Cuidar el agua

En Bolivia sigue faltando un verdadero Plan Hidrológico Nacional que ordene las cuencas, mapee los riesgos y priorice las inversiones

El Día Mundial del Agua se celebra el 22 de marzo de cada año, proclamado por la Asamblea General de la ONU en su Resolución A/RES/47/193 de 22 de diciembre de 1993. Su principal objetivo es generar conciencia acerca de la importancia de cuidar los recursos de agua en el planeta, un elemento vital para la vida de todas las especies de la Tierra.

Con la celebración de esta efeméride se pretende dar a conocer la crisis mundial del agua y la problemática que afrontan millones de personas que no tienen acceso al suministro de agua potable, así como las medidas urgentes que se deben tomar al respecto. En Bolivia, a pesar de todo, seguimos siendo un país donde muchas personas siguen estando al margen de la provisión de agua.

El agua es un recurso natural compuesto por moléculas de hidrógeno y oxígeno, que es indispensable para la vida. Es un bien considerado como el oro líquido del planeta y que hace posible que todas las especies terrestres continúen creciendo y desarrollándose cada día. Los científicos hace tiempo que buscan agua en el espacio para ampliar los horizontes terrenales y sí, muchas de las principales guerras del mundo se libran también por garantizar la provisión de agua.

Desde siempre y hasta hoy se trabaja de forma aislada con comunidades o municipios, a veces al calor de algún proyecto de cooperación o alguna buena idea

De ahí la importancia de evitar su despilfarro. El agua es un recurso limitado, en el que hace falta una mayor toma de conciencia para su preservación, porque si algún día llegara a escasear, traería consecuencias irreversibles para la humanidad.

El agua es un derecho fundamental para la preservación de la vida, en todas sus formas y es considerada como un derecho humano, aunque últimamente todo se ponga en cuestión, incluido el acceso al agua o al aire.

Que sea un derecho no tiene nada que ver con que sea gratis su provisión y tratamiento, porque evidentemente todo cuesta; lo que quiere decir es que alguien debe asumir los costos de la forma más solidaria, y ese alguien siempre es el Estado, y sí, este valioso e indispensable recurso natural no llega de forma segura a un gran número de personas en distintos países, sobre todo a los más pobres, donde el agua potable no es accesible, como en muchas comunidades y algunas regiones de Bolivia.

En Bolivia sigue faltando un verdadero Plan Hidrológico Nacional que ordene las cuencas, mapee los riesgos y priorice las inversiones para garantizar el agua limpia a todos los ciudadanos. Desde siempre y hasta hoy se trabaja de forma aislada con comunidades o municipios, a veces al calor de algún proyecto de cooperación o alguna buena idea, pero sigue faltando una unidad que nos de certidumbres de futuro: Bolivia es uno de los países más vulnerables del mundo al cambio climático, y aunque este año las lluvias están siendo generosas hasta el exceso, las sequías han sacudido duramente al país durante años.

Ahora, que haga falta una intervención pública de alto nivel no nos exime de nuestras pequeñas responsabilidades en el día a día. Todos podemos hacer algo para ahorrar agua, para mantenerla limpia, para aprovecharla al máximo y para reutilizarla de forma responsable.

El agua es clave, ojalá entre todos seamos capaces de hacer conciencia en estos tiempos de crisis y escaseces.


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