El tablero político tarijeño
El poder de los Rosas
¿Qué quieren los hermanos Rosas? Uno desde la Asamblea Plurinacional y el otro desde la Departamental pueden lograr las llaves para articular cierta oposición a las lógicas que se han instalado ya en Tarija para la próxima gestión



No es raro encontrar sagas de peso en la política boliviana, menos aún en la tarijeña, siempre tan rosquera, aunque por lo general se reconoce a uno más vocero y a otro más operador. Solo en los últimos años se reconoce a Paz Zamora y sus hijos; a Waldemar Peralta y María Elena Méndez; a los hermanos Ávila; a Adrián y Hugo Oliva; a Óscar Montes y Ruth Ponce; a todo el equipo Amás, a todo el equipo Lema o a todo el equipo Canedo; y a otros tantos en la capital y en las provincias que han logrado generar sinergias a veces soterradas para el beneficio mutuo.
Una de esas sagas activas es la de los hermanos Rosas, quienes probablemente tienen la llave de la oposición en Tarija para los próximos años, uno desde la Asamblea Plurinacional (Edwin) y el otro desde la Departamental (Pancho). Algunos periodistas de los que siguen la actualidad municipal advierten que no es este 2021 el momento en el que ambos acumulan más poder, pero tal vez sí el que menos tienen que perder. Por partes.
La piedra angular de este equipo es Pancho, aunque a Edwin se le reconoce una mayor tenacidad en sus planteamientos. Uno más cerebral, otro más pasional. Ambos son de extracción humilde, genuinamente populares, de barrio, pero que han tenido la capacidad de estar en el lugar adecuado en el momento preciso.
Francisco Rosas (Pancho) es fundador de UNIR, la agrupación de Óscar Montes y que ha acaudillado el municipio todo lo que llevamos de siglo, aunque con escisiones. Pancho entró en el MIR cuando apenas tenía uso de razón, pero supo ver por donde iba el movimiento ganador.
Cuando Montes llegó a la Alcaldía, Pancho ocupó primero algunos departamentos grises, como el del Matadero, para poco a poco ir creciendo en la organización con un poder que precisamente articulaba su hermano, la cercanía en los barrios.
El quiebre
En 2010 fue electo concejal y se convirtió en “alcalde alterno”, un cargo que se usa pocas veces, puesto que el relevo temporal solo se da cuando hay vacantes de larga duración por algún problema de salud o por un viaje de larga duración autorizado en el Concejo. Supone, evidentemente, un cargo de extrema confianza. Rosas firmó documentos como alcalde alterno, sobre todo en asuntos relacionados con los asentamientos, que por aquellos años generaban mucha más controversia en Tarija que ahora.
Rosas sonó como posible relevo de Montes por encima de Rodrigo Paz para 2015, pero finalmente se acabaron imponiendo los segundos por algunos asuntos más relacionados al origen de clase. Montes no se acababa de fiar de Paz Pereira y los cierto es que la buena relación apenas duró un año más.
En esas circunstancias, Pancho renovó como concejal, pero se dio un movimiento capital, Edwin Rosas pasó a ser el presidente de la Federación de Juntas Vecinales (Fedjuve), el lobby popular tradicionalmente controlado por la Alcaldía y cuyos líderes solían acabar como concejales (Alberto Valdez, Freddy Yucra, etc.)
La legislatura 2015 – 2020, que se alargó hasta 2021, fue una de las más turbulentas a nivel político que se recuerdan en Cercado, tradicionalmente estables bajo el puño de hierro de Montes en sus años en la Alcaldía. La ruptura de Paz y Montes dejó un Concejo dividido pese a haber conseguido la más amplia mayoría para UNIR – 7 concejales – y contar con un Alan Echart funcional al ejecutivo. El MAS se quedó con tres concejales, pero en la división de UNIR (Alberto Valdez y Ruth Ponce del lado de Montes), hubo momentos aritméticos diferentes que hicieron de Rosas el Presidente de la institución, lo que puso en entredicho la lealtad de este con Paz Pereira.
El otro Rosas, Edwin, actuó por el otro lado, y si bien mantuvo los acuerdos con Paz Pereira, hubo momentos de controversia en los que no le quedó más opción que posicionarse del lado de los vecinos a la hora de cuestionar algunas inversiones absurdas, como la del mástil o la del puente 4 de Julio que Paz priorizó.
La legislatura acabó como acabó, con Paz Pereira huyendo a La Paz y con la pandemia inviabilizando cualquier proyecto de continuidad. Con todo, los Rosas encontraron sendos botes salvavidas.
Edwin Rosas dejó Fedjuve ya cuando tenía asegurada su candidatura como diputado de Comunidad Ciudadana (como Paz Pereira). Se eligió una uninominal de fácil consecución como la C40, lo que después le ha permitido presentarse como verso suelto para no acatar la disciplina de partido cuando Carlos Mesa instruyó apoyar a Óscar Montes en la segunda vuelta y Rosas hizo justo lo contrario, estrechando la mano con el mismísimo presidente Luis Arce.
Pancho Rosas se convirtió en el asambleísta candidato número 1 por Cercado de la agrupación Adrián Oliva, lo que suponía tal vez la única franja de seguridad posible para un proyecto inviable por los tiempos. Hoy es el 50% de una bancada que hace mayorías ahora, y que pueda ser clave cuando la bancada indígena – o alguno de sus pueblos - se retire del acuerdo con los 12 curules de Unidos. De momento, Pancho, al contrario que Edwin, sí apoyó la estrategia de Unidos para tomar el poder en la Directiva.
Con todo, las posibilidades de que Pancho se alinee a una estrategia política dictada por Adrián Oliva son prácticamente remotas, lo propio con Edwin Rosas y Carlos Mesa, por lo que hoy se tienen el uno al otro, un contexto complicado y un poder menguante, el de su influencia en los barrios, para el que tendrán que imaginar formas creativas si quieren mantenerlo.
Edwin y Pancho constituyen hoy un poder propio, dos vocerías fuertes con algunas posibilidades, aunque escasas, de hacer valer sus votos para ganar proyección. Cualquier error en sus acercamientos les puede costar caro. Eso sí, de momento no hay oposición constituida en Tarija, por lo que de momento parecen la opción más viable.