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La zorra a la que se le llenó el vientre

Paseaba por el bosque una zorra hambrienta y descubrió que algún cazador había dejado caer en el fondo de un tronco algunos buenos trozos de carne. No se lo pensó dos veces y entró por el pequeño agujero para comérselos.

Tenía tanta hambre que se los comió todos con voracidad, pero después, al intentar salir del tronco, se dio cuenta de que no podía, porque su tripa había crecido tanto, que se quedaba atascada en el agujero.

La zorra comenzó a llorar y a llorar, angustiada ante la idea de terminar allí sus días de esa forma. Pero entonces se acercó hasta ella otra zorra que paseaba por aquel lugar.

– ¿Qué te sucede, amiga, por qué lloras tanto?

– Ay, ¡qué desgracia! - dijo ella- ¡Comí tanto que mi tripa se hinchó y ahora no puedo salir de este tronco!

La otra zorra la miró perpleja y dijo:

– Bueno, ¿y cuál es tu problema? Espera a que la tripa se deshinche y ya está… Y es entonces cuando la zorra atrapada en el tronco se dio cuenta de qué sencilla era la solución a su problema.

 

Moraleja: «Solo con paciencia se resuelven muchos de nuestros problemas»


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