21F y el momento de la verdad

Hace dos años, cuando los bolivianos acudimos a las ánforas y el 51 por ciento le dijo no la reelección; los bolivianos estaban también pendientes de todos los asuntos que todavía no se sabían del culebrón Zapata – Morales, una historia con tintes de novela rosa y thriller político del...

Hace dos años, cuando los bolivianos acudimos a las ánforas y el 51 por ciento le dijo no la reelección; los bolivianos estaban también pendientes de todos los asuntos que todavía no se sabían del culebrón Zapata – Morales, una historia con tintes de novela rosa y thriller político del que aún hoy no sabemos toda la verdad.Hoy sabemos que no hay niño, que no hubo niño nunca a pesar de que el propio presidente Evo Morales en conferencia de prensa citada para tal efecto reconoció haber tenido ese niño, haberlo reconocido formalmente y haberlo asistido en su enfermedad que le provocó el fallecimiento. Para entonces había memes de todos colores no tanto sobre el niño sino sobre la azarosa vida sentimental de Morales y Zapata, hasta se ensayó un triángulo con el entonces Ministro de la Presidencia Juan Ramón Quintana en la escena, hasta circuló una foto de Zapata con Jaime Paz. Todo era noticia. La propia Gabriela Zapata difundió por varios medios fotos subidas de tono de sí misma sin que hasta hoy nadie sepa cuál era su verdadero objetivo. En aquellos tiempos supimos casi de todo de la vida privada del Presidente, su ex amante y algunos de sus ministros y colaboradores. El caso incluyó después una detención cuasi legal y muy espectacular de la sindicada por el Ministerio de Gobierno; una rebelión de las presas que rechazaban a la rubia platino, color que se puso de moda, un par de audiencias aparatosas y finalmente, una cuasi entrevista en la que Zapata dio su versión.Lo que nunca se supo, y no por falta de insistencia de la prensa sino por la poca transparencia de las investigaciones, es qué pasó con todas esas denuncias de tráfico de influencias y malversaciones. De cómo una jovencita de pocos estudios llegó a ser gerente de una de las super empresas chinas que operan en el país, y como se fue adjudicando licitaciones de las grandes, y como las fue dejando a medias después de cobrar los anticipos. La Comisión Parlamentaria, de mayoría masista, convino que todo bien y de ahí se dio carpetazo. Lo que importaba era el niño y no los millones públicos.Esto le sirvió al Gobierno para patrocinar su lema de 21F: Día de la Mentira, con el que presuntamente intentan convencer al 51 por ciento de los votantes que en 2016 dijeron no a la repostulación de Evo Morales de que lo hicieron engañados por un complot de las redes sociales, el nuevo demonio. El MAS no pestañea a la hora de decirle a sus votantes que fueron ilusos, cuando menos.Una vez posicionada la idea, según sus propios estrategas, el MAS acudió al Tribunal Constitucional para someter a consulta si la limitación de mandatos incluido en la Constitución boliviana, al igual que en la mayoría de las constituciones del entorno, no violaba los derechos humanos básicos. Y resultó que el TCP dijo que sí, que los violaba, y reescribió la Constitución para eliminar la limitación de mandatos no solo para Evo sino para todas las autoridades.Todavía se discute si el fallo del TCP permite particularmente la postulación de Morales en los comicios del año 2019, puesto que además del fallo existe un veredicto electoral de un referéndum que se lo prohíbe expresamente. Será el Tribunal Electoral quien deba decidir en este sentido, pero pocos ponen en duda su veredicto.En pocos lugares del mundo un presidente se atrevería a presentarse a unas elecciones luego de que más de la mitad del país le ha dicho que no lo haga. A todos les parecería un suicidio, pero el MAS insiste con la idea, idea que es apuntalada precisamente por la incapacidad de la oposición de regenerarse y ofrecer un proyecto alternativo atractivo.El 21F debe, sobre todo, primar el civismo y la paz. No importa cuántos salgan a la calle y cuántos no, ambas partes contarán muchos y se darán por vencedores de la contienda simbólica, pero lo real es que quedará un día menos para las próximas elecciones, el momento de la verdad.

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