El MAS después de Evo
¿Qué creía usted que pasaría despuñes de la renuncia de Evo Morales en 2019?
El día que Evo Morales renunció a la presidencia del Estado y se fue al Chapare a esperar un avión que lo llevara a México, varias teorías se pusieron sobre la mesa sobre cual sería su futuro inmediato y también a largo plazo.
La primera era la del retorno triunfal: En algunos círculos se teorizó sobre la posibilidad de que Morales tomara la decisión precisamente en connivencia con el Comandante en jefe Williams Kaliman, un cuadro muy allegado desde su servicio en el Chapare y que saltó varias promociones para llegar al máximo nivel. El hecho de que pidiera a casi todos sus colaboradores, diputados y hasta concejales que nada tenían que ver que renunciaran alentó la idea de que pretendiera crear un desgobierno total para que finalmente lo fueran a buscar para pacificar el país, algo así como lo que sucedió con Hugo Chávez en Venezuela. Pero esto no pasó.
La segunda daba por hecho que, sin liderazgo, el partido se extinguiría por sí solo a poco que el gobierno provisional tocara las teclas adecuadas. Y estuvo a punto. El respaldo popular al gobierno de Evo Morales en los 21 días de paro no se hizo notar y algunas organizaciones pidieron su renuncia, entre ellas la Central Obrera. Los enfrentamientos posteriores fueron contados: Senkata y Sacaba, y Jerjes Justiniano, el operador de Camacho en el gobierno de Áñez, logró sentar a los movimientos sociales en la mesa abriendo un diálogo que parecía promisorio. Luego llegó la ambición de Áñez y el oportunismo de Murillo, que rompió la estructura y lanzó a la presidenta como candidata sobre una campaña de mano dura contra el MAS, amenazando día sí y día también con cerrar la Asamblea y prohibir la sigla que se les acabó volviendo en contra. El MAS encontró entonces el orgullo y sí salió a la calle para protegerse.
Una tercera consideraba que Morales, después de tomar la decisión de renunciar se quedaría en el exilio incluso si su partido volvía al poder. Algo así como lo de Correa en Bélgica. Pero ciertamente eran pocos los que pensaban esto.
Una cuarta teoría defendía que Morales entendería el momento histórico y el problema al que condujo a su partido con el empeño de repostular y que por lo tanto, retornaría al país, sí, pero para ponerse al servicio del nuevo presidente al que él y nadie más había nombrado candidato. Esta teoría se desarrolló tiempo después y tomó fuerza cuando ya se hacía evidente que el MAS de Luis Arce volvería al poder en las elecciones inmediatas de 2020. Esta teoría se confundía, en realidad, con un deseo, y era la que más hilaridad provocaba al interior de la Embajada de México, donde estaban los ministros que mejor lo conocen.
La quinta señalaba que Morales retornaría al país para recuperar el poder. De ahí había infinitas subteorías sobre el momento en el que lo haría: unos decían que dejaría gobernar a Luis Arce su periodo y otros que incluso le ayudaría. Eran los menos. La mayoría señalaba que intentaría tomar el poder lo antes posible y a poder ser, directamente en sus manos y no como asesor omnipresente. El intento de ser senador evidentemente tenía esa intención. Estos no fallaron. Lo que seguramente no todos contemplaban que en esa carrera el expresidente acabaría llamando a Luis Arce: socio de Camacho, cajero, derechoso, traidor y mentara a su propia familia en casos de corrupción. No todos lo contempleban, pero algunos sí.