La estrategia del litio
Vale la pena repasar nuestras propias experiencias y fracasos, socializarlos, dar la voz a los expertos y finalmente, escuchar lo que el pueblo tiene que decir
Yacimientos de Litio Boliviano (YLB) está poniendo mucho interés en socializar las bondades de los contratos de Exploración Directa de litio con Rusia y con China en esta parte final de la legislatura, seguramente porque cualquier “incentivo” al respecto pasa porque los contratos tengan validez real, para lo que necesita la aprobación de la Asamblea Legislativa Plurinacional (ALP) algo que por el momento está muy lejos de lograrse.
El paso por la comisión de Hidrocarburos y Energía fue fugaz y denunciada como fraudulenta, aun así debe superar otro informe de comisión y finalmente ir al pleno, donde ninguna de las fuerzas políticas, ni siquiera el MAS evista, con el “riesgo” que implica para su concepto soberanista, contemplan darle una victoria de esa dimensión a Luis Arce a estas alturas de la carrera electoral.
Constatada la inviabilidad del proyecto elemental con las piscinas de evaporación y la inviabilidad política del EDL, el próximo gobierno tendrá las manos libres para operar
Constatada la inviabilidad del proyecto elemental con las piscinas de evaporación y el resto de “avances” supuestamente logrados en una década de trabajo extremadamente lento, el asunto implica que el “tema litio” llegará casi como piedra libre al próximo gobierno para que básicamente tome sus decisiones sin tener contratos que obliguen a indemnizar ni nada parecido. Básicamente lo mismo que sucedió en 2019 cuando Morales tumbó el contrato con los alemanes que nunca había socializado en la recta final de las protestas y le dejó todo el margen de acción a Jeanine Áñez, que en este caso, no avanzó nada y le dejó lo mismo a Arce.
El tema es grave si se mira sobre el calendario: quince años de fracasos en la apuesta por un mineral estratégico con alta demanda mundial por ser clave en el desarrollo de la nueva industria que, aparentemente, pretende ser más ecológica. Este simple hecho debería hacernos reflexionar sobre la estrategia asumida inicialmente – desarrollo soberano – ya modificada al entender unos y otros que la tecnología de Extracción Directa exigía ya la entrada de socios internacionales que aportaran con la tecnología, y ahí está una de las claves que se deben analizar.
Bolivia es un país minero y podríamos ser potencia mundial, pero cuando se hablaba de la planta refinadora de zinc eran los años 60 y las distancias entre las potencias industrializadas y las que no eran ya grandes, pero salvables. Recién el gobierno ha aprobado una de esas consultorías para darle viabilidad.
Bolivia también extrae petróleo hace más de cien años y lleva medio siglo siendo importante para la provisión de gas en el cono sur. Se trataba de un área en la que había experiencia y tradición y además, ingresos para reinvertir y actualizar las tecnologías y dar saltos hacia la industrialización, pero se gastaron como caja chica para financiar miles de micro proyectos, se agotaron las reservas y las distancias son aún mayores.
Vale la pena repasar nuestras propias experiencias y fracasos, socializarlos, dar la voz a los expertos y finalmente, escuchar lo que el pueblo tiene que decir a este respecto. La distancia tecnológica es hoy abismal, lo que se convierte en dependencia absoluta. Proteger y aprovechar pues los recursos naturales de hoy tal vez necesiten de un lenguaje distinto que nos permita alcanzar otras metas diferentes en ese destino.