayuda, acude, no antes.

No seas presuntuoso y no esperes poder ayudar a todos, nunca obligues a tus guardianes a brindar algo que no será valorado, sólo es posible ayudar a aquellos que están preparados y humildes para aceptar la ayuda que sale de tu corazón.

Una persona que sufre ve el mundo a través de su dolor, por lo que es sorda, ciega, incrédula y egoísta.

Si intervienes en el sufrimiento ajeno sin ser llamado y estar preparado, el vórtice kármico te succionará en un juego ajeno y verás el rostro de la ingratitud, además de cargar con la mala energía del otro.

Recuerda que el hombre es capaz de contagiar con su sufrimiento y eso no te será útil.

Procede por tu camino resolviendo tu propia vida en silencio.

Sólo si estás haciendo tu propio camino encontrarás la fuerza y sabiduría necesaria para ayudar a la gente a levantarse.


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