Resaca del 18-O
Los otros que también perdieron el 18-O
Los palos son para Carlos Mesa, pero Demócratas, Garafulic, UNIR, los “evistas” y un largo etcétera de actores políticos recibieron una soberana reprimenda con los abultados resultados del 18-O



Las ánforas dictaron sentencia a un año repleto de tensión y polarización. Y de qué manera. El cómputo oficial le dio 55 puntos a Luis Arce y 28 a Carlos Mesa, que junto a Chi Hyun Chung fue el gran perdedor de la jornada. Mesa apeló nada más que al voto útil y casi sale doblado, no caben muchos paños calientes a estas alturas.
Sin embargo, más allá del varapalo a Carlos Mesa, que añade otro punto oscuro a su biografía de por sí compleja, hay otros muchos perdedores en una campaña y una elección que queda para la historia.
Demócratas El partido de Rubén Costas es sin duda uno de los más maltratados por la historia electoral de esta campaña. Le ganaron el pulso a Samuel Doria Medina en 2018 y lo dejaron fuera de la carrera en la alianza Bolivia Dice No que lideró Óscar Ortiz. Desde entonces todo les fue mal: en 2019 sacaron un 4% y fueron superados por Chi en Santa Cruz; aún así, Jeanine Áñez llegó al Gobierno. Se lanzaron de nuevo a candidatear a regañadientes y acabaron fuera de la carrera porque las encuestas y sus lectores mandan.
Esa decisión supuso la derrota en Santa Cruz: una generación política que había construido desde abajo el partido se quedaba sin representación para los próximos cinco años y cedía el testigo a Luis Fernando Camacho, consagrado como el nuevo “defensor de Santa Cruz”, más ahora que el MAS pasó del 50% y lo liberan de culpa. Las subnacionales pueden ser la tumba de un Rubén Costas que nunca supo salir de Santa Cruz.
La encuestadora de Garafulic Uno de los momentos colorados de la campaña fue el empate que pronosticó la encuestadora de Página Siete, Mercados y Muestras, entre Carlos Mesa y Luis Arce en la semana previa a la cita electoral.
Todas las encuestadoras se habían mostrado prudentes, dando ventajas de entre ocho y diez puntos al Movimiento Al Socialismo, aun con gran parte de voto secreto. En el resultado final prácticamente Arce dobla a Mesa, algo que no puede quedar impune.
Murillo y su relato Es el gran perdedor, Arturo Murillo, su pose de matón de barrio, sus amenazas y abusos han contribuido como pocas cosas al renacimiento del Movimiento Al Socialismo. En pocas horas hizo olvidar al propio Juan Ramón Quintana, de quien copió burdamente el libreto agresivo sin acompañamiento intelectual.
Toda la retórica con la que se presentó al MAS como un partido narcoterrorista, abusivo, despilfarrador, corrupto, etcétera no ha sido comprado por nadie.
Ricardo Paz En realidad no era el estratega en jefe, pero era el personaje al que Carlos Mesa le dio la confianza de la campaña pese a no haber ganado nunca ninguna. El ex Condepa y ex Unidad Nacional creyó ganar en 2019, pero en la reválida ha fracasado profundamente. Repetir “voto útil” no había sido suficiente.
El UNIR de Montes y Zamora A nivel local, la elección también deja cadáveres. El mermado UNIR de Óscar Montes quedó todavía más escuálido luego de medirse a cuchilladas con el ministro de Hidrocarburos Víctor Hugo Zamora sobre cuál era la estrategia a seguir. Ambos decidieron unirse al Gobierno de Áñez y alardear inicialmente de ello. Montes marcó territorio. Montes estuvo en la foto del Radisson, cuando Áñez presentaba Juntos.
Cuando las encuestas empezaron a evidenciar derrota le temblaron las rodillas y llamo a cabildo a su cúpula, que estaba molesta por el calculado silencio del exalcalde ante los escándalos. Como no acudieron, Montes se montó un Congreso virtual extraordinario y depuró la presidencia de Zamora, hasta entonces dueño de la sigla UNIR. La decisión número 1 fue bajarse de la alianza, así quedara el partido como los zorros. Montes no podía permitirse otra derrota como la de Tuto o la de Ortiz.
Dos semanas después Áñez se bajó, pero el ruido había sido tan grande que ya no había forma de disimular. Hay fractura, pero los viejos políticos saben cómo arreglarse…
Rodrigo Paz Probablemente, el ya exalcalde de Tarija y futuro senador se fue a dormir el sábado 17 soñando con que tal vez podría ser presidente del Senado y un día Presidente del Estado, aunque fuera por suplencia legal. Las encuestas decían que Carlos Mesa podía entrar en segunda vuelta.
El domingo 18 tal vez no durmió. La derrota atroz convertía su bancada en irrelevante de cara al futuro y su actitud de los últimos meses, un hándicap de futuro. Renunció ni bien tuvo la oportunidad. Ganas de seguir en Tarija tampoco tenía.
Los evistas Los conversos inventaron el término “evismo” para decir que apoyaban al Presidente pero renegaban del MAS. Era una forma bien clasista de decir que lo suyo no era el populacho, sino el poder real, y tal vez así seguir codeándose con los amigos acomodados.
Contribuyeron como nadie a construir la falacia de que Evo Morales era el proceso de cambio y que sin Evo Morales las estrellas se apagarían y la luna no volvería a salir. Esa falacia que llevó al descalabro de la elección de 2019.