Ella y mi amiga
Viajo en la bicicleta,
para recorrer kilómetros, pienso
podría ser un atleta...
Sólo por verte,
y es que hay algo que no te he dicho,
deseo tenerte,
como el mar indudablemente
tiene a las olas,
así que no es capricho...
Solo recuerdo el día de ayer,
nosotros a solas,
y el anochecer
el medio morir,
como pocos.
Yo diciéndote algo,
gritándote con los ojos...
Siempre que regreso de verte,
me siento tan diferente,
siempre que te veo, de verás,
se me olvida el sueño,
que soy un hombre solo,
común y corriente.
Tú eres lo único brillante,
que me hace resplandecer,
no hay nada que me despierte,
ni el café, ni el amanecer,
sólo tú , cafeína de cuatro lustros,
cafeína mirante, viviente
vibrante,
mantenme despierto en este viaje,
bicicleteando,
con armonía andando,
recordándote,
queriéndote,
canción tras canción.
Eres pasión,
que bebe sangre
de este corazón,
que sólo por ti late.
Quisiera ser el ruiseñor
para que toda mañana,
me postre en un árbol cerca de tu ventana,
y cantar, silbar,
hasta que acabe la mañana,
hasta que se levanten tus sábanas.
Todas las experiencias que he tenido con ella,
no se comparan a las que he tenido contigo,
ella es un artículo
inherente,
que me ayuda a llegar
para verte.
Es una amiga entrañable,
pero nada se compara con el sentimiento de que te vuelvas encontrable,
para mí,
yo para ti.
Para ambos,
para lo que no existe,
para los tangos,
que gritan,
lloran,
mientras mi madre dice persiste,
reposo,
en dónde reposa tu recuerdo,
en todos los lugares,
en mi mente te remuerdo.
En todos los lugares,
donde yo me encuentro
te busco, entre los placeres,
en las calles frías de un centro.
Siempre que no te encuentro,
veo a mi amiga y solo digo que iré a verte,
me olvido de los caminos,
para que ella me lleve a los lugares que perdimos.
Sólo por querer tenerte.