La renovación de los Paz
Elmira Lindo/La Mano del Moto Nadie puede decir que lo de Jaime Paz y su candidatura le haya pillado de improviso. Lleva amenazando con ello toda la vida. De tanto repetirlo, hasta ha hecho confundir a alguno sobre la supervivencia del MIR y su diferencia con los partidos tradicionales, como...



Elmira Lindo/La Mano del Moto
Nadie puede decir que lo de Jaime Paz y su candidatura le haya pillado de improviso. Lleva amenazando con ello toda la vida. De tanto repetirlo, hasta ha hecho confundir a alguno sobre la supervivencia del MIR y su diferencia con los partidos tradicionales, como si no fuera parte del riñón mismo del viejo sistema.
Una partecita del Partido Demócrata Cristiano (PDC) le ha abierto las puertas al líder del extinto MIR que hace 15 meses se daba una de sus giras por los medios del eje presentando su alternativa “Unidad 21F MIR”, de la que nada más se supo. Funambulista experimentado, es más que posible que lo del PDC no llegue a ningún sitio – dicen los que saben – porque el sector del partido que le ha abierto las puertas y dado cancha a los egos no parece ser la propietaria legítima de la sigla. No iba ser la excepción que el PDC fuera un partido unido por muy minúsculo que resulte ser.
La cuestión es que más allá de las dotes de Jaime Paz Zamora en política, que no las vamos a descubrir en este ensayo, pues son de sobra conocidas, el movimiento ha derrumbado el relato político que su hijo el alcalde de Tarija Rodrigo Paz lleva tres años tratando de construir sin mucho éxito para justificar sus propias incoherencias de gestión.
Paz Pereira, que ya ha brincado los 50 por mucho que lo veamos saltando, corriendo y montando en bicicleta en Instagram, lleva tres años y medio de gestión hablando de la “vieja política” y la “nueva política” en un afán por diferenciarse de Óscar Montes, el exalcalde de Cercado quince años al frente de Tarija, desde 2000.
La cosa no acababa de funcionar cuando hablaba de “la gente” pero licitaba puentes magníficos, banderas enormes, montón de foquitos de luz - que al final no están dejando satisfecho a casi nadie – y reciclaba hospitales. Pero con el lavado de cara y las redes sociales algo algo iba aguantando.
Paz Pereira lleva en política activa desde 2002, electo diputado, aunque en realidad, como reconoce habitualmente, lleva siendo mirista desde la cuna. Es difícil hablar de nueva y vieja política cuando has mamado todo aquello de “los ríos de sangre”, el “entronque histórico” y “el mejor tercero de la historia”.
A Paz Pereira no le queda otra que apoyar a su legendario padre en esta nueva aventura política surgida – dicen - de las calabazas de Carlos Mesa a sus vástagos, para ver si así, al menos, se le ablanda el corazón.
Y en esas sale la encuesta de Ipsos para RTP y le da 30 por ciento; en una encuesta recolectada entre el 3 y el 15 de octubre de este aciago 2018 en el que Paz tampoco ha sabido cumplir sus compromisos. Paz Pereira vuela cada vez más solo, y de la mano de Paz Zamora, e Instagram no da para más.
Nadie puede decir que lo de Jaime Paz y su candidatura le haya pillado de improviso. Lleva amenazando con ello toda la vida. De tanto repetirlo, hasta ha hecho confundir a alguno sobre la supervivencia del MIR y su diferencia con los partidos tradicionales, como si no fuera parte del riñón mismo del viejo sistema.
Una partecita del Partido Demócrata Cristiano (PDC) le ha abierto las puertas al líder del extinto MIR que hace 15 meses se daba una de sus giras por los medios del eje presentando su alternativa “Unidad 21F MIR”, de la que nada más se supo. Funambulista experimentado, es más que posible que lo del PDC no llegue a ningún sitio – dicen los que saben – porque el sector del partido que le ha abierto las puertas y dado cancha a los egos no parece ser la propietaria legítima de la sigla. No iba ser la excepción que el PDC fuera un partido unido por muy minúsculo que resulte ser.
La cuestión es que más allá de las dotes de Jaime Paz Zamora en política, que no las vamos a descubrir en este ensayo, pues son de sobra conocidas, el movimiento ha derrumbado el relato político que su hijo el alcalde de Tarija Rodrigo Paz lleva tres años tratando de construir sin mucho éxito para justificar sus propias incoherencias de gestión.
Paz Pereira, que ya ha brincado los 50 por mucho que lo veamos saltando, corriendo y montando en bicicleta en Instagram, lleva tres años y medio de gestión hablando de la “vieja política” y la “nueva política” en un afán por diferenciarse de Óscar Montes, el exalcalde de Cercado quince años al frente de Tarija, desde 2000.
La cosa no acababa de funcionar cuando hablaba de “la gente” pero licitaba puentes magníficos, banderas enormes, montón de foquitos de luz - que al final no están dejando satisfecho a casi nadie – y reciclaba hospitales. Pero con el lavado de cara y las redes sociales algo algo iba aguantando.
Paz Pereira lleva en política activa desde 2002, electo diputado, aunque en realidad, como reconoce habitualmente, lleva siendo mirista desde la cuna. Es difícil hablar de nueva y vieja política cuando has mamado todo aquello de “los ríos de sangre”, el “entronque histórico” y “el mejor tercero de la historia”.
A Paz Pereira no le queda otra que apoyar a su legendario padre en esta nueva aventura política surgida – dicen - de las calabazas de Carlos Mesa a sus vástagos, para ver si así, al menos, se le ablanda el corazón.
Y en esas sale la encuesta de Ipsos para RTP y le da 30 por ciento; en una encuesta recolectada entre el 3 y el 15 de octubre de este aciago 2018 en el que Paz tampoco ha sabido cumplir sus compromisos. Paz Pereira vuela cada vez más solo, y de la mano de Paz Zamora, e Instagram no da para más.