Bóreas y el sol
Discutían los dioses Bóreas y el Sol sobre sus poderes:
– ¡Yo soy mucho más poderoso que tú. ¿Acaso no ves lo que puedo hacer cuando soplo con fuerza? ¡Levanto tsunamis, avivo incendios, destruyo ciudades enteras! – decía Bóreas con determinación.
– Contemplo tu fuerza, amigo Bóreas, y sé de lo que eres capaz cuando te enfadas, pero deja que te diga que mi fuerza es mayor que la tuya.
– ¡Demuéstramelo!
– De acuerdo, no discutamos más. Aquel que consiga despojar de las ropas al primer caminante que encontremos, será el más poderoso.
– ¡Eso es sencillo! - respondió el fanfarrón de Bóreas.
Así, en cuanto vieron aparecer a un hombre, comenzó el reto. Bóreas era el primero. Empezó a soplar y a soplar, y el ropaje del hombre empezó a levantarse. Pero entonces Bóreas quiso soplar más fuerte, pues estaba muy enfadado, y el hombre, como tenía frío, sacó una manta de su bolsa y se tapó más. Bóreas entonces se dio por vencido.
– Ahora es tu turno- le dijo al Sol.
El Sol entonces comenzó a alumbrar con un poco más de intensidad. El hombre sintió calor y se quitó la manta. Poco a poco, el Sol fue aumentando su fuerza de forma gradual. El hombre entonces ya no aguantó más y se quitó la ropa para lanzarse al río y refrescarse un poco.
Bóreas reconoció entonces que el Sol podía ser más poderoso sin necesidad de usar la fuerza.
Moraleja: «Usa la persuasión antes que la fuerza, pues es mucho más efectiva y poderosa»