Mediterráneo: Milei, Petro y la integración Sudamericana
Era cuestión de tiempo que Javier Milei hiciera volar por los aires la entente cordial de América Latina, básicamente porque no es su estilo, pero también porque no es su modelo. Milei no tiene ningún interés en mantener relaciones fluidas con esta parte del mundo ni tampoco con China y apenas con Europa. Su modelo es pro occidental trumpista y sus excesos expositivos le impiden buscar matices ni puntos intermedios. A veces recoge cable, como con el tema del Papa, otras veces lo lleva hasta el final, y en este caso lo está intentando.
El cruce con Petro no es reciente, ni tampoco con López Obrador, pero el tema se repuso sobre la mesa esta semana cuando el presidente colombiano, otro ejemplo de dedo calentón en Twitter retiró embajadores sin romper relaciones. En principio no hay ninguna cumbre importante a la vista, pero sí numerosos temas que pueden tener enfoque continental o no.
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Ni en México ni en Colombia hay reelección, y mientras a López Obrador le importa más o menos poco todo porque está saliendo de la presidencia con índices de aprobación inauditos, a Petro le está yendo mal incluso hasta el punto de no plantearse el intento de modificar la Constitución para reelegirse (léase con ironía) y en cuatro años hay tiempo para poco, por lo que no le importa ver el mundo arder.
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Lo cierto es que el equilibrio ideológico continental lleva siendo la tónica desde que empezaran a caer los gobiernos del “socialismo del siglo XXI” de la primera década del siglo. La elección de Milei en Argentina y Daniel Noboa en Ecuador reequilibró fuerzas, sobre todo desde que Dina Boluarte abandonó la izquierda populista para ponerse al servicio del fujimorismo. Paraguay y Uruguay completan el bloque frente a los izquierdistas – muy matizados cada uno – de Chile, Bolivia, Venezuela, Brasil y Colombia, aunque este bloque sea decenas de veces más poderoso económicamente que su reverso.
Como concepto de campaña, Milei atacó todo aquello que suene a intervención del Estado en la economía, pero lo cierto es que todo el mundo funciona en bloques. El propio Estados Unidos es un bloque de bloques que salvaguarda los intereses de su nación, y en esas, las iniciativas de integración, gusten más o menos, nunca han sido despreciadas por los gobiernos de derechas ni de izquierdas. Ni Mauricio Macri, ni Lacalle Pou, ni ninguno de todos los presidentes paraguayos han renegado de los bloques como sí lo hacen las nuevas derechas “antisistema” de Milei y Bolsonaro.
Milei frenó en seco la integración del país en los BRICS y ha echado pestes sobre la relación con China, pero mantiene los acuerdos de comercio bilateral y los créditos vinculados, al menos de momento.
Al tiempo, Argentina es de los más grandes interesados en llevar a buen puerto el acuerdo con el Mercosur, que es el gran acuerdo del gran capital agroalimentario para conquistar un mercado de alto poder adquisitivo agotado de sus productos sanos pero caros.
Argentina es también clave en las iniciativas para orquestar un lobby que vele por la producción mundial del litio al más puro estilo OPEP, a quienes no les ha ido nunca mal con esto.
De momento es evidente que el país vecino no quiere nada de todo esto y que su plan sigue pasando por otros dogmas. Con seguridad todo se verá más claro a partir de la elección de noviembre en Estados Unidos. Precipitar la discusión puede ser interesante para colocar a cada cual en su sitio. Es mejor hacer a un lado que empeñarse en seguir juntos si la cosa no avanza.
Democracias y otros golpes
El plan Venezuela
Aunque en Bolivia conocemos de estas maniobras de los Tribunales Electorales, lo de Venezuela es otro nivel, así que el desconcierto en la oposición es máximo y cada movimiento esconde estrategia. La recapitulación es compleja, pero simplificando mucho, Venezuela acordó elecciones libres con Estados Unidos de mediador a cambio de abrir la mano a su petróleo y devolverle algún preso incómodo. Maduro convocó para el mes de julio y permitió las primarias opositoras, pero la elegida por goleada, María Corina Machado, seguía inhabilitada. Dos días antes de su inscripción interpretó una cesión de liderazgo hacia otra Corina, proveniente del mundo académico, pero acabó sin ser inscrita. Unos simplifican diciendo que no le dejaron, otros culpan a la inabarcable ambición de los ególatras opositores que de forma individual se sintieron legitimados para reclamar la posición de Machado (de esto también sabemos en Bolivia). A la fecha hay casi una veintena de candidatos y aparentemente planes A, B, C y D para que algún candidato opositor pueda llegar con opciones al día de la elección… pero todo está por ver.
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La favorita de López Obrador
También en julio serán las elecciones en México y aparentemente, Claudia Sheinbaum no tiene rival. Cabe en esas reflexionar sobre el mandato de López Obrador, las medidas adoptadas en el marco nacionalista de izquierdas, yla vigencia de un mensaje que últimamente cotiza muy a la baja en la política internacional.
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Guerras y otras catástrofes
Genocidio dice la ONU
No hay mucho más que decir sobre lo que está sucediendo en Gaza y las posiciones de Israel después de que la ONU lo dejara en claro. Veremos si el Alto el Fuego se convierte en trampa o por el contrario, sale algo exitoso.
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Putin y el renacer del Daesh
Después del luto viene la furia y el presidente ruso Vladmir Putin, que no es precisamente un angelito paciente, quiere demostrar que Ucrania está vinculado con los atroces atentados de la semana pasada. En esas, los expertos señalan al hilo invisible entre los intereses británicos y franceses en el África profunda, donde opera el “nuevo” grupo Wagner nacionalizado y los intereses del Daesh, escisión de Al Qaeda, que alguna vez ya estuvo alineado con esos mismos intereses antirusos…
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