La recurrente tensión retorna al departamento
¿Quién gana qué en la pelea por el IDH del Chaco
En un momento en el que se vuelve a discutir del modelo de Estado y se avista una reforma constitucional en la que el MAS necesitará aliados, en Tarija vuelve la disputa por los acuerdos del 45% sobre el IDH, que este año es de apenas 5 millones de dólares



Algunos titulares de prensa vuelven a recoger aquello del “choque con las espadas en todo lo alto” y fórmulas belicosas similares para referirse a la enésima disputa entre las instituciones del Gobierno Regional del Chaco y la del Gobierno Departamental de Tarija, una “contienda” que lleva demasiados años abierta y que se apoya en no pocas falacias y acuerdos olvidados, que se han ido renovando en el tiempo y, curiosamente, más de acuerdo a los intereses políticos que a los económicos.
Lo absurdo de la “deflagración” actual es que se da por apenas cinco millones de bolivianos del Impuesto Directo a los Hidrocarburos (IDH) que el Chaco reclama como suyos de forma directa por la aplicación de las normas del 45% recogidas en múltiples regulaciones y que en Tarija quieren renegociar de otra manera. De los 575 millones de IDH que llegan al presupuesto de 2022, apenas 35 quedan para repartir, ya que el resto tiene nombre y apellido de programas estatales que se financian con recursos departamentales. Si al Chaco se le traspasa el 45% son 15,75 millones de bolivianos; si se le entregan recursos por población, aproximadamente el 35% del departamento, son 12,25; si se aplican factores correctivos de índices de pobreza y o densidad de población, podrían ser incluso más.
Entonces ¿Por qué tanta intensidad en este choque en este momento? Los analistas señalan que el contexto de escasez económica resulta propicio para avivar algunos conflictos regionales que salvan la cara a las autoridades locales con esos elementos de victimismo y populismo ya tan de costumbre. Un choque que tal vez suma en los gobiernos municipales, por ejemplo, pero que tiene consecuencias a nivel departamental.
No es la primera vez que Chaco y Resto van al choque, aunque sí es la primera vez en la que el Gobernador de Tarija se coloca de una forma tan clara en el lado del Resto. Para unos, es parte de un proceso de sinceramiento del encaje institucional que tiene el departamento y que se debe abordar cuanto antes; para otros es parte del acuerdo político y las presiones de O´Connor y Arce, donde logró alianzas estratégicas importantes, para avanzar en la consecución de su propio 45 por ciento de regalías e IDH sobre producciones que aun están en veremos, como Huacareta, San Telmo y Astilleros, por ejemplo.
¿De dónde viene esto?
La pregunta recurrente en estos tiempos de política olvidadiza y populista es ¿De dónde viene este conflicto?, y lo cierto es que hay que remontarse a los años 90, cuando el Chaco era una región de las más olvidadas del país, donde los pocos caminos se habían abierto en la Guerra y en los 70 para acompañar a las exploraciones petroleras, precisamente. Entonces habían emergido San Alberto y San Antonio, se negociaba la exportación con Brasil y Argentina y el concepto de regalía ya estaba solidificado en las relaciones estatales y prefecturales. No así el IDH, que aun no había nacido.
La regalía, como ahora, era departamental, pero el Chaco, cansado de incumplimientos y atendiendo a que la inmensa mayoría de la regalía se iba a generar en su territorio, pidió un acuerdo de transferencia directa para gastar en su maltrecho territorio. Se fijó el 45 por ciento como un promedio entre pesos territoriales y poblacionales de aquel entonces, que aún se mantienen. El porcentaje no estaba ligado a la producción, sino que era en sí mismo un pacto fiscal departamental.
Pasaron los años y la producción del Chaco se multiplicó, aún sin resolver los conflictos por Margarita. Los incumplimientos de las transferencias desde el nivel central departamental avivaron el conflicto y se empezaron a escuchar voces reclamando el décimo departamento. Curiosamente, el 45 por ciento nunca se puso en cuestión aun cuando el Chaco producía mucho más.
Cuando llegó al “deflagración” autonómica, ya con el MAS en el Gobierno, el Chaco dejó la demanda del décimo departamento – en el momento en el que más opciones tenía para triunfar – y se sumó a la demanda de la Autonomía. El Estatuto redactado por Mario Cossío, Reina Vaca, Mauricio Lea Plaza, los representantes de Óscar Montes en el Consejo Departamental y demás contemplaban ya el capítulo de la Autonomía Regional con asignaciones directas. También en el periodo de convalidación del Estatuto a la Constitución se aprobó la Ley de traspaso de competencias bajo los mismos parámetros.
