Tarija oil, final del camino
Cien años de servicio inalterable al país, a quien le hemos entregado millones de dólares de renta petrolera, tal vez hubiera merecido una despedida más acorde
El presidente de Yacimientos Petrolíferos Fiscales Bolivianos (YPFB), Armin Dorgathen, señaló la semana pasada que tal como con el pozo Bermejo X2 inició la era de los hidrocarburos en el subandino sur, que es Tarija, cuyo rendimiento ha durado 100 años, con el nuevo pozo Mayaya – sin declaración de comercialidad, pero con la prueba de producción superada – se inicia una nueva era en el subandino norte con el departamento de La Paz como epicentro.
A más, Dorgathen dijo que al igual que los vecinos argentinos movieron las plantas de su subandino (colindante con Tarija) hacia Neuquén, más o menos lo mismo sucederá en Bolivia, donde las infraestructuras se moverán hacia el norte, la nueva cuenca descubierta y posteriormente, en la zona del Madre de Dios (y esto también lleva años en agenda).
Como quien se corrige por el exceso, indicó que todavía quedan pozos activos y de desarrollo en Tarija, citando Bermejo, Villa Montes, y algún otro, pero lo cierto es que la conferencia de prensa vino a anunciar un parteaguas con el definitivo declive de Tarija como región productora de gas en detrimento de La Paz. Alguna vez llegamos a producir el 80% del total de gas del país, en la actualidad apenas supera el 40%.
Es verdad que cien años de servicio inalterable al país, a quien le hemos entregado miles de millones de dólares en concepto de renta petrolera, tal vez hubiera merecido una despedida más acorde, más sentida, más formal. Tal vez incluso una plaquita de agradecimiento o una nueva frase emblemática que coser al escudo, como muy Leal y muy Fiel y no enterarse “por la prensa”, pero igual, sea en buena hora.
La frialdad del adiós es precisamente concurrente con el olvido sistemático de la región por parte de los ejecutivos de la Estatal Petrolera y que hoy inspira una nueva interpretación: todos sabíamos que esto tarde o temprano iba a acabar así, pero efectivamente no todos pusimos lo mismo de nuestra parte.
El cambio de prioridades de operación por parte de YPFB es sin duda una buena noticia para Tarija, que ha vivido en crisis al menos 15 de los últimos 20 años, los que han transcurrido desde que inició la bonanza a través de Margarita en 2004 hasta hoy, y donde las regalías, casi siempre han estado en declive generando cientos de problemas en la gestión de obras y, sobre todo, de expectativas.
En Tarija se conoce demasiado bien lo que es la dependencia del gas, lo que supone ordenar la vida en función de los intereses de las transnacionales, la incertidumbre que provoca la agenda mundial y el impacto de la coyuntura en el precio último del barril, y tal vez por eso ya nos hemos curado.
Cerrar esa página será sin duda un cambio trascendental para este departamento tan castigado. Es tiempo de que Tarija cierre ese capítulo y dibuje su desarrollo en función de sus propias capacidades, del desarrollo sostenible de verdad, de conocimiento, de producción limpia apoyándose en el verdadero motor de esta tierra: su gente.