Luis Arce pasa el ecuador: ¿crimen o castigo? Participa del sondeo



El presidente Luis Arce acaba de cumplir dos años y medio en el cargo, un tiempo en el que de alguna forma ha madurado en sus formas presidenciales mientras enfrentaba todo tipo de problemas, unos previstos y otros no, pero en el que no ha logrado asentarse lo suficiente como para despejar la incógnita sobre sus intenciones futuras que en política son las que acaban ordenando la gestión. ¿Quiere Luis Arce mantenerse en el poder y construir un legado propio o se conformará con ser un presidente de transición que recuperó el poder para el MAS pero que tuvo que apartarse ante la presión y las exigencias? ¿Quiere aprovechar la presidencia o solo padecerla?
Liderazgo a la defensiva
Todo boliviano conoce más o menos la historia de Luis Arce, pero cada cual la caricaturiza a su antojo. Por lo general se acepta que fue un funcionario gris del Banco Central de Bolivia (BCB) con motivaciones izquierdistas que medró por lo técnico en el equipo de campaña de Evo Morales y acabó aterrizando en un Ministerio, el de Economía, en el que le tocó ejecutar más que imaginar. Como vinieron bien dadas se fue creciendo hasta convertirse en un altivo vocero de poca paciencia rodeado por sus jóvenes leales.
La presidencia le cayó por descarte, era el único Ministro con algo de reconocimiento que no estaba encerrado en una embajada y se prestaba para construir un relato épico a su alrededor sobre los buenos tiempos económicos, etc. Como llegó la pandemia y Áñez se alargó en el tiempo no tuvo ni que emplearse a fondo para recuperar el poder.ç
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En campaña no dejó de ser el elegido de Evo Morales, pero la idea le empezó a molestar desde el mismo día de su posesión: tuvo que retrasar el nombramiento de su gabinete hasta la tarde porque Evo Morales cruzaba la frontera por La Quiaca. Tardaron más o menos 9 meses en chocar abiertamente.
Si empezó dando unos discursos fríos e inseguros, desde entonces pasó a darlos a la defensiva, invocando permanentemente un nuevo “golpe de Estado”, que ha sustituido al fantasma de EEUU que invocaba Morales. Lo inesperado de la evolución de la economía y los hilos que mueve el expresidente para facilitar la protesta social solo ha servido para agudizar esa situación de gobierno asediado que habla tarde y mal. Aún así, Arce parece dispuesto a imponer sus criterios.
Divergencias tácticas
El tándem que conforma con David Choquehuanca es limitado a la hora de llegar a todos los espectros y perfiles del Movimiento Al Socialismo (MAS) y tampoco existe demasiada voluntad a la hora de negociar consensos. Esto le ha costado sonoros varapalos a la hora de gestionar algunos proyectos de ley o iniciativas, como la de la Estrategia de Lucha contra el Enriquecimiento Ilícito – que abría las puertas a los mecanismos del gran capital para el control popular – o la de la vacunación obligatoria. En la primera parte de la gestión esto le costó críticas y cierta caricaturización como gobierno débil e incapaz que solo se mostraba fuerte contra los débiles, en este caso representado por una Jeanine Áñez que no huyó y que fue aprehendida y encarcelada hasta ahora como trofeo.
Todo esto cambió a partir del pulso con las élites cruceñas y en particular con su gobernador Luis Fernando Camacho, que junto al Comité Cívico levantaron la bandera del censo como elemento intransigente sometiendo al pueblo a un desgaste de 36 días. Planificado o no, el gobierno alargó todo lo que pudo esta situación y pocas semanas después, en plenas fiestas de fin de año y a la vuelta de Carnaval, el gobernador fue aprehendido y llevado a Chonchocoro.
El ministro de Gobierno, Eduardo del Castillo del Carpio, coordinó el operativo de represión policial que acabó dándole una victoria a Arce sobre el entramado camba, pero además, sobre el expresidente Evo Morales, que nunca supo como parar la protesta de 2019 que derivó en su huida.
Hay quienes suman en este capítulo de represión la caída del banco Fassil, pues articulaba los intereses más concretos de las élites cruceñas y de igual manera acaba golpeando a un lado y a otro.
Fantasmas
Las “victorias” sectoriales, sin embargo, no le están sumando tranquilidad en sus dos fantasmas: la corrupción y la economía, los dos asuntos que eran sus virtudes y que se han convertido en sus pesadillas.
La economía tiembla con o sin Fassil. Nadie había calculado la deriva internacional y la acelerada subida de tipos de interés que han dejado el mercado mundial sin dólares y que, con probabilidad, traerá una recesión mundial de no se sabe qué profundidad. Recortar el gasto para reducir el déficit supone crear problemas sociales y no hacerlo… también, así que Arce debe ser ambicioso y ágil en resolver el problema de los dólares a riesgo de que la escasez y los nervios acaben haciendo colapsar el sistema.
Por otro lado, la corrupción no ha dejado de aparecer en la escena manchándolo todo, sobre todo desde que Evo Morales vinculara al propio hijo de Arce con diferentes adjudicaciones de contrato en YLB y YPFB.
Ni bien ha entrado en una pseudo tregua el asunto de la economía (en términos de política diaria) y le han estallado al hilo el asunto de entregar autos robados, el del Ministerio de Medio Ambiente y hasta doña Teresa Morales sentando denuncia penal en Sucre por YPFB. Casi nada.
¿Y usted cómo valora la gestión de Luis Arce? ¿Cree que será candidato? Puede participar en el siguiente sondeo: