Carnaval con responsabilidad

En un año especialmente duro, las fechas del Carnaval se presentan como una oportunidad de despejar la mente, pero sin olvidar las cosas importantes de la vida

El Carnaval ha entrado en sus días centrales, esos en los que la fiesta en Tarija se mimetiza entre el campo y la ciudad, donde las costumbres y tradiciones se vuelven más fuertes e incluso los más jóvenes conceden un poco de atención a las cosas que pasan fuera de sus discotecas habituales, que también adaptan temáticas y momentos para que, a su manera, la evolución cultural siga su curso.

El Carnaval en su esencia es parte del calendario católico, tolerado, aunque nunca del todo admitido, algo que es muy de nuestra cultura. Se supone son días de quemar lo malo, de darse al desenfreno antes de entrar en el periodo de reflexión y oración de 40 días que en el hemisferio norte lleva además de la oscuridad del invierno a la luz de la primavera (resurrección) y en este lado del mundo nos ha quedado bastante menos simbólico, pero acomodable.

No hay nada de malo en pasarla bien, en encontrar espacios para compartir con familiares y amigos y en festejar la fraternidad, sea o no sea atravesando el rito católico, pero en pleno siglo XXI y con todos los avances que enfrentamos, es necesario darle un poco más de cordura a las fechas y asumir que la vida no se puede arruinar en cuatro días.

Las fechas del Carnaval son fechas negras para la violencia sexual y de género, por lo que urge estar vigilantes en todo momento. No hay excusas posibles que tengan que ver con las fechas o las coyunturas y es urgente que todos los ciudadanos, y no solos las mujeres, sean capaces de establecer límites y socorrer a las personas que estén en apuros.

Las fechas de Carnaval son también negras para los accidentes de tránsito. Cada año se registran accidentes de diferente consideración que a menudo, siegan vidas y arruinan familias siendo que son perfectamente evitables. Es importante que las personas tomen conciencia de los riesgos y prioricen el uso del transporte público en estas fechas emblemáticas en las que no se debería perder la vida.

Hay más problemas latentes que se destapan en Carnaval: el gasto irracional de dinero, las tendencias suicidas y otras conductas psicológicas autodestructivas, ojalá sirvieran para aceptar determinados comportamientos y tomar medidas y no solo como momentos de debilidad que deben ser escondidos durante el año.

La cuestión fundamental es que el Carnaval no muta, sino en todo caso, revela. Todos tenemos derecho de pasarla bien, de compartir como se desee y de cultivar las tradiciones que más nos gustan, pero a la vez debemos ser responsables con nuestras vidas, nuestras acciones y nuestras familias.

Los días centrales del Carnaval ya están aquí, fechas ideales para un año que ha sido extremadamente duro para muchos y que sigue colmado de mucha incertidumbre, de aquí al mes de agosto y después. Disfrutemos con moderación de las fiestas sin olvidar que no son las fechas las que provocan los cambios, sino la verdadera voluntad de las personas.

¡Feliz Carnaval!


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