Tarija: Los indestructibles
Elmira Lindo



El FRI, el MNR y hasta las dos últimas fracciones del MIR con algo de poder institucional sobreviven en Tarija. Hay incluso quien identifica fuerzas vivas de Acción Democrática Nacionalista (ADN) infiltradas en otros partidos, pero con algún grado de coordinación orgánica articuladas desde Tarija. Además ha habido experiencias de partidos “unipersonales” escindidos de otros, como Camino al Cambio del MNR, que ha logrado trascender a su fundador y mantener cierta vigencia.
El propio MAS tardó en asentarse en el departamento y en muchos casos, se ha hecho sobre partidos o movimientos a los que no les quedó otra que abrazar el proceso, pero entre sus filas se identifican a nostálgicos del MNRI, del MBL y hasta de Condepa, que nunca llegó a tener demasiado arraigo en el departamento.
¿Sobrevive y vencerás?
Frente a la máxima de Julio Iglesias, alguien parece a ver adaptado la fórmula, pues en Tarija, después de muchos años de cuasi clandestinidad, viejas fórmulas han dado pasos adelante.
El Frente Revolucionario de Izquierdas (FRI) fue la materialización partidaria de las aventuras de Motete Zamora y sus movimientos guerrilleros de corte marxista leninista de los 60 y los 70, y aunque prácticamente siempre fue un “emprendimiento familiar” logró cierto arraigo en algunos centros mineros y campesinos del país. De todo aquello, hoy solo queda la sigla, pero en uno de esos giros de acontecimientos se convirtió en el pilar sobre el que se construyó la alianza de Carlos Mesa y en principio, sobre la que seguirá construyéndose en el futuro.
El MNR aguantó el giro liberal de Paz Estenssoro en los 80 y aún soportó el cortocircuito con la base campesina y la profundización neoliberal de Sánchez de Lozada básicamente por la expectativa de poder, pero las crisis de 2003 y la emergencia del MAS lo redujo a cenizas en todo el país salvo en Tarija, donde con bastante habilidad un joven Johnny Torres, que no pertenecía formalmente a ninguna de las grandes familias del emenerrismo, se dio modos para conservar la sigla con respirador y después hacer los movimientos precisos para mantenerse vigente, sobre todo con la alianza con Tuto en 2014 y con otras alianzas regionales que le han permitido crecer hasta ganar la Alcaldía de Tarija, sin duda la institución de mayor peso bajo el control del MNR en el país en los últimos 20 años.
Otros emenerristas optaron por refundarse en articulaciones de similar inspiración, pero nuevos nombres luego de reflexionar que la sigla del nonagenario partido era una rémora. Es el caso de los Demócratas de Santa Cruz y de Camino al Cambio en Tarija, ligado a Mario Cossío, en este caso emenerrista de pata negra apadrinado por su padre, uno de los jefes locales durante años. Aunque Cossío dejó el país en 2010 tras ser expulsado de la Gobernación, el partido siguió de alguna forma manteniendo vida orgánica y propuesta pública y hoy forma parte de la alianza Unidos que gestiona la Gobernación.
El caso del Movimiento de Izquierda Revolucionario (MIR) es otra historia porque sí perdió la sigla, aunque no la impronta. Su líder central, Jaime Paz Zamora, fijó su residencia en Tarija ya durante sus últimos años de actividad nacional e incluso intentó ser prefecto bajo otra denominación en 2005. Para entonces ya había perdido también el control de las bases pues Óscar Montes, último alcalde de Tarija con esa sigla, condujo la transición hacia UNIR, donde después integró al hijo de Jaime, Rodrigo, quien a su vez impulsó una escisión dentro de UNIR que no tiene ninguna representación en Tarija, pero que le sirve como carta de presentación en el nivel nacional. Rodrigo Paz, integrado además en Comunidad Ciudadana, más por el legado de su padre que del propio, es uno de los rostros más reconocidos de la oposición y por ende, uno de los que entra en las apuestas de futuribles presidenciables…
El MAS es todavía un partido intacto, de momento, aunque en Tarija ha acogido en su seno a militantes de peso de otros partidos como Milcíades Peñaloza, ADN de siempre, convertido al “evismo” para hacerse senador en 2014 y que sigue haciendo buenos negocios o el propio Pablo Canedo, que aceptó ser candidato a gobernador en 2015 recibiendo después buenas pegas, algo que obligó a su padre, referente del ADN en Tarija de toda la vida, a desmarcarse durante la gestión de Áñez. También ha integrado a militantes del MBL, como Luis Alfaro, que después construyó el MAS en Tarija y a otros antiguos militantes del partido comunista en cualquiera de sus formulaciones.
¿Por qué se da este fenómeno en Tarija? ¿Por qué los partidos resisten incluso en las peores adversidades? ¿Por qué los militantes siguen identificados con su partido incluso muchos años después de su desaparición? ¿Qué opina usted amable lector?