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La cruz del salvador

Acompañemos a Cristo en su entrega al Padre por amor a la humanidad, con convicción, con fe, con verdadero sentir ante el sacrificio de la cruz.También nosotros podemos acompañar a Cristo crucificado en nosotros todo brote de egoísmo que es lo que da lugar a las iniquidades más grandes que...

Acompañemos a Cristo en su entrega al Padre por amor a la humanidad, con convicción, con fe, con verdadero sentir ante el sacrificio de la cruz.También nosotros podemos acompañar a Cristo crucificado en nosotros todo brote de egoísmo que es lo que da lugar a las iniquidades más grandes que hacemos los hombres sobre la tierra; el egoísmo arrasa con todos los valores, con todo sentimiento de lealtad, de honradez, de respeto al prójimo, ante el egoísmo se pisotea todo vínculo de parentesco y de amistad, el egoísmo es como la cizaña que crece en el corazón y opaca la mente y nubla la vista, porque solo pensamos en nuestro yo y solo nos vemos a nosotros mismos.La cruz instrumento de muerte y de triunfo, no ha desaparecido de todos los horizontes del mundo, la cruz significa la presencia de Jesús, es el signo de la salvación, es el  centro donde convergen todas nuestras miradas, porque también es la luz de donde irradia toda nuestra vida espiritual.La cruz no ha pasado, Cristo sigue sufriendo hoy en los pobres, en los humildes, en los enfermos, en los engañados, en los traicionados, en los que no son amados, en los hijos abandonados, en los calumniados, en los que sufren soledad, en los difamados, sufre en todos sus hijos que a la vez sufren por las injusticias de otros.Cristo sigue sufriendo porque nuestro mundo se inclina ante los poderosos porque el orgullo sigue destruyendo a los indefensos y poniendo el yugo a los pobres. Pero escuchemos al Señor que nos dice: “Si ha transcurrido su existencia en la ignorancia y el error, si han sido causa de grandes daños para los hombres, para la sociedad y hasta para la religión y por cualquier circunstancia conocen su error, no se dejen abatir por el peso de las faltas ni por el daño de que han sido instrumento, sino por el contrario, dejando que su alma se penetre del más vivo pesar abísmense en la confianza y recurran al que siempre está esperándolos para perdonarlos”Estas  son la palabras de Jesús; de misericordia y de perdón, por eso adoremos su cruz porque nos une a Él,  nos trae su salvación, nos redime. La adoramos porque nos da valor para llevar nuestra propia cruz: la cruz de los enfermos, la cruz de los perseguidos, la cruz de los encarcelados, la cruz de los humillados, la cruz de los desesperados.Contemplemos a Jesús camino al calvario llevando sobre sus hombros la pesada cruz, su cuerpo destrozado por tanto tormento camina sin fuerzas bañado de sudor y sangre, camina sobre las piedras que destrozan sus pies, Jesús cae una y otra vez bajo el peso de la cruz y estas caídas le causan nuevas heridas; entonces buscan a un hombre llamado Simón, natural de Cirene para que lo ayude a llevar su cruz.Nosotros seamos los cirineos de nuestros hermanos ayudándoles a llevar sus cruces, pero con verdadera caridad. Pero la cruz no sólo significa dolor, sino esperanza de salvación y ante esta esperanza inmensa alegría.

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