Gonzalo Torres, el outsider reiterativo
El ecologista y activista ha probado suerte en la política en varias ocasiones, pero no acaba de recibir el apoyo masivo de las clases populares, por lo que busca nuevas amistades que le apuntalen



Lo que tiene el manual del outsider en política es que se puede acomodar a la ocasión y al perfil de determinado candidato si así se requiere. Por ejemplo, Jair Bolsonaro, con tres décadas siendo un gris parlamentario brasilero, se convirtió en outsider y se hizo Presidente. Otros, como Donald Trump o Sebastián Piñera eran tan absurdamente ricos que pensaron que eso les hacía buenos políticos, y se hicieron presidentes. Otros aparecen desde la religión, otros desde movimientos sociales. Hay de todo.
¿Es Gonzalo Torres el outsider de la política tarijeña? Las opiniones son encontradas, pero todos le llaman “Chulo”.
“Chulo” Torres ha cultivado su imagen desaliñada – polera, barba de tres días, pelo enmarañado – no tanto con el afán de diferenciarse, sino como el de afirmarse en perfil propio. Al mismo tiempo ha ido perfeccionando su precisión técnica en los temas que aborda que le dan un aire letrado – intelectual que no abunda entre los políticos tarijeños.
Torres se ha hecho famoso como activista de la Sociedad Protectora de Animales (SPAT), de la que en realidad es administrador, y desde ahí ha ido ampliando su radio de acción en todo lo que tiene que ver con el medio ambiente. Últimamente se le ha visto más comprometido con el asunto de Tariquía, enfocado en los asuntos jurídicos, pero si en algo se especializó Chulo Torres ha sido en la ecología urbana, o dicho de otra manera, en torpedear la gestión de Óscar Montes.
Fue en la fase final de la gestión del exalcalde cuando Chulo Torres empezó a ganar relevancia por lo concienzudo y fundamentado de su crítica a varios proyectos de la Alcaldía. Casi ninguna sirvió para nada, aunque sí se frenaron el paso a desnivel en San Jerónimo y el Coliseo en el Campo de los Compadres, que ahora sería arrasado por el puente. Sus especialidades: ribera del Guadalquivir, quebradas, etc., siguieron su curso.
Fue entonces que dio el salto a la política formal y en 2015 concurrió como candidato a la Alcaldía de Cercado con las siglas de Tarija Para Todos, que llevaba como candidato a la Gobernación a Luis Alfaro, por lo que la dupla tenía tirón.
Eran tiempos de cierto hartazgo, y ya había varios ejemplos en el mundo de lo que podía pasar, pero lo cierto es que Torres no asaltó la caja. Chulo Torres se quedó en un 4,52%, que no es menor, pero estaba lejos de su expectativa.
Torres había hecho una campaña enmarañada, sin mucho formalismo, y se atascó en una demanda interpuesta contra la candidatura de Rodrigo Paz, alegando que no era boliviano, y cuyo tiro le acabó saliendo por la culata por el tinte xenófobo que le puso, agriando su perfil.
Desde aquella campaña, Chulo Torres se ha tenido que medir más, pues en el cuerpo a cuerpo resultó derrotado con creces 59,82% a 4,52%, una diferencia que le lastró para seguir haciendo fiscalización netamente en el municipio.
Cuando parecía que se le había pasado el afán político, volvió a la carga en las elecciones fallidas de 2019, donde se presentó como candidato uninominal por la C40 con la sigla de Félix Patzi, Tercer Sistema, aunque eso era lo de menos. Fue el típico resurgir, haciéndose el nuevo de nuevo, el yo pasaba por aquí y le metí, como que ya todo quedó olvidado.
Torres podía elegir, pero decidió meterse en la C40 y no por casualidad. La C40 es la que reúne a los barrios tradicionales de Tarija y se estira en la salida hacia Méndez, incluyendo a toda la población de San Lorenzo y El Puente. En la C40 pugnaba también Patricia Paputsakis en forma de delfín de Rodrigo Paz. Torres buscaba una especie de revancha y no le fue mal.
Paputsakis ganó la circunscripción, pero muy lejos de lo que por ejemplo sacó su candidato a Presidente, Carlos Mesa, en ese mismo espacio – apenas un 35% de los votos -, mientras que Torres pasó del 12%, lo que le suponía triplicar su votación respecto a 2015.
Con todo, la elección vino a develar que Torres no es un outsider de las clases populares, sino que su principal apoyo llegó precisamente en los barrios tradicionales, más apegados a los medios de siempre.
A Torres, lo de la política le viene de casta, aunque eso no sirve como argumento outsider y además, siempre ha mantenido una enemistad con su hermano Johnny Torres (Subgobernador de Cercado y jefe del MNR), a quien no ataca personalmente más allá de desesperar a sus amigos.
Los dos Torres quieren ser alcaldes, si es que en algún momento se realizan esas elecciones. Por el momento, Gonzalo ha testeado sus opciones de diferentes formas y últimamente ha iniciado una especie de relación de amistad y colaboración con el inigualable Erwin Mansilla, repudiado por igual en el MAS y en la oposición. Probablemente, Torres sabe de su debilidad de llegar a otros sectores y busca vías para abrirse camino. O tal vez no. Como sea, el outsider más reiterativo de la política tarijeña volverá a estar en la papeleta en 2021. O tal vez no.