Bolivia y las metas de París
En medio de la crisis mundial de la energía, Bolivia tiene condiciones para ser alternativa y, a la vez, problemas para garantizar su corto plazo
En el contexto global actual, Bolivia enfrenta un desafío crucial: cómo equilibrar el desarrollo económico con la sostenibilidad ambiental para cumplir con las metas del Acuerdo de París en medio de una acuciante crisis por el costo de la importación de combustibles y un referéndum frustrado que pretendía acabar con la subvención. Más allá de que el presidente finalmente actúe por decreto, la necesidad de una transformación energética es imperativa, y para ello, Bolivia debe adoptar políticas innovadoras y sostenibles que permitan una transición efectiva hacia energías renovables y la eficiencia energética.
En esas, el país posee un vasto potencial para la generación de energía a partir de fuentes renovables. La energía solar y la eólica destacan como las más prometedoras debido a las condiciones geográficas y climáticas del país, pero también la hidroeléctrica tiene su papel.
La construcción de plantas solares en el Altiplano, donde la radiación solar es una de las más altas del mundo, puede generar una cantidad significativa de electricidad. Un proyecto como el Parque Solar Fotovoltaico de Oruro (mucho mayor que la planta piloto de Yunchará), que ya está en funcionamiento, debe ser replicado y ampliado en otras regiones. Este proyecto no solo proporciona energía limpia, sino que también genera empleo local y reduce la dependencia de combustibles fósiles.
La región de Santa Cruz tiene un potencial eólico considerable que aún no ha sido plenamente explotado. La instalación de parques eólicos en esta zona puede contribuir significativamente a la matriz energética del país. Un proyecto piloto podría ser el Parque Eólico Warnes, que, con una capacidad inicial de 30 MW, podría ampliarse a 100 MW en fases posteriores es interesante, pero no se puede olvidar que en Tarija hay un proyecto de estudio positivo que va para una década sin que se haya invertido en los resultados.
Por otro lado, la eficiencia energética es una herramienta clave para reducir el consumo de energía sin comprometer el desarrollo económico. Implementar políticas que promuevan el uso eficiente de la energía en los sectores industrial, residencial y de transporte es esencial.
Otro ejemplo: la certificación de edificios verdes puede fomentar la construcción y renovación de infraestructuras que utilicen la energía de manera más eficiente. Estos edificios, equipados con sistemas de iluminación LED, aislamiento térmico y tecnologías de ahorro de agua, pueden reducir significativamente el consumo energético y las emisiones de CO2.
En esto también es clave la electrificación del transporte público, otra medida que puede tener un impacto considerable. La implementación de autobuses eléctricos en las principales ciudades del país no solo reduciría las emisiones de gases de efecto invernadero, sino que también mejoraría la calidad del aire y disminuiría la contaminación sonora.
Para atraer inversiones en energías renovables y tecnologías limpias, el gobierno debe ofrecer incentivos fiscales y financieros atractivos. Estos incentivos pueden incluir exenciones de impuestos, subsidios y facilidades crediticias para proyectos verdes.
La creación de un Fondo de Inversión Verde podría proporcionar financiamiento a bajo costo para proyectos de energía renovable y eficiencia energética. Este fondo podría ser alimentado por contribuciones de entidades internacionales, ONGs y el sector privado.
Además, la transición energética también requiere un cambio cultural y educativo. Es fundamental que la población entienda la importancia de adoptar prácticas sostenibles y apoye las políticas energéticas del gobierno.
El lanzamiento de campañas de concienciación sobre el uso eficiente de la energía y los beneficios de las energías renovables puede educar a la ciudadanía y fomentar un comportamiento más responsable. Estas campañas pueden incluir talleres en escuelas, universidades y comunidades, así como la utilización de medios de comunicación masiva.
El cumplimiento de las metas del Acuerdo de París no debería ser solo una obligación internacional, sino una oportunidad para Bolivia de liderar en la adopción de prácticas sostenibles y resilientes. La implementación de políticas energéticas basadas en el desarrollo de energías renovables, la eficiencia energética, incentivos fiscales, educación y cooperación internacional es el camino a seguir. Con un compromiso firme y una visión clara, Bolivia puede no solo alcanzar sus objetivos climáticos, sino también impulsar un desarrollo económico sostenible y equitativo para todos sus ciudadanos.