Diagnóstico de América Latina
El empleo se recupera, pero informal y con pobres salarios
La participación de la mujer en el mercado de trabajo de América Latina y el Caribe avanza con el conjunto del empleo cuatro años después de la irrupción de la pandemia covid-19, pero persisten importantes brechas
Los mercados de trabajo de América Latina y el Caribe, a casi cuatro años de la irrupción de la pandemia covid-19, recuperan sus tasas de ocupación pero bajo el signo de la informalidad y pérdida de poder adquisitivo de los salarios, informó la Organización Internacional del Trabajo (OIT).
Claudia Coenjaerts, directora regional interina de la OIT, dijo que “a pesar de la recuperación del empleo, la masa de ingresos totales laborales aún es inferior a los niveles pre pandemia” al presentar el informe Panorama Laboral 2023 de la entidad.
“La disminución del poder adquisitivo de los salarios, tanto mínimos como promedio, es un desafío que impacta negativamente en la calidad de vida de las familias latinoamericanas y caribeñas”, lamentó Coenjaerts en Lima, sede de la oficina regional.
Este año, el mercado de trabajo en América Latina y el Caribe se caracterizó por presentar un aumento menor a uno por ciento en la tasa regional de ocupación, la proporción de personas empleadas respecto de la población en edad de trabajar.
La tasa de participación (relación entre fuerza de trabajo y población en edad de trabajar, expresada como porcentaje) disminuyó ligeramente en comparación con el año anterior (62,3 %, frente a 62,5 % en 2022).
Finalmente, la tasa de desocupación (población que se encuentra desocupada al quedar cesante o porque busca empleo por primera vez) promedia 6,5 %.
“Aunque esas tasas indican una recuperación, se sitúan por debajo de los niveles alcanzados en 2022”, comentó Coenjaerts.
La situación laboral de la región responde, en primer lugar, al contexto económico internacional, caracterizado por un crecimiento global moderado, de 2,9 %, y una elevada inflación.
Para la región se espera un crecimiento de 2,3 % según el Fondo Monetario Internacional, y de 2,2 % según la Comisión Económica para América Latina y el Caribe (Cepal).
En lo que atañe al empleo, en la mayoría de los países de la región la recuperación fue liderada por el trabajo informal, que representó entre 40 y 95 % del aumento de empleos entre la segunda mitad de 2020 y la primera de 2023.
“La disminución del poder adquisitivo de los salarios, tanto mínimos como promedio, es un desafío que impacta negativamente en la calidad de vida de las familias latinoamericanas y caribeñas”: Claudia Coenjaerts.
Roxana Maurizio, experta en mercados de trabajo y coordinadora del informe, observó que “mientras el empleo urbano retornó a los valores de 2019, aún se exhibe cierto rezago en el empleo rural”, lo cual “ha contribuido a amplificar la brecha del empleo a favor del ámbito urbano existente previo a la pandemia”.
El informe recoge que la recuperación del empleo femenino exhibe una intensidad mayor a la experimentada por el empleo masculino, aunque las brechas de género son persistentes y continúan siendo muy elevadas en América Latina y el Caribe.
Coenjaerts dijo que “la tasa de participación laboral femenina es 23 % inferior a la de los hombres, mientras que la de ocupación es 22,5 % menor, y estas disparidades son aún más pronunciadas entre distintos niveles educativos”.
Esa brecha “da cuenta de la necesidad de promover políticas transformadoras de cuidados, que permitirían alcanzar mayor igualdad entre hombres y mujeres, al ser estas últimas quienes llevan una mayor carga de cuidados”, añadió.
El informe alerta sobre la situación del empleo juvenil, pues la tasa de desocupación de las personas jóvenes es de 14,4 %, más del doble que la general. Sin embargo, algunos países de la región exhiben tasas significativamente más altas que esas, llegando a valores cercanos a 30 %.
Las personas jóvenes enfrentan una mayor intermitencia laboral, explicada en parte por las intensas entradas y salidas de la fuerza de trabajo.
La mayor inestabilidad ocupacional, a su vez, se asocia a su mayor prevalencia en actividades informales, precarias y de baja calificación.
La tasa de informalidad promedio en los mercados laborales de la región se situó en 48 % a mediados de 2023, aunque en algunos países pasó de 70 %.
Las ocupaciones de tipo informal han contribuido a la creación de entre el 40 y 95 por ciento de los puestos de trabajo entre el tercer trimestre de 2020 y el segundo trimestre de 2023.
Efectos Las ocupaciones de tipo informal han contribuido a la creación de entre el 40 y 95 por ciento de los puestos de trabajo entre
Estos desafíos, advierte el informe, pueden intensificarse con las transformaciones tecnológicas, por lo que en el actual contexto de una creciente necesidad de habilidades digitales, la formación profesional emerge como un elemento esencial para disminuir la brecha digital y de competencias entre los jóvenes.
“La región necesita medidas integrales que respalden la creación de empleos formales, fortalezcan las instituciones laborales y proporcionen protección social e ingresos a quienes más lo necesitan, en un mundo laboral en constante transformación», concluyó Coenjaerts.
La informalidad en Bolivia llega al 85%
Según información del Inesad, en 2013, los trabajadores con aguinaldo en el sector público eran el 8,1% y 10,7% en el sector privado: 18,8% en total; en 2020 la cifra cayó a 6,2% en el sector público y 7,6 % en el privado, por lo que los trabajadores “formales” apenas llegaron a 13,8%.
Agrega, que los ocupados sin aguinaldo (trabajadores por cuenta propia e informales) el 2013 eran el 78,3% de la fuerza laboral según información del INE; en 2020 la cifra creció a 86,2%. Dejando entrever que ni siquiera 14 de cada 100 trabajadores en Bolivia están en el sector formal.
En la gestión 2022, la Organización Internacional del Trabajo (OIT) informó que en Bolivia el 80% de las personas trabaja en la informalidad. El 87% de estas personas son mujeres y, de este porcentaje, 4 de cada 10 desempeñan sus actividades por cuenta propia.