Tarija y la autenticidad turística

El turismo es una inversión casi segura a ganar, sobre todo si mantenemos la esencia que hace única nuestra oferta, que es precisamente la autenticidad de la experiencia

Cuentan las crónicas del interior del país que Tarija, conocida como la "Capital del Vino" de Bolivia, es una ciudad que, además de su encanto colonial, ofrece un abanico de oportunidades turísticas que pueden impulsar significativamente la economía regional. Ubicada en el fértil valle del río Guadalquivir, Tarija es un destino con un potencial enorme, donde el enoturismo, el ecoturismo, el turismo cultural y las actividades de aventura convergen para crear una oferta turística diversa y atractiva. Hay veces que ni nosotros nos lo creemos.

Uno de los mayores atractivos de Tarija, dicen, es nuestra floreciente industria vinícola. Con un clima templado y suelos ideales para el cultivo de la vid, Tarija ha desarrollado una tradición vitivinícola única, especializada en la producción de vinos de altura y singani, un destilado de uva que es símbolo nacional. La creación y promoción de la Ruta del Vino y Singani representa una oportunidad significativa para atraer a turistas nacionales e internacionales interesados en experiencias enológicas. Las bodegas locales ya ofrecen visitas guiadas, catas y eventos especiales, pero hay margen para expandir estas actividades. Inversiones en infraestructura turística, como hoteles boutique temáticos, restaurantes con maridaje de vinos locales y tiendas especializadas, pueden convertir a Tarija en un destino enoturístico de referencia en Sudamérica.

El entorno natural de Tarija es otro de sus grandes atractivos. La Reserva Biológica de la Cordillera de Sama, con sus paisajes montañosos, lagunas de altura y biodiversidad, es un destino ideal para el ecoturismo. Las actividades de senderismo, avistamiento de aves y exploración de paisajes naturales pueden ser promovidas con mayor fuerza, aprovechando el creciente interés global por el turismo sostenible.

De igual manera, el Parque Nacional y Área Natural de Manejo Integrado Tariquía, conocido por sus bosques nublados y su fauna diversa, ofrece oportunidades para el desarrollo de un turismo de naturaleza que respete y conserve el entorno. La implementación de rutas ecológicas, programas de conservación y turismo comunitario en colaboración con las comunidades locales podría no solo atraer a turistas, sino también garantizar la preservación del patrimonio natural.

Tarija es también un bastión de tradiciones culturales, reflejadas en sus festividades, música y gastronomía. La Fiesta de San Roque, declarada Patrimonio Cultural Inmaterial de la Humanidad por la UNESCO, es una celebración que atrae a miles de visitantes cada año como ha quedado patente este mes.

Además, la música tarijeña ofrece una experiencia cultural auténtica que puede ser mejor aprovechada. Establecer circuitos culturales que incluyan visitas a museos, iglesias coloniales, y eventos folklóricos en vivo, puede enriquecer la oferta turística y fomentar un turismo cultural de calidad.

Hay otra vertiente apenas explorada: Las montañas y valles que rodean a Tarija ofrecen un escenario ideal para el turismo de aventura. Actividades como el trekking en la Cordillera de Sama, el parapente desde las alturas de Coimata o la exploración de cuevas y cascadas en la región, son algunas de las oportunidades que podrían desarrollarse más plenamente. La creación de rutas bien señalizadas, la formación de guías especializados y la promoción de estos deportes a través de paquetes turísticos, podrían atraer a un público joven y aventurero que abunda en otras ciudades como la Paz y en las grandes rutas turísticas de los Andes.

Es tiempo de no ceder ante la crisis. De concentrar los esfuerzos en aquello que realmente puede dar resultados y el turismo es una inversión casi segura a ganar, sobre todo si mantenemos la esencia que hace única nuestra oferta, que es precisamente la autenticidad de la experiencia.


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