China y EEUU discuten sus diferencias comerciales
China y Estados Unidos llevan a la mesa de conversaciones las diferencias que en los últimos tiempos desencadenaron un cruce de medidas lesivas para sus negocios y los puso al borde de una guerra comercial. Ambos gobiernos están representados por funcionarios de alto nivel que expondrán...
China y Estados Unidos llevan a la mesa de conversaciones las diferencias que en los últimos tiempos desencadenaron un cruce de medidas lesivas para sus negocios y los puso al borde de una guerra comercial.
Ambos gobiernos están representados por funcionarios de alto nivel que expondrán entre este jueves y mañana sus puntos de vista sobre cada uno de los asuntos conflictivos en las relaciones económicas.
A esta capital llegó la delegación norteamericana compuesta por los secretarios Steven Mnuchin (Tesoro) y Wilbur Ross (Comercio), más otros cinco miembros.
Por el equipo chino estará el viceprimer ministro, Liu He, también el principal asesor económico del presidente Xi Jinping, e integrantes de distintos departamentos del Gobierno relacionados con los temas en cuestión.
Hasta el momento, tanto Beijing como Washington solo expresaron deseo de desarrollar un diálogo abierto sin dar lugar a muchas expectativas sobre el surgimiento de resultados inmediatos en estas pláticas.
Hua Chunying, portavoz del ministerio de Relaciones Exteriores, indicó ayer que China es realista y no pretende solucionar todo de una vez.
‘En la medida en que Estados Unidos sea sincero en resolver los asuntos fundamentales, creo que la negociación será constructiva’, puntualizó y reiteró la bienvenida al diálogo con los visitantes, una opción defendida siempre por su país.
‘Debate franco’
Mnuchin, por su parte, se inclina por ‘un debate franco’ que conlleve al ‘progreso firme’ en los contactos con los interlocutores asiáticos.
Sin embargo, el presidente estadounidense, Donald Trump, quiere arreglar el déficit comercial, actualmente a favor de China y ubicado por encima de los 500 mil millones de dólares.
Aún sin dejar consensos, la reunión es un paso positivo en medio de la confrontación desatada por una investigación de Washington que arrojó el supuesto robo de tecnología, propiedad intelectual y competencia desleal de China en el mercado estadounidense.
Como consecuencia, la administración de Trump anunció gravámenes adicionales sobre la importación de miles de artículos de esta nación y prohibió la venta de componentes a la empresa ZTE.
China no se quedó cruzada de brazos, también aumentó los aranceles a más de 200 artículos norteños, presentó par de recursos ante la Organización Mundial del Comercio y se prepara para enfrentar el peor escenario que emerja del proteccionismo promovido por Estados Unidos. El temido choque entre las dos principales economías del planeta toma forma cada vez más y provoca inquietud porque está en riesgo el movimiento internacional de mercancías.
El hecho de que se encuentren ambas potencias cara a cara para arreglar su pleito demuestra que al final el diálogo se impone a la fuerza, pues hay muchos intereses en juego y el consumidor será quien se lleve la carga más pesada.
Si bien reafirmó su confianza y capacidad para responder a cualquier acción unilateral de Washington, China está convencida que -como en toda guerra- las secuelas se sentirán en todos lados y por eso insiste en buscar una salida satisfactoria para ambos. Mientras, el presidente estadounidense parece darse cuenta de que si persiste en su ofensiva proteccionista apuntalará más el aislamiento donde mantiene a Estados Unidos desde su llegada al poder y clausurará nuevas puertas en detrimento de los mismos intereses que promete defender.
En un editorial, el diario oficial China Daily dijo que Pekín quiere que las conversaciones produzcan “soluciones factibles para poner fin a la contienda en curso” y que pudieran ir bien si la delegación estadounidense realmente quiere escuchar tanto como hablar. China “resistirá el acoso de Estados Unidos cuando sea necesario. Y como un defensor de la globalización, el libre comercio y el multilateralismo, contará con un fuerte apoyo de la comunidad internacional”, agregó el diario.
Ambos gobiernos están representados por funcionarios de alto nivel que expondrán entre este jueves y mañana sus puntos de vista sobre cada uno de los asuntos conflictivos en las relaciones económicas.
A esta capital llegó la delegación norteamericana compuesta por los secretarios Steven Mnuchin (Tesoro) y Wilbur Ross (Comercio), más otros cinco miembros.
Por el equipo chino estará el viceprimer ministro, Liu He, también el principal asesor económico del presidente Xi Jinping, e integrantes de distintos departamentos del Gobierno relacionados con los temas en cuestión.
Hasta el momento, tanto Beijing como Washington solo expresaron deseo de desarrollar un diálogo abierto sin dar lugar a muchas expectativas sobre el surgimiento de resultados inmediatos en estas pláticas.
Hua Chunying, portavoz del ministerio de Relaciones Exteriores, indicó ayer que China es realista y no pretende solucionar todo de una vez.
‘En la medida en que Estados Unidos sea sincero en resolver los asuntos fundamentales, creo que la negociación será constructiva’, puntualizó y reiteró la bienvenida al diálogo con los visitantes, una opción defendida siempre por su país.
‘Debate franco’
Mnuchin, por su parte, se inclina por ‘un debate franco’ que conlleve al ‘progreso firme’ en los contactos con los interlocutores asiáticos.
Sin embargo, el presidente estadounidense, Donald Trump, quiere arreglar el déficit comercial, actualmente a favor de China y ubicado por encima de los 500 mil millones de dólares.
Aún sin dejar consensos, la reunión es un paso positivo en medio de la confrontación desatada por una investigación de Washington que arrojó el supuesto robo de tecnología, propiedad intelectual y competencia desleal de China en el mercado estadounidense.
Como consecuencia, la administración de Trump anunció gravámenes adicionales sobre la importación de miles de artículos de esta nación y prohibió la venta de componentes a la empresa ZTE.
China no se quedó cruzada de brazos, también aumentó los aranceles a más de 200 artículos norteños, presentó par de recursos ante la Organización Mundial del Comercio y se prepara para enfrentar el peor escenario que emerja del proteccionismo promovido por Estados Unidos. El temido choque entre las dos principales economías del planeta toma forma cada vez más y provoca inquietud porque está en riesgo el movimiento internacional de mercancías.
El hecho de que se encuentren ambas potencias cara a cara para arreglar su pleito demuestra que al final el diálogo se impone a la fuerza, pues hay muchos intereses en juego y el consumidor será quien se lleve la carga más pesada.
Si bien reafirmó su confianza y capacidad para responder a cualquier acción unilateral de Washington, China está convencida que -como en toda guerra- las secuelas se sentirán en todos lados y por eso insiste en buscar una salida satisfactoria para ambos. Mientras, el presidente estadounidense parece darse cuenta de que si persiste en su ofensiva proteccionista apuntalará más el aislamiento donde mantiene a Estados Unidos desde su llegada al poder y clausurará nuevas puertas en detrimento de los mismos intereses que promete defender.
En un editorial, el diario oficial China Daily dijo que Pekín quiere que las conversaciones produzcan “soluciones factibles para poner fin a la contienda en curso” y que pudieran ir bien si la delegación estadounidense realmente quiere escuchar tanto como hablar. China “resistirá el acoso de Estados Unidos cuando sea necesario. Y como un defensor de la globalización, el libre comercio y el multilateralismo, contará con un fuerte apoyo de la comunidad internacional”, agregó el diario.