Así está la Tarija política antes del 15 de abril
Los ánimos no son los mejores, pero muchos nombres se agolpan para optar a cargos políticos en el corto plazo



La efeméride tarijeña suele ser un buen termómetro político, más en año electoral y más, como este año y todos los electorales, cuando las precampañas siguen siendo movimientos de ajedrez con cuchillos largos.
Este año no solo la oposición anda en esas, como es tradición, sino que el Movimiento Al Socialismo (MAS), disperso ahora en una multiplicidad de siglas, es también un campo de batalla no apto para principiantes.
De lo que pase mañana y pasado pueden salir algunos dirigentes reforzados y otros hundidos tanto en la oposición como en el oficialismo, por lo que conviene trazar línea base de las expectativas de unos y de otros.
El escenario tarijeño está difuso desde que el gobernador Óscar Montes decidió anunciar que abandonaría la primera línea de la política al acabar su gestión. Dejó una puerta abierta a integrar un futuro gobierno nacional en un rol de ministro, pero descartó de plano convertirse en “levantamanos” de la Asamblea Plurinacional, aclaración que no fue gratuita, pues varias fuentes lo situaban como aspirante a primer senador en la candidatura de Manfred Reyes Villa, con quien se le reconocían más afinidades, pero que el gobernador no ha confirmado.
La espantada del Gobernador, que se supone querrá cuidar su imagen hasta final de la gestión tras cinco años de recortes y purgatorios, y seguramente impulsar a algún candidato de su sigla, UNIR, para que la misma tenga capacidad de acción, había animado a algunos actores a dar un paso adelante. Mario Cossío, último prefecto electo y primer gobernador, mostró los dientes en las elecciones judiciales y Adrián Oliva “bailó en compadres en la plaza”, que suele equivaler a una precandidatura a algo, pero las complejidades nacionales más el extraño rol que está jugando el FRI de la familia Zamora, que dejó a Carlos Mesa (antes de que este declinara candidatear) para ofrecerle vehículo a Tuto recomienda prudencia.
A priori ambos buscan pugnar algo en la departamental y mucho se rumorea un acercamiento no bendecido por el pilar de Camino al Cambio en todo este tiempo de hastío opositor, Mauricio Lea Plaza, por lo que abrir un espacio en una candidatura nacional que lograra despejar de gallos la arena y recomponer sinergias de trabajo no parece descabellado. A Mario le puede cubicar un cargo parlamentario desde donde ofrecer cátedra en estos tiempos desmemoriados, pero también Adrián puede verse tentado por recuperar el tiempo feliz y despreocupado de los años de juventud en La Paz. En ese lado del tablero, la reina sigue siendo María Lourdes Vaca, con mucha más experiencia y aburrida de todos, más dispuesta que nunca a dar un paso adelante si se dan las condiciones.
Por el centro corre Johnny Torres, alcalde de Cercado y jefe del MNR, tan interiorizado de las lógicas de su partido que ha apadrinado una nueva agrupación, Nasur, por lo que pueda pasar. Torres atraviesa un momento dulce en lo departamental tras la apuesta ganadora en las judiciales, más allá de las lógicas críticas a la gestión, sin embargo no acaba de encontrar el reconocimiento nacional que esperaba para la sigla octogenario, que esta vez no quiere arriesgar. Samuel Doria Medina no ha llegado a Tarija a recibir el apoyo y bendecir el acuerdo, pero se supone que el 18 de abril la sigla del MNR será inscrita como parte de la alianza del excementero y con ello, se garantizará seguir en la tarea de reconstrucción de un partido historia de Bolivia pero muy demonizado.
Si no pasa nada raro, Torres buscará la reelección en la alcaldía y el tiempo dirá si es buen momento para proyectar a alguno de sus cachorros a la gobernación, una institución en momentos críticos y sin recursos pero todavía con un poderoso altavoz político, inutilizado en la última gestión.
Rodrigo Paz está corriendo la presidencial y quiñen sabe lo que deparará su estrategia, pero por el momento no se ha presentado en Tarija, donde se supone que sigue teniendo su estructura partidaria “Primero la Gente”, aunque nadie ejerza de vocero. En 2020 no presentó listas, por lo que se duda de que lo vaya a hacer en el futuro.
En el lado del MAS el pulso está siendo casi telemático. La ruptura nacional se ha replicado en Tarija, aunque los elegidos de Arce sean menos ruidosos que los resistentes de Evo. Pilar Lizárraga, Carlos Acosta, Gladys Alarcón y José Yucra sostienen la esencia del evismo mientras que la portavocía de gobierno la asume Julia Ramos en lo partidario y un cuestionado Andrés Meriles desde la Federación Campesina. Desde lo institucional, aunque Tarija ha ganado tres ministerios con el paso del tiempo: Alejandro Gallardo en Hidrocarburos y Celinda Sosa en la cancillería, apenas Álvaro Ruíz desde el Ministerio de Medio Ambiente opera con la mente en Tarija, lo que incluye obviamente una proyección política de futuro.
Entre las incógnitas está saber qué rol acabará jugando Luciana Campero, la diputada más activa de la oposición en este momento, o Virginio Lema, que en 2019 se lanzó como presidente y que no ha dejado la política desde entonces. Hay personas moviéndose como Esteban Ortuño o Patricia Paputsakis y siempre se espera la emergencia de nuevos líderes desde el bloque popular para sustituir a la última camada, que no salió tan buena.
También están en la reserva gente como Alfonso Lema, Waldemar Peralta o el propio Roberto Ruíz, Walter Ferrufino, Darío Gareca (el de verdad) o Luis Alfaro. La política en Tarija da muchas vueltas.
Sin duda quedan muchas incógnitas en resolver y nadie tiene ganas de cometer errores, pero los plazos fatales ya han llegado. Veremos quien acaba de pie tras los juegos del hambre.