Después entró el MAS y en su típica estrategia del divide y vencerás en busca de la hegemonía, por allá por 2010 cuando sacaron a Mario Cossío, eligió el Chaco como más vulnerable y proclive a sus necesidades políticas, probablemente por la composición social del territorio fronterizo, cargado de migrantes, pero también a lo maleable de sus autoridades, que encontraban mucho más cobijo en la Gaceta Oficial del Estado que en la Departamental. Las inversiones petroleras, gasíferas, la separadora de líquidos o la termoeléctrica llegaron al Chaco, que alcanzó máximos productivos, pero el rédito siguió siendo el 45 por ciento de las regalías y el litigio por el IDH. Esos sí, consiguieron la asignación directa gracias al gran desastre del encaje autonómico que propició la Ley Marco de Autonomías y el oportunismo del Ministerio de la Presidencia, siempre sumando votos.
Lino Condori lo permitió todo en la desinstitucionalización de Tarija y el Chaco y Adrián Oliva hizo equilibrios para no confrontar consiente de su debilidad electoral y la caída en desgracia de su aliado Wilman Cardozo, en clara decadencia precisamente por abandonar las tesis más duras del Chaco y plantear el desarrollo de la Autonomía Regional. Con todo, Oliva frenó siempre las aspiraciones de Bermejo y Entre Ríos sobre la reforma del 45% responsabilizando al Gobierno.
El nuevo escenario
En las elecciones subnacionales, Óscar Montes ganó la Gobernación de Tarija con un porcentaje contundente en la segunda vuelta luego de que en primera acabara unos votos por detrás de Álvaro Ruíz, hoy viceministro de Autonomías. Concretamente un 54,44% a 45,46% sin margen de error.
En el Chaco el MAS obtuvo apenas 2.400 votos más que Unidos (51,51% a 48,49%) en esa misma segunda vuelta, lo que no fue suficiente para darle la vuelta al resultado que se cimentó en Cercado donde sacó 30.000 votos más, pero también en O´Connor o Arce, donde se voltearon las cifras del pasado, y el MAS perdió en O´Connor con 46,67% mientras que en Arce se impuso por 223 votos y un porcentaje del 50,31%.
La campaña empezó fuerte contra Montes, a quien se le acusó en el Chaco de no querer respetar los acuerdos del 45%. Se empleó a fondo y logró revertir esa visión. Actualmente, ante su flagrante falta de equipo de apoyo, Montes también se ha puesto al frente de esta ofensiva para reestructurar el reparto del IDH.
Es evidente que el pretendido cambio de escenario tiene que ver con los nuevos proyectos de Yacimientos Petrolíferos Fiscales Bolivianos (YPFB) planea sobre el territorio tarijeño tras el fracaso de Boyuy en Caraparí y con San Alberto agonizando. Las “esperanzas” se ciñen ahora en San Telmo, que es O´Connor dentro de la Reserva de Tariquía, y en Astilleros, que colinda con el núcleo de la reserva en Arce. Las autoridades de ambas provincias manejan el pedido del 45% sin atender a criterios poblacionales ni territoriales propios, sino en relación al Chaco.
¿Dónde están los recursos de poder?
La Gobernación solo tiene para negociar los 35 millones de bolivianos de Impuesto Directo a los Hidrocarburos que, mientras no se cambie el mecanismo, llegarán a su cuenta para la correspondiente distribución. Ahora mismo tiene pocos altavoces en el Chaco y ningún aliado en ejercicio.
Mientras tanto, el Chaco tiene en el MAS a su principal representante. Todas las instituciones responden al color de Luis Arce, el Ejecutivo Regional José Luis Ábrego y los tres alcaldes, que además vuelven a ser los viejos lobos de mar de la autonomía Regional: Carlos Brú en Yacuiba, Rubén Vaca en Villa Montes y Ermás Pérez en Caraparí. Todos viejos conocidos de Óscar Montes en diferentes circunstancias.
El Chaco cuenta con la Separadora de Líquidos, la Termoeléctrica de Villa Montes y las plantas procesadoras de San Alberto y San Antonio, que será donde se trate el gas de Astillero si es que llega a fluir. En El Chaco igualmente sigue habiendo zonas potencialmente ricas, algunas pendientes de implementar el fracking y la recuperación secundaria en pozos abandonados de los 40 y los 70 que aun pueden dar mucho de sí.
El Chaco cuenta también con la proximidad del Gobierno y de la Gaceta Oficial del Estado, todo esto en un momento en el que el debate sobre la forma de Estado va cogiendo velocidad, impulsado por la deriva cruceña del camachismo y los ecos apagados del federalismo potosino, y que junto a otras iniciativas de cambio constitucional, desembocará en alguna medida institucional. De nuevo un escenario proclive a aventuras y a poner en agenda el décimo departamento, pues solo se trataría, como dicen algunos analistas, de “sincerar” la práctica. Ahora bien – coinciden –, en ese momento se acabó el debate del 45%.