Realidad o mentira de la resiliencia alimentaria en comunidades andinas

Participe en una investigación sobre la cultura alimentaria en comunidades andinas de la ciudad de Cochabamba. Estas comunidades tienen mucho en común además de vivir en alturas de más de 3000 metros sobre el nivel del mar, también está la carencia de servicios básicos, de alumbrado...

Participe en una investigación sobre la cultura alimentaria en comunidades andinas de la ciudad de Cochabamba. Estas comunidades tienen mucho en común además de vivir en alturas de más de 3000 metros sobre el nivel del mar, también está la carencia de servicios básicos, de alumbrado público y agua potable. Y, están amenazadas por los cambios climáticos de sequías o heladas; lo que compromete sus cultivos, viviendas y salud.

La base alimentaria de estas poblaciones andinas es la papa, pequeña escala de ganado ovino o camélido, avena, trigo y haba. Su mayor producción es la variedad de papas Luke y Huaycha. Una parte la consumen, otra elaboran chuño y restante para la venta. Consumen lo que producen y lo que no producen lo compran después de vender su producción ya que el trueque ha desaparecido. Es parte de su herencia cultural el uso de arados manuales, picotas y azadones y no existió ninguna modificación en estos años.

Instituciones especializadas han ofrecido sus servicios dando orientación en mejorar sus cultivos para la diversificación. Entre ellos, el empleo de carpas solares y formas de riego, las cuales fueron construidas experimentalmente pero no tuvieron el impacto deseado porque las abandonaron y actualmente son un depósito para sus herramientas. Una razón es el hecho de ser poblaciones migrantes y su economía depende de la venta de cultivos en el Chapare o comercio en las ciudades. Por este hecho, se puede considerar que están sufriendo una transformación sociocultural progresiva e irreversible.

Entre sus nuevos patrones de consumo alimentario se puede evidenciar, que la mayor proporción está en base a hidratos de carbono como papas, chuño, trigo, fideo, aceites y azucares de gaseosas. También existe insuficiencia de proteínas, verduras, frutas y agua, lo que muestra que consumen para satisfacer el hambre. Cambian la calidad de alimentación por la cantidad. Las consecuencias alimentarias en el futuro podrían comprometer su salud, con difícil resolución y costos económicos altos, como la diabetes, hipertensión arterial, obesidad y daño renal.

Por todo este panorama, considero que estas poblaciones andinas migrantes, no están incrementado su índice de natalidad, su población se reduce permanentemente. Los que se quedan, no muestran señales de adquirir capacidades para superar su crisis alimentaria y de producción por lo que continúan con el mismo nivel económico y de vida, lo que hace que los jóvenes migren.

* Freddy Córdova Ossio, Médico salubrista y pediatra

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