Vuelta al ciclo Constitucional
Los desafíos de Arce Catacora
El MAS vuelve a tomar las riendas del país sumido en una profunda crisis económica y con muchas tensiones sociales que deberán ser enfrentadas. Más allá de los compromisos de campaña, los ajustes se harán inevitables



Luis Arce Catacora y David Choquehuanca asumen hoy las más altas carteras del Estado restaurando el orden constitucional violentado en la elección de 2019 tanto por unos como por otros. El impase, con pandemia incluida, le ha salido caro al país, sin embargo, los analistas coinciden en que al menos se ha cerrado una de las crisis abiertas en el territorio nacional. Con legitimidad de las ánforas y más allá de las protestas aisladas, el Gobierno deberá enfrentar los retos que se avecinan.
En los análisis inmediatos hay obviedades: crisis económica, sanitaria, etc., sin embargo, en el detalle está el punto. El nuevo gabinete del MAS tiene por delante un arduo trabajo en el que además deberá cumplir con los compromisos de campaña: renovación y respeto institucional. Estos son algunos de los que los estrategas reconocen que serán claves en los próximos años.
1.- Rehacer la Policía. Desde el otro lado piden “no revanchismo” y el MAS sabe que no puede ser tan torpe como lo ha sido, por ejemplo, el Ministro de Gobierno Arturo Murillo, pero otra cosa es que todo quede igual. La Policía resultó el elemento clave para derrocar a Evo Morales en noviembre de 2019, pues el motín policial acabó por sembrar el caos necesario que precipitó la caída.
En esas jornadas, el entonces ministro de Gobierno, Carlos Romero, que por cierto no buscó asilo, aseguró que el motín tenía que ver con lo salarial y otras demandas de ese tipo. Finalmente las demandas tampoco han sido cubiertas.
Durante los 14 años de gestión del MAS no hubo cambios trascendentales en el mecanismo policial, donde anida la corrupción de forma original. En ese tiempo hubo diferentes motines policiales, nunca tan graves como el de 2019. El verdeolivo requiere una reforma y una modernización. Vendrán tensiones fuertes en ese espacio.
2.- Nacionalizar la inversión del Estado. Luis Arce Catacora fue el promotor de algunas políticas, como la del doble aguinaldo, que acabaron por adelgazar la industria nacional en beneficio del comerciante/contrabandista, que se llevó buena parte de la ganancia. La debilidad de la industria nacional ha quedado al descubierto en la primera crisis seria, donde el empleo formal se ha destruido y muchas empresas han quebrado.
Pese a las intenciones iniciales, el MAS optó casi siempre por recurrir a empresas internacionales para acometer las principales obras del país y descuidó la trasferencia de conocimiento en los rubros más complejos. Renunciar a una “burguesía” emprendedora ha sido parte del proyecto de país que finalmente acaparó Álvaro García Linera ha conducido al fracaso.
3.- Neutralizar a las RJC y sucedáneos. La ultraderecha ha hecho votos en Sudamérica en general y ha encontrado en Bolivia un caldo de cultivo importante para asentarse. El exministro Murillo firmó el acta fundacional del Foro de Madrid y su actuar siempre ha estado muy cerca de la autodenominada “Resistencia Juvenil Cochala” y similares, que en la práctica son grupos paramilitares y de choque. La ultraderecha no se entiende sin un brazo violento.
El MAS ha tenido sus propios grupos de choque: Ponchos Rojos, mineros, etc., y aún hoy siguen dando que hablar los comentarios sobre milicias y similares. En la nueva etapa el MAS debe modificar el esquema del ejercicio de la fuerza estatal.
4.- Industrializar el gas. La Guerra del Gas fue el clímax, lo que evidenció el cambio de ciclo, su bandera principal era la industrialización del gas y la misma empezó con ímpetu en la primera etapa, pero se paró. En los últimos años el discurso volvió a ser el de “exportar, exportar, exportar” y se abandonaron proyectos como el de la petroquímica en Yacuiba, pero también el de interconexión de redes con Perú que hubiera garantizado un acceso al mercado mundial de GNL, si es que lo que se quería era exportar.
Brasil y Argentina han desarrollado sus propios proyectos de autoabastecimiento con el Presal y Vaca Muerta, y aunque ninguno de los dos es la panacea, ambos están dispuestos a meter los recursos que hagan falta para que resulte exitoso.
Sin donde vender en bruto, Bolivia debe tener claro qué hacer con su gas, y para ello es necesario invertir los recursos necesarios que en su momento existieron pero que se emplearon en otros menesteres. Probablemente la salida ahora tenga que ver con asociaciones mixtas con otras naciones soberanas que inviertan, pero los acuerdos deben ser transparentes.
5.- Transparentar los datos de la pandemia
Jeanine Áñez dejó el Gobierno asegurando que su gestión de la pandemia ha sido exitosa y que la deja “controlada”, sin embargo, y más allá de los datos económicos, Bolivia está entre los tres países con más muertos por habitante y es uno de los que más discrepancias hay entre los muertos oficiales y los muertos registrados, que exceden en más de 20.000 personas el promedio normal de los años anteriores.
Arce Catacora y quien elija para asumir la cartera de Salud deberán aplicar un rápido plan de choque: no hay pruebas suficientes y el número de decesos reconocido está muy lejos del real.