El nuevo reto de Álvaro Ruíz

Que la inteligencia alumbre su juicio y sus decisiones sean en conjunto las mejores para un país altamente amenazado por los fenómenos ambientales y la depredación

Álvaro Ruíz hace política porque le gusta, pues hace tiempo que tiene la vida resuelta. En ese gusto ha ido asumiendo cada vez desafíos más complejos que, más allá de sus resultados, ha sabido enfrentarlos con decisión.

El último ha sido el de asumir el Ministerio de Medio Ambiente, la papa caliente del gobierno de Luis Arce. Ruíz es el cuarto ministro en año y medio y el que va a asumir la responsabilidad en el año electoral. No será menor.

Álvaro Ruíz empezó en política pugnando por la alcaldía de Uriondo, la consiguió a la segunda y revalidó cargo luego de abrazar las siglas del MAS. Se empeñó entonces en hacer de su producto estrella, el vino, un gancho turístico internacional, pero como el MAS nunca ha ido sobrado de voceros, rápidamente fue creciendo en esas lides. Fue el primero en engendrar un plan para desgastar al gobernador Adrián Oliva, la Ley del 1% con débito automático, y eso le abrió puertas en la Asociación de Municipios de Tarija primero y en la Federación de Municipios de Bolivia después. En ese cargo le encontró la caída de Evo Morales, y lejos de presentar la renuncia y huir como muchos de los masistas conversos tarijeños, se mantuvo en primera línea sosteniendo discursos críticos contra el gobierno de Jeanine Áñez.

En aquellos días se convirtió en uno de los dirigentes más allegados a Evo Morales. Pasó largas temporadas en Buenos Aires y fue uno de los pocos que estuvo en la proclamación de la candidatura de Luis Arce en el Estadio Español de Buenos Aires. Bregó en la campaña, pero el día de la posesión optó por coordinar en persona el retorno de Evo Morales por Villazón en lugar de arrimarse a Arce, con quien ya había mantenido relaciones como consultor de la FAM en tiempos de su recuperación médica.

Ruíz peleó por ser el candidato del MAS en Tarija en 2021. No lo asumió con resignación como otros en otras ocasiones, sino que mantuvo un duelo a cara de perro con Walter Ferrufino por la nominación. Ganó la primera vuelta aunque con un escenario engañoso dada la división del “antiMAS” en la candidatura de Oscar Montes y la de Adrián Oliva. El primero acabó ganando sin contemplaciones. Entonces, Arce lo acogió definitivamente en su gabinete como viceministro de Autonomías.

En esa cartera gris que es Autonomías, en la sala de máquinas de la Presidencia pero sin posibilidad de brillar y más bien, caminando sobre un campo minado de conflictos regionales, Ruíz encontró la forma de hacerse útil para el presidente Arce, por quien apostó sin dobleces en el conflicto interno - es el padre de la consigna Ni cobardes, ni traidores -. Arce lo “premia” ahora con un Ministerio para ocho meses plagado además de trampas.

2024 ha sido el peor año de los incendios en el país desde que se tienen registros, un tema que ya fue clave en 2019 para generar un clima social adverso al partido de gobierno, con el que no hay duda que se volverá a lidiar este año desde un Ministerio asediado por los casos de corrupción y la voracidad del INRA, y sin olvidar que los consensos clave sobre el cambio climático han volado por los aires tras la nueva asunción de Donald Trump.

Ruiz siempre ha tenido un cálculo pausado y un buen equipo de comunicación que lo respalda, aceptar un Ministerio tan caliente como Medio Ambiente a estas alturas, cuando la mayoría ha optado por el perfil bajo o la desaparición habla bien de su personalidad, pero en cualquier caso, desde El País deseamos que la inteligencia alumbre su juicio y sus decisiones sean en conjunto las mejores para un país altamente amenazado por los fenómenos ambientales y la depredación más rastrera. Que todo sean éxitos.


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