El pulso de Mario Cossío
La apuesta del ex Gobernador por Creemos tiene más que ver con la necesidad de un altavoz propio que con el convencimiento de la propuesta. ¿Qué quiere realmente Mario Cossío?



Después de casi una década en Paraguay, el ex Gobernador de Tarija Mario Cossío retornó al departamento en diciembre de 2019, justo después de la salida de Evo Morales del país. Con las nuevas reglas de juego, no le costó ajustar a la Justicia para recuperar una situación procesal indefinida, con media docena de casos aparcados entre recursos, recusaciones, sentencias no firmes, etc.
Cossío siempre fue un animal político, pero su exilio le costó el olvido. Su retorno al país no fue lo “espectacular” que le hubiera gustado, pero tampoco perdió el tiempo. Pronto estuvo sentado en las mesas de la negociación del “nuevo tiempo político” que se abría a partir de noviembre, y que pronto dio muestras de no ser tan nuevo para la oposición.
Los que salieron del país tenían claro que el cambio no venía con los que se quedaron acomodados a las reglas del juego del MAS durante sus 14 años de gestión, y ahí “aceptaron” a Luis Fernando Camacho como candidato a pesar de la evidente controversia que generaba en los relatos: Camacho prometía renovación pero se rodeaba de Cossío, Reyes Villa, Mc Lean y otros dinosaurios del siglo pasado.
Los analistas coinciden en que el objetivo de Cossío no es la esfera nacional en este momento, sino que anhela “reconquistar” Tarija a modo de reivindicación de su propia memoria. Su partido, Camino al Cambio, apenas resistió el ostracismo de la oposición durante los años del “Condorato”, donde las traiciones internas evitaron al menos en dos ocasiones retirar a Lino Condori del poder y colocar a un asambleísta más afín.
En las últimas votaciones en el legislativo la fractura se evidenció y los curules del MNR de Johnny Torres votaron distinto que el núcleo duro que por entonces simbolizaban María Lourdes Vaca y Sara Cuevas, que no se mordió la lengua para explicitar la “traición”.
Por el camino ya se había desgranado Adrián Oliva, que fue asesor de Cossío, hombre fuerte en la bancada de Convergencia Nacional y con ganas de regenerar las ideas. Cuando en 2014 el enésimo intento de mega coalición liderada por Samuel Doria Medina fracasó, Oliva explicitó su intención de concurrir en solitario, y entre los miedos de Óscar Montes y las dudas del resto, se consolidó como el cabeza de cartel de Unidad Departamental Autonomista (UDA), una sigla que apenas aguantó un par de meses.
Cossío ha vuelto cuando Camino al Cambio tomaba rumbo a la reconversión en un partido municipal, donde aún mantenía bases, aunque su discurso siempre fue autonomista de amplio espectro, pero no muy chaqueño.
En el primer embate electoral reconfirmó su apuesta por Luis Fernando Camacho, en parte por tener el control de la plancha y un altavoz propio que no iba a encontrar en Juntos, de Jeanine Áñez; que iba a costar más de la cuenta en Comunidad Ciudadana de Carlos Mesa o que resultaba poco consistente en la opción de Tuto Quiroga.
Cossío dio un paso más, pues se colocó como candidato a primer senador en la plancha de Creemos, aun siendo consciente de que no cumplía el requisito constitucional de permanencia en el país para candidatear. Con el tiempo se evidenció que lo que Cossío quería era medir sus opciones futuras a la Gobernación con este TSE, que sin embargo fue contundente en su argumentación de rechazo, ya que además se dio la paradoja de la inscripción de Evo Morales, cuyo argumento de inhabilitación era similar.
Cossío aprovechó la situación para dejar constancia de su presencia y de sus opciones de cara a las subnacionales, y de momento el tiempo juega a su favor. Luis Fernando Camacho se ha convertido en el paladín de la “no elección”, en parte para diferenciarse del resto y en parte para revitalizar su discurso antisistema, ciertamente aplacado con el ejercicio de la política institucional y sus tiempos.
El ex gobernador ha puesto sobre la mesa otra propuesta: la de aplazar las elecciones a 2021 y unirlas ahí con las elecciones subnacionales. Una propuesta que no ha tenido gran recorrido, ni siquiera en Juntos, que es el partido – Gobierno que también quiere alargar su estancia en el poder, aunque los analistas señalan que ahí hay que buscar la respuesta en el cuadro de Rubén Costas y sus intenciones sucesorias, que no quiere que se contaminen con la gestión de Áñez. La propuesta parece perjudicar sus propios intereses personales, pues solo podría habilitarse electoralmente en diciembre de 2021.
Ni el MAS, ni Todos, y mucho menor Óscar Montes o Johnny Torres tienen claro qué hacer con Mario Cossío en este momento. Camino al Cambio ha mutado de la supervivencia a otro estadio. Cossío espera agazapado a que pase la pandemia, que seguramente, dejará muchas víctimas